En cuanto llegamos, dejé mis cosas a un lado y me dirigí a la habitación más alejada, a la que Jungkook nunca entraba, pues no había necesidad de hacerlo, era el lugar perfecto para guardar algo.
—¿A dónde vas? —pregunto mientras él se quedó viendo como desaparecía en la otra habitación.
—Voy a buscar algo —y ahí se encontraba al fondo del armario, un par de obsequios que me habían dado los amigos de Jungkook antes de partir, al igual que sus padres y una caja más grande dejado de las más pequeñas. Tomé las cajas como pude y salí de la habitación encontrándome con un Kookie concentrado en su teléfono.
—¿Y eso? —preguntó viendo lo que había puesto frente al él sobre la pequeña mesa.
—Es para ti, hay personas que se dieron cuenta de que no estarías cerca hoy, así que esto es para ti —. Jungkook comenzó a ver los obsequios que se encontraban ahí con una gran sonrisa y algo de nostalgia al abrir cada uno.
—Woow, es mejor de lo que esperaba, no llegue a pensar que esto podía pasar, es grandioso, y no sé cómo no me di cuenta de que tenías todo esto guardado.
—Bueno, no iba a dejar nada a la vista si era una sorpresa —me senté a su lado observando lo que le habían mandado —¿Cómo se siente?
—¿Qué? —dejo la bufanda que le había regalado su hermano de nuevo en la mesa.
—Tener tantos amigos, digo, yo solo tenía a Tae y Lai en Corea, aunque no creo que Lai cuente como amigo realmente.
—Nunca había pensado en eso. Pero no hay que preguntar, no podría darte una explicación clara, creo que ni yo puedo explicar como es.
—Bueno, ¿tienes tarea? ¿O podemos ver una película? —Me dispuse a preparar palomitas y Jungkook a elegir una película. Todo estaba saliendo tan bien últimamente, salvo uno que otro encuentro con Shannon y su grupo de amigas, pero ¿Dónde no habrá personas como ellas? Han crecido con ideologías de chicas perfectas donde personas como yo no están en esa lista.
Todo se estaba convirtiendo en lo que esperaba de este viaje que estaba emprendiendo, y lo que era mejor es que no estaba sola, de alguna manera había encontrado un nuevo amigo aquí en Londres, una amiga, y tal vez algunos más si comenzaba a aceptar que las personas no todas van a lastimarnos. A kilómetros de donde estaba hace unos meses solo conocen a mi padre, no podrían buscar algo de mí, bueno, al menos eso es lo que pienso yo sobre todo eso.
Volví a la sala con las palomitas y me senté al lado de Jungkook no sin antes apagar las luces —¿Qué película elegiste?
—Una que espero y te guste —paso un brazo sobre mis hombros y nos sumergimos en la película. Prestaba la mínima atención a lo que se reproducía en la pantalla al ir pasando el tiempo al igual que el chico a mi lado. Jungkook fue dejando un camino de pequeños besos desde mi mejilla hasta mi cuello causando una sensación de cosquilleo. La noche tomo un rumbo diferente después de todo, no era como había esperado terminar el día, pero sin duda no lo cambiaría, estar con él de manera más íntima era una sensación placentera.
—Sabes, este es el mejor regalo de cumpleaños —dijo mientras acomodaba un mechón de cabello detrás de mi oreja —el estar contigo es lo mejor que esta vida tenía preparado para mí.
—Es lo mejor que la vida pudo haber hecho por nosotros, dejarnos estar juntos —me acomode mejor entre sus brazos —después de haber tenido una historia juntos no quiero imaginarme el solo hecho de no haber coincidido alguna vez en esta vida.
—Que romántico es escucharte hablar.
—Te estas volviendo un romántico, ¿has estado viendo dramas otra vez?
—No arruines el momento —ambos comenzamos a reír —déjame practicar esos diálogos de novelas románticas contigo, sé que te gusta.
—Me encanta —dije tratando de no volver a reír —deberías pasar de los dramas a uno que otro libro, eso sería más romántico.
—¿Y de dónde debo sacar una buena propuesta? —gire a verlo.
—Hay muchas maneras de encontrar una declaración perfecta, puedes ver películas, esos dramas románticos que te tienen cautivado últimamente. Además, ¿para qué quieres saber eso?
—Curiosidad, imagina que algún día tenga que hacerte otra propuesta una digna de que digas que sí, mejor que la primera.
—La primera fue única, no me hubiese imaginado algo mejor que me lo dijeras frente al mar escuchando el sonido de las olas una noche estrellada.
La mañana se hizo presente, el sonido de la lluvia se hizo presente a primera hora del día, hoy tenía la oportunidad de poder levantarme un poco más tarde y todo gracias a mis compañeros de equipo, de no ser por ellos, me encontraría en la biblioteca tan temprano otra vez.
De no ser por el sonido de mi teléfono hubiese seguido durmiendo, odio las alarmas y más el sonido de las llamadas entrantes —Hola —respondí la llamada tratando de acostumbrarme al día.