Wendy se sentía nerviosa mientras caminaba por los pasillos de la oficina. Su corazón latía con fuerza y podía sentir el rubor subiendo por sus mejillas. Era otro día normal en la oficina, pero para ella, nada era normal desde que había tenido aquel sueño con Max.
Max, su apuesto compañero de trabajo, siempre había sido amable con ella, pero últimamente, cada vez que cruzaban miradas, Wendy sentía un cosquilleo en el estómago. Esa mañana, mientras revisaba unos informes en su escritorio, escuchó la voz de Max a su lado.
Los ojos de Wendy se encontraron con los de Max por un momento, y sintió una corriente eléctrica recorriendo su cuerpo. Se apartó rápidamente la mirada, intentando disimular su nerviosismo.
Días pasaron y Wendy no podía sacar de su mente aquel sueño con Max. Cada vez que lo veía, recordaba la sensación de sus brazos a su alrededor, la calidez de su abrazo. Se sentía confundida y emocionada al mismo tiempo.
…
La oficina en la que Wendy trabajaba era un espacio vibrante y dinámico, lleno de actividad y energía. Ubicada en un moderno edificio de cristal y acero, se alzaba imponente en el corazón del distrito financiero de la ciudad.
Al entrar, los visitantes eran recibidos por un vestíbulo elegante y luminoso, decorado con obras de arte contemporáneo y cómodos sofás donde los empleados y clientes podían esperar. El suelo de mármol pulido reflejaba la luz que entraba por las grandes ventanas, creando una sensación de amplitud y luminosidad.
Al adentrarse más en la oficina, se encontraba una amplia área de recepción donde los asistentes administrativos atendían las llamadas telefónicas y recibían a los visitantes. El mobiliario era moderno y funcional, con escritorios de diseño ergonómico y pantallas de ordenador de última generación.
Los pasillos estaban llenos de vida, con empleados que iban y venían, concentrados en sus tareas diarias. La atmósfera era animada y bulliciosa, con el zumbido constante de conversaciones y el sonido de los teclados.
Las áreas de trabajo estaban distribuidas en un diseño de planta abierta, fomentando la colaboración y el intercambio de ideas entre los equipos. Escritorios limpios y ordenados se alineaban en filas, cada uno equipado con una computadora de alta tecnología y suministros de oficina organizados.
En un rincón de la oficina se encontraba la sala de reuniones, con una mesa de conferencias de vidrio rodeada de sillas ergonómicas. En las paredes, pantallas de plasma mostraban gráficos y presentaciones, mientras que una pizarra blanca permitía tomar notas y hacer brainstorming durante las reuniones.
La oficina también contaba con áreas de descanso, donde los empleados podían relajarse y recargar energías. Un rincón estaba dedicado a una pequeña cafetería, con una máquina de café espresso y una selección de bocadillos saludables para disfrutar durante las pausas.
Wendy estaba sentada en su escritorio, jugueteando con un bolígrafo mientras su mente divagaba en el sueño que la había perturbado la noche anterior: Max abrazándola cálidamente, haciéndola sentir amada y protegida. Suspiró, preguntándose si alguna vez tendría el coraje de confesarle a Max sus sentimientos.
Justo en ese momento, Julia se acercó a su escritorio con una sonrisa en el rostro.
-Julia: Hola, Wendy. ¿Cómo estás hoy?
-Wendy: Hola, Julia. Bien, gracias. ¿Y tú?
-Julia: Fantástica, como siempre. Oye, ¿qué tal si vamos juntas a tomar un café? Necesito hablar contigo sobre algo.
Wendy asintió y se levantó de su silla, siguiendo a Julia hacia la sala de descanso. Una vez allí, Julia parecía nerviosa, jugueteando con sus manos mientras evitaba el contacto visual con Wendy.
-Wendy: ¿Qué sucede, Julia? ¿Todo está bien?
-Julia: Es solo que... bueno, no sé cómo decir esto, pero he notado que últimamente has estado muy cerca de Max.
-Wendy sintió que un nudo se formaba en su estómago. ¿Cómo sabía Julia sobre sus sentimientos hacia Max?
-Wendy: ¿A qué te refieres, Julia?
-Julia: Oh, vamos, Wendy. No seas ingenua. Todos en la oficina han notado cómo te mira Max, y ahora resulta que tienes sueños con él. Es un poco... sospechoso, ¿no crees?
Wendy se sintió herida por las palabras de Julia. ¿Cómo podía su supuesta amiga insinuar algo tan malicioso?
-Wendy: Julia, no sé de dónde sacas esas ideas, pero te aseguro que no hay nada entre Max y yo más que una relación profesional.
Julia bajó la mirada, aparentemente avergonzada por sus palabras.
-Julia: Lo siento, Wendy. No quería molestarte. Solo estaba preocupada, ya sabes, por tu reputación en la oficina.
Wendy asintió con resignación, sintiendo un nudo en la garganta. ¿Podría haber algo de verdad en las palabras de Julia? ¿Estaba poniendo en riesgo su reputación por un simple sueño?