Absurdamente verdad

Capítulo 12

Abrí los ojos con algo de dificultad esa mañana. Los tenía algo irritados por la noche anterior, y no pude deshacerme de mi cara de mal humor, incluso cuando lavé mi rostro con agua fría.

Escuché sonidos desde la cocina, donde supuse que mi madre estaba cocinando, así que evité ir allí y encontrarme con ella. No sabía como enfrentarla, qué decirle, o como actuar. No estaba segura de si ella me había visto la noche anterior tampoco.

Solo esperaría a que las cosas volvieran a ser como antes.

Vas a ir al cumple de Valentin??

Sandra me había enviado un mensaje hacía ya un par de horas, y yo lo vi cuando regresé a mi habitación después del baño.

Había olvidado completamente el cumpleaños de su hermano menor. Y aunque ese día había tenido planeado estar en cama todo el día, no podía simplemente no ir.

Si, claro!

Instantáneamente comencé a pensar cosas que se le regalarían a un niño que cumpliría siete años. Tal vez algún juguete bastaría.

Al ver que mis ahorros, aunque no eran demasiados, habían sido derrochados en vano la noche anterior, me rendí y fui a pedirle algo de dinero a mi madre.

Ella me recibió con una sonrisa de oreja a oreja en la cocina, donde estaba cortando unos espárragos.

-¿Así que quieres dinero para comprarle algo a Valen?-Habló apuntándome con un cuchillo.

-Si... ¿podés bajar eso?-Dije apuntándolo, lo hizo silenciosamente y cambió su expresión a una más seria sin quitarme los ojos de encima.

-¿Va a ir Carlos?-Preguntó, dejándome sin palabras. No supe qué responderle ya que me tomó completamente por sorpresa que me hablara del ex de Sandra.

-¿No? Él y Sandra terminaron creo...-Dije torpemente mientras pestañeaba mil veces por segundo. Ella me miró con reproche, y supuse que con esta pequeña charla ya se había acomodado todo entre nosotras, o algo así.

-Celeste, creo que...-Comenzó a hablar dando un paso hacia mi, como si quisiera tratar ese tema conmigo, cosa que se supone que no tengo nada que ver con eso.

-No pasa nada, má... ¿vas a darme dinero?-Dije cortándola. Ella suspiró y quedó viéndome, tal vez debatiéndose en si debería comenzar una nueva discusión conmigo. 

Se alejó de mi en busca de su bolso y un minuto después regresó.-Esto debe bastar.-Me dió el dinero y siguió cortando espárragos.

 

 

Quien diría que sería tan difícil encontrar alguna juguetería abierta por la mañana. Terminé por comprarle un par de walkie talkie's con un estampado de camuflaje. 

Después de volver a casa y cambiar mi ropa y declinar almorzar junto a mi madre que me miró con un leve enojo pero no dijo nada además de un "lo dejaré en la cocina, cuando quieras come"; me dirigí a la casa de Sandra, donde sabía que ya había comenzado el cumpleaños, ya que lo iban a hacer temprano en la mañana para que todos sus parientes.

Cuando golpeé la puerta me recibió Sandra con un vestido de tirantes, aunque hiciera algo de frío. Al entrar noté toda la decoración de color rojo y blanco, con algunas figuras del hombre araña en puntos cruciales.

-Están todos en el patio trasero porque aca no ibamos a entrar todos.-Se rió mientras me llevaba al patio, en el que había una enorme mesa donde estaban sentados sus abuelos, tíos y primos. Saludé a todos y después me fui a buscar a Valentín, quien estaba correteando con unos chicos más.

-Feliz cumpleaños, esto es para vos.-Dije después de abrazarlo y darle el regalo. No se vió muy sorprendido con el regalo, pero al menos fue bastante educado al sonreirme y darme las gracias.-Lo detestó.-Dije riendo a Sandra que se acercó a mi conteniendo su risa.-¿Cómo estás con lo de...?

-Bien, solo no lo menciones, no quiero arruinar el día.-Me interrumpió y sonrió.

-¡Celeste! Tanto tiempo, pensé que nunca más nos íbamos a ver.-Habló Kiara, la tía de Sandra, que aunque nos doblara la edad, pretendía que vivíamos en la misma etapa de la vida y trataba de hacerse amiga mía a toda costa, aunque ha decir verdad eso no me molestaba del todo ya que era una persona bastante amable, pero no era del todo confiable.

-Sí... ¿cómo has estado?-Le pregunté tratando de mantener la distancia, como siempre, pero obvio ella no permitiría que eso existiera. Pasó su brazo sobre mis hombros.

-Yo bien, gozando la vida, como tiene que ser, ¿vos?

Abrí la boca para responderle, pero Martín, su hijo, que sí tenía nuestra edad, se acercó.

-Mamá, dejá a Celeste en paz.-Dijo entre risas y me miró a los ojos. Martín era el primo más lindo que Sandra tenía. Rasgos un poco delicados, era delgado y alto; su voz era suave, cabello negro al igual que sus ojos, y tenía la piel color oliva.

-No está haciendo...-Comencé.

-Callate, anda a jugar con Valentín.-Me interrumpió, y lo que dijo hizo que levantara las cejas ante la sorpresa. Sin saber como actuar le envié una mirada de ayuda a Sandra, que inmediatamente la captó y me ayudó a deshacerme de ella.



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En el texto hay: diario, relatos de la vida

Editado: 14.04.2019

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