Todos los grupos élite de guardias y los profesores descendieron al plano conflagrado de lo que antes era el pequeño pueblo para los estudiantes. La Profesora hemomante que había detenido la pelea entre los dos chicos de antes les había avisado; se encontraba ahí también, con una expresión de sorpresa y una sospechosa sonrisa casi macabra, pero a todos les hacía indiferencia. Cada élite es un ejército de guardias de cada manipulación, existe una elite pyromante, una cryomante, otra necromante, etcétera. En ese momento estaban todas ahí reunidas, pero no con todos sus miembros; ciertamente ni el cinco por ciento. El viento soplaba las cenizas y el humo de todo lo que había sido quemado por Phobus. Absolutamente todo quedó hecho nada; el lugar era iluminado solo por las luces de la Academia y las alas de los allí presentes. Estos, sorprendidos y aterrados observaban el lugar; no podían creer que en tan poco tiempo alguien haya sido capaz de destruir todo el pueblo.
—¡Señorita Kathlemi! ¡¿Cómo explica esto?! —Le pregunta el Profesor de Manipulación a Kris; muy enojado—.
—Me enfrenté a Phobus y el hizo esto atrocidad —le responde ella dándole la espalda, sin mostrar ningún remordimiento o emoción; una indiferencia asombrosa—.
—Sabemos que Phobus estuvo aquí, ¿pero usted? ¿Enfrentársele? Como es eso posible, cuéntenos la versión real de lo que pasó, este asunto es gravísimo, nunca ha sucedido algo así en la historia de la Academia.
La chica se queda en silencio un momento, suspira y se da la vuelta mostrando todas las heridas, quemaduras, moretones y prendas de vestir rasgadas a causa de la pelea. Todos se sorprenden de golpe y el Profesor se queda sin palabras...
—Logré enfrentarme a Phobus... y derrotarlo, pero el escapó. Incluso mí armadura fue destruida en su totalidad. —Verdaderamente la armadura blanca de Kathlemi había perdido su brillo, se hallaba sucia de cenizas, con abolladuras, grietas, rayones y algunas piezas estaban partidas revelando piel desnuda o tela manchada con sangre.
El Profesor se halla boquiabierto, la chica demostraba haber tenido una terrible pelea. Recobrando el aliento y tragando saliva, le dijo:
—Se me hace muy difícil creer eso, está metida en un serio problema, un gran problema.
Repentinamente interfiere la Profesora drapoda que dicta la clase de Vuelo, diciendo:
—Phobus... el Señor del Fuego Phobus... ¿cómo logró escapar del Bastión de los Invencibles?
—Una mejor pregunta sería ¿cómo logró atravesar el campo de fuerza de la Academia? Creo que tenemos a un vil traidor entre nosotros —añade el Profesor de Historia—.
De repente llega la coordinadora Lizx con sus alas de luz; aterriza donde están los maestros, mira rápidamente el panorama y dice: —Que fúnebre escenario. He escuchado sus palabras, ese no es el problema principal. El verdadero problema es ¿dónde vivirán los estudiantes ahora? Casi todos los lugares fuera del campo de fuerza son peligrosos.
—Nos tocara iniciar campaña de reconstrucción... y a los estudiantes, enviarlos a sus tierras por un tiempo —dijo el Profesor—.
Kris al escuchar eso abrió los ojos de la sorpresa para exclamar: —¡¿Enviarnos a nuestras tierras?! ¡Eso es una locura!
Lizx la mira y responde con un deje pacifico: —Al fin y al cabo, el que toma la decisión final en situaciones como estas es el director, pero creo que sería lo más viable —la mujer de repente cambia su actitud a una de molestia—. Pero, ¿cómo es posible que ese monstruo haya entrado aquí? Y Sight, ¿cómo te le enfrentaste? ¡Es un teniente del Nether!
La muchacha, es presionada por las miradas penetrantes de los directivos allí reunidos; mira a cada uno de ellos, incluso a la Profesora hemomante que en ese momento se mostraba descontenta, todos esperaban una respuesta. Kathlemi sabe que haber bebido la sangre de ese dragón estuvo mal, no puede decírselo a nadie, podrían incluso expulsarla o confinarla en una mazmorra. Sus ojos habían vuelto a ser blancos hace un tiempo. Así, después de haber mirado a cada uno de aquellos que la observaban, posó su atención sobre los casi igualmente exánimes ojos de Lizx, estos eran de un color amarillo extremadamente pálido; casi llegando al blanco, y perforaban el alma de la muchacha con su apariencia inanimada.
—¿No nos responderá señorita Sight? —Preguntó la Profesora de Vuelo levantando una ceja, como si el silencio de la interrogada fuese una falta de respeto—.
Lizx seguía mirándola, con su ceño bastante fruncido.
—Responderé —murmura Kathlemi apretando su puño—. Vi a ese monstruo entrar por...
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Editado: 16.09.2018