Academia Aether

Capítulo 2: La vil traición

Después de una pesada y tormentosa noche, el esplendoroso Sol dio paso al amanecer, despejando todas las nubes grises; un día soleado y normal era lo único que se presentaba. Wind despertó relajada, las malas emociones se habían ido por completo y nada le impediría tener un día de diversión con sus amigos. Lo primero que pensó al poner el primer pie en el suelo fue en ir a la guarida para esperarlos o para encontrarse con ellos; pues lo más seguro era que se encontraran allá en ese momento, así que se puso de pie, se estiró y procedió a peinarse su hermoso cabello. Se colocó otras botas de cuero, un pantalón blanco y una camisa de cuero marrón; la vestimenta típica de Rangeus. La chica, una vez más se observó en el espejo, sosteniendo mentalmente su nueva firme convicción: Controlar sus emociones.

En su rostro veía diminutas imperfecciones, y por breves segundos se turbaba debido a cortas crisis emocionales al meditar sobre su enfermedad; era algo difícil de superar. Aun asi, dio un suspiro de determinación para luego girar la áspera perilla de la puerta de la habitación, y salir a la sala de estar. La húmeda luz del amanecer penetraba las ventanas y golpeaba la cara de la muchacha, haciendo que sus ojos miel irradiaran con mucha más potencia. La tía entonces salió de la cocina con un plato de comida y té para que su sobrina desayunara; los colocó en la mesa dándole los buenos días, pero se sorprendió por su vestimenta.

—¿Tan temprano vas a salir? —Le preguntó—.

—Sí, ayer no hicimos lo que pretendíamos hacer, así que lo terminaremos hoy.

La tía arquea sus labios en señal de rechazo y agrega: —Bueno, solo no te metas en problemas, y desayuna antes de irte.

Pero Wind inmediatamente agarra la perilla de la puerta para salir justificándose:

—Comeré cuando regrese tía, ellos me están esperando.

—¿En serio Wind? ¿Tanta prisa llevas?—

La joven, sin soltar la perilla vuelve a irritarse —Tía, ya hablamos de esto. Comeré cuando regrese, no tardare mucho.

—Está bien, te estaré esperando —entonces toma un pañuelo de su bolsillo y con el cubre la comida—.

—Gracias.

Wind abre la puerta con la intención de salir; pero lo que encuentra del otro lado es bastante inesperado y desagradable. Un Guardia armado con su lanza se hallaba esperándola afuera. Un escalofrió recorrió el cuerpo de la chica desde su abdomen hasta su cabeza, sintió que su corazón palpitó con más velocidad; y el aire se le había ido; incluso su piel se hizo más clara.

—¿Usted es Wind? —Preguntó el guardia. La chica, sin saber que responder, actuó evasivamente: —¡No soy yo!

—¿Wind, quién es? —Preguntó la tía acercándose a la puerta—. ¿Porque tanto alboroto?

—¡Nos han mentido! —Gritó el Guardia dándose la vuelta para apuntar con su lanza a los muchachos que estaban a las afueras de la casa, rodeados de otros guardias; los amigos de Wind—.

—¡No les hemos mentido! ¡Si es ella! —Gritó uno de esos muchachos asustado—.

—¡Nosotros la conocemos y la vimos robarse el cofre ayer! —Indicó otro—.

El Guardia vuelve a mirar a la chica, y dándose cuenta de que la tía la acompaña; le pregunta a ella:

—Señora, ¿Esta niña se llama Wind?

La tía mira un momento a su sobrina y devolviendo la mirada al Guardia ingenuamente le contesta:

—Sí, es mi sobrina, ¿qué está pasando?

Inmediatamente el Guardia actúa con violencia y esposa a la chica; empujando a la tía haciéndola caer.

—¡Te tenemos ladrona!

—¡¿Pero qué demonios está pasando?! —Gritó la tía levantándose desapaciblemente y con una ira que turbaba su razonamiento—.

Wind, entonces es movida en contra de su voluntad por el Guardia hasta la calle, incitando asi, a que todos los vecinos salgan de sus casas o echen un vistazo de lo que sucede desde sus ventanas; susurrando cosas, dando conclusiones precipitadas y murmurando soeces carentes de sentido. Los amigos de la chica solo observan aterrados la situación, pero no la defienden ni se acercan a ella a pesar de que la mueven a la fuerza. —¡Suéltenme! —Grita ella inútilmente una y otra vez—.

—¡Traigan el carruaje! —Ordena un Guardia a los demás guardias ahí reunidos; aparentemente de mayor rango y el que dirige este operativo—. Inmediatamente un carruaje impulsado por dos hercúleos y blindados caballos aparece, pero lo que estos caballos hacen mover no es un pequeño interior con lujos; sino una jaula. La tía al ver esos animales llegar se sobresalta y corre hacia su sobrina




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