No soy capaz de verme con tus ojos,
soy capaz de sonreír con suturas en mis mejillas.
Aunque aquí estás, y tenga fuerza para bailar,
me siento tan distinta,
quiero ser igual.
Mírame, mírate,
te lo ruego.
Quiero ver en el espejo
a esa mujer bonita, a esa chica inteligente,
como me describen, capaz de todo.
Pero veo un cristal roto.
Mis mejillas no son rosadas,
mi pelo no es liso,
no tengo talentos y soy una carga,
soy insuficiente e inestable,
mi voz es masculina
y no aprendo nada con facilidad,
aunque lo olvido a gran velocidad
y me confundo cien veces al día.
Mis labios no son rojos
¿Quién piensas que soy?
Puedo ser mucho menos, puedo ser mucho más,
pero soy esto,
y no quiero cambiar.
Mis labios no son rojos,
me crees de tal manera,
susurro, susurro.
¿Cuántas veces te han juzgado?
¿Cuántas veces te ha importado?
¿Cuántas veces dudaste?
Suelta ese ego y podrás ver
las inseguridades que los demás tienen
y que alimentas siendo idiota,
mintiendo y disfrazando la verdad.
No me conoces, no te conoces,
¿Quién eres para decir quién soy?
No te atrevas a hablar sin saber.
Estás solo, como un niño
que es marginado.
Estás asustada, en una cama mojada.
Sueltas excusas para tapar la moraleja.
Mis labios no son rojos,
tus miedos no son reales,
sal de esa cueva y respira aire,
deja de imaginar el mundo,
para verlo tal como es.