Acacia

III

 –Ella era verde y yo tomé la costumbre en combinar amarillo y azul – termina de leer el poema Meg –. ¿De qué crees que trate, El? – me pregunta.

–De amor, seguramente. Muchos escritores escriben sobre el amor. Supongo que es la mayor fuente de inspiración – le respondo, comiendo una galleta con mermelada que nos ha traído Mary.

–El autor es anónimo, es una lástima. Es un poema muy lindo, y creo que el autor debe de ser reconocido por su gran habilidad.

Asiento y tomo otra galleta. Megan sigue con la mirada perdida en la portada del libro, como intentando descubrir quién ha sido el responsable de escribir una línea tan bonita.

–El, ¿puedo preguntarte algo? – Megan alza la mirada hacia mí y me limpio el residuo de la galleta antes de responder.

–Lo que sea.

Megan duda. Como si lo que está pensando preguntar estuviera mal. Como si la fuera a reñir. Al final, susurra;

–¿Alguna vez te has enamorado? – eso me toma desprevenida, por lo que me tardo en responder.

–No, nunca lo he hecho – respondo, y sé qué es así.

–¿Nunca? Cuando tenía quince pensaban que Will y tú tenían algo – confiesa. Arrugo el entrecejo un momento y luego me echo a reír. Megan muestra su disgusto a mi diversión.

–Por supuesto que no, Megan. Entre Will y yo no hay nada, nunca lo habrá. Solamente somos amigos, nunca hemos involucrados sentimientos – aclaro, por si tenía la duda.

–Hubiera sido gracioso juntar ambas naciones – arruga la nariz.

–No me imagino cómo podría haber salido eso – rio.

Megan tarda unos momentos en volver a hablar, pero lo vuelve a hacer.

–¿Tú crees que el amor es como lo marcan los novelistas? – Megan ha dejado el libro a un lado, y ahora me ve fijamente.

Tardo unos segundos en responder, analizando mi respuesta.

–Creo que el amor es algo difícil de encontrar, y cuando lo encuentras tienes que cuidarlo. No creo que el amor sea capaz de todo, como dicen los libros. A veces amar puede ser desgarrador. Incluso amar puede salir mal, Meg – es lo que digo.

–¿Hay personas que sufren por amar? – pregunta Meg, en un susurro.

–Supongo que sí – respondo en el mismo tono, con la mirada perdida.

Estoy a punto de hablar de nuevo, de convencerla que no necesariamente amar deba de salir mal. Que a veces amar puede ser un acto valiente y si tenemos suerte, pueda ser de las cosas más bonitas que podamos sentir. Pero justo en ese momento, Mary entra a la habitación y nos dice que me están esperando en la sala principal para la elección de institutrices. Megan se levanta y se dirige a su cuarto. En cambio, yo, sigo a Mary. 

En la sala, mi madre está sentada en la silla de en medio, Mary se dirige a su lado derecho, por lo que yo voy al izquierdo. Frente a nosotras, hay por lo menos, veinte mujeres diferentes, esperando ser parte de las personas que trabajan cerca de la familia real. 

Alzo la mirada, intentando encontrar una de color verde oliva, sin embargo, no está por ninguna parte.

–Primero, la princesa Elaine Gwest tendrá una plática con cada una de ustedes, para intentar conocerlas un poco. Luego, yo les haré unas preguntas. Y, por último, serán elegidas. El proceso de elección puede tardan unas cuantas horas, sin embargo, puede que se les notifique que fueron seleccionadas días después – Mary explica, y todas asienten, incluida mi madre y yo –. Bueno, sin más que agregar, comencemos.

Mary se acerca a mí y me da la orden de dirigirme hacia el sillón que está en el fondo de la sala. Supongo que es para que la plática que tenga con cada una de las chicas que se están postulando sea privada.

Una vez que estoy sentada en el sillón, Mary acompaña a la primera chica que está formada y la dirige hacia mí. Mary la deja conmigo y yo le hago una seña para que tome asiento a mi lado. La chica se sienta, viendo hacia todas partes porque seguramente está nerviosa. Le sonrío, intentando tranquilizarla. 

–¿Cómo se llama? – le pregunto.

–Jesse, su majestad – contesta de manera automática.

–Dime, Jesse, ¿en qué podrías apoyarme?

–Puedo enseñarle repostería, al igual que apoyarla en el baile, que se me da de maravilla si me deja agregar – hace una inclinación con la cabeza, demostrando respeto.

–Maravilloso, Jesse. Estoy segura que se nos será de mucha utilidad – le aseguro.

Cuando terminamos, le doy una sonrisa, la misma que les ofrezco a las otras cinco chicas que siguen después de Jesse. Es justo cuando termino con la quinta chica, cuando la puerta es brutalmente golpeada. Mary se levanta de inmediato para ver quién es. 

Cuando Mary abre la puerta, unos cabellos negros aparecen en mi campo de visión.

–He llegado tarde, mil disculpas. Vengo a la elección de institutrices – Habla la chica, que, por la voz, reconozco como Aysel.

Me paro de inmediato para poder verla, y mi movimiento hace que ella alce su mirada y la pose sobre mí. Le sonrío de inmediato, pero ella vuelve a mirar a Mary, ya que comienza a hablar.

–La prueba comenzó hace treinta minutos, señorita. Lamentablemente ya no se nos puede unir – comenta Mary, despectivamente.



#11977 en Novela romántica

En el texto hay: reinos, girlxgirl, romance

Editado: 29.01.2023

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