El sueño de Wendy con Max era como un remanso de calidez en medio de la noche. En su mente, se encontraba en un lugar idílico, donde la luz del sol acariciaba suavemente su piel y una brisa suave susurraba entre los árboles.
En el centro de aquel escenario onírico, estaba Max. Sus ojos brillaban con una ternura indescriptible mientras extendía sus brazos hacia Wendy con una sonrisa acogedora en los labios. Sin palabras, Wendy se acercaba a él, sintiendo la atracción magnética de su presencia.
Cuando sus cuerpos se encontraban, Max la envolvía en un abrazo reconfortante. La sensación de seguridad y protección que emanaba de él era embriagadora, como si nada malo pudiera tocarla mientras estuviera entre sus brazos.
El calor de aquel abrazo inundaba cada fibra de su ser, haciéndole sentir amada y cuidada de una manera que nunca antes había experimentado. En ese momento, el resto del mundo desaparecía, dejando solo a Wendy y Max perdidos en el éxtasis de su conexión.
Cada caricia, cada susurro, parecía llevarla más allá de la realidad, a un lugar donde solo existían ellos dos y el amor que compartían. En aquel sueño, Wendy encontraba la paz y la felicidad que tanto anhelaba, sabiendo que mientras estuviera junto a Max, todo estaría bien.
….
Wendy despertó lentamente de su sueño, sintiéndose envuelta en una bruma de suavidad y calidez. Sus párpados se abrieron con pesadez, revelando la suave luz del amanecer que se filtraba por las cortinas entreabiertas de su habitación. Se sentó en la cama, pasando una mano por su cabello desordenado mientras intentaba recordar los detalles del sueño que acababa de experimentar.
El sueño era siempre el mismo: Max abrazándola con ternura, envolviéndola en un abrazo reconfortante que la llenaba de una sensación de paz y seguridad. A pesar de haberlo tenido muchas veces antes, cada vez que despertaba, el recuerdo del abrazo de Max aún la dejaba sintiendo una cálida sensación en su interior.
Con un suspiro, Wendy se levantó de la cama y se dirigió al baño para comenzar su rutina matutina. Al mirarse en el espejo, notó sus mejillas sonrojadas y la chispa de emoción en sus ojos. Se preguntó por qué aquel sueño la afectaba de esa manera, por qué cada vez que lo tenía, sentía como si su corazón estuviera a punto de estallar en júbilo.
Mientras se lavaba la cara, Wendy se detuvo un momento, sintiendo una extraña sensación en su vientre. Era como si unas grandes manos estuvieran posadas allí, irradiando una calidez reconfortante que la llenaba de una sensación de plenitud y alegría. Cerró los ojos y respiró profundamente, permitiéndose saborear aquel momento de paz y serenidad antes de enfrentar el día que tenía por delante.
Aunque no entendía completamente el significado de aquellos sueños recurrentes con Max, Wendy sabía que cada uno de ellos tenía algo especial, algo que la conectaba de manera inexplicable con él. Y mientras se preparaba para enfrentar el día, llevaba consigo la esperanza de que algún día, esos sueños se convirtieran en realidad, y pudiera experimentar la calidez de los abrazos de Max no solo en sus sueños, sino también en la vida real.
…
Días pasaron y Wendy de nuevo no podía sacar de su mente aquel sueño con Max. Cada vez que lo veía, recordaba la sensación de sus brazos a su alrededor, la calidez de su abrazo. Como siempre se sentía confundida y emocionada al mismo tiempo.
Una tarde, mientras ambos compartían la pausa del café en la sala de descanso:
- Wendy: Max, ¿puedo hablarte un momento?
- Max: Claro, ¿qué sucede?
- Wendy: Es algo un poco extraño, pero... ¿alguna vez has tenido un sueño que te ha hecho sentir... diferente?
Max arqueó una ceja, intrigado por la pregunta de Wendy.
- Max: Supongo que sí. ¿Por qué lo preguntas?
- Wendy: Es solo que... tuve un sueño contigo hace unos días, y desde entonces no puedo dejar de pensar en ello.
Max la miró con atención, tratando de comprender lo que ella estaba tratando de decir.
- Max: ¿Y qué fue lo que soñaste?
Wendy, sintiendo un rubor en sus mejillas, titubeó un momento antes de responder.
- Wendy: Soñé que estabas abrazándome, y... me sentí tan feliz y protegida.
Max la miró con suavidad, y Wendy pudo ver una chispa de reconocimiento en sus ojos.
- Max: Wendy, yo también he sentido algo diferente últimamente. No puedo dejar de pensar en ti.
El corazón de Wendy dio un vuelco al escuchar las palabras de Max. Sin poder contenerse más, dio un paso hacia él y lo abrazó con fuerza.
- Wendy: Max, ¿podría ser que... nos estemos enamorando el uno del otro?
Max sonrió y la abrazó aún más fuerte.
El abrazo de ambos selló un nuevo comienzo, lleno de emociones y posibilidades, mientras el resto de la oficina seguía con su rutina ajeno a la historia de amor que acababa de comenzar entre dos de sus empleados.