¿Cómo quieres que te perdone
después de cómo trataste?
Solo no puedo compadecerte.
Me pisoteaste y con una risa te alejaste.
Pero ahora no puedo dejarte caer…
Estoy harta
de perdonar gente equivocada,
de darte una mano
y cuando te necesito me des la espalda.
Pero ahora simplemente no te puedo ver como una enemiga…
Porque si me necesitas,
si estás a punto de pisar vidrios descalza,
no tengo motivos por los cuales debo dejarte herida atrás.
Porque si te pegan,
porque si te acosan,
porque si nadie te cree
no importa que seamos diferentes
o me hayas tratado mal.
No eres mi enemiga.
¿Qué clase de mujer sería
si dejo morir a las de mi especie?
Dejemos el drama, no te dejaré sola.
Si tú lo has decidido, por mí está bien.
Estoy harta que finjan que no escuchan,
de que nos digan “la culpa es tuya”.
Por eso si hoy lloras
nuestras diferencias no importan.
Porque si te maltratan,
porque si te insultan,
porque si nadie se interpone,
¿Quiénes son para detenernos?
Porque aunque nos hayamos dividido,
porque aunque ni siquiera sabemos nuestros apellidos,
no te voy a juzgar, te voy a apoyar.
Porque si te tocan
por ti voy a pelear.
No eres mi enemiga.
Porque tus denuncias llenas dicen que están vacías.
Si no nos ayudamos entre nosotras,
¿quién lo hará?
Perdona mis palabras,
perdonaré tus palabras.
Si nos enfocamos en lo que importa
es que estés viva.
Si hoy necesitas una mano
y todos te corren el brazo,
estaré a tu lado.
Si me has faltado no importa
no me vengaré porque me hayas tratado mal.
No eres mi enemiga.