Todos observaban hacia arriba con asombro y suspenso; cuando de repente una flecha salió disparada desde la cubierta del barco, era una flecha de fuego. En su camino para llegar hasta aquella nube de gas verde, emitía un fuerte sonido de silbido, y dejaba una trayectoria llameante mientras se movía; dejando asombrados y confundidos a todos aquellos que la veían.
—¡¿Quién demonios son ellos?! —Preguntó Huesonegro encima de su draco alejándose de la nube, ya que esta le bloqueaba la visión. Una ira proveniente de la desesperación lo desbordaba—.
La flecha entonces hizo contacto con el gas... lo que sucedió a continuación fue terrible. Una gran e intensa explosión de luz caliente cegó la vista de todos los miembros del Aether e incluso los hizo caer al suelo y el estruendo los dejo sordos por unos segundos. Así mismo, las catapultas se destruyeron por la invisible y poderosa onda de choque, el cielo se despejó y la luz iluminó todo el lugar haciéndolo brillar como el mismo Sol. Cuando la explosión pasó, los guerreros volvieron a abrir los ojos y a levantarse, se los frotaron un poco por el efecto del destello para así admirar lo que realmente había pasado: Aquella nube de gas, se había transformado en una altísima y extensa muralla de fuego, en un auténtico infierno. Las cenizas junto con el humo de los necrófagos y los huesos de los esqueletos rápidamente inundaron el ambiente; oscureciéndolo un poco. No se podía ver absolutamente nada a través de esta gran pared ardiente. Su calor, era abrasador aunque se halle relativamente lejos de los Aetherianos.
Todos ellos estaban paralizados de la emoción y la confusión del momento, pero aun así no sabían que hacer ahora, Huesonegro se encontraba del otro lado. El Comandante, sonriendo y observando el barco en el aire pensó: —Quienes sean, están de nuestra parte, y eso es lo importante —entonces regresó a su expresión de seriedad para ordenar a las tropas de artillería apuntándoles con su espada—. ¡Artilleros! ¡Llegó el momento de poner fin a esta batalla! ¡Envíen a los Arbocenizos!
Enseguida obedecieron sus órdenes y transportaron los carruajes donde tenían a estos esbirros hasta la primera fila, donde procedieron a abrir sus jaulas. En un principio se tenía planeado lanzarlos desde las catapultas, pero estas fueron destruidas.
Los Arbocenizos salieron y a una gran velocidad se movilizaron hasta más allá de la gran muralla de fuego, donde comenzaron a atacar a los necromantes que habían invocado aquel ejército. Con sus raíces de fuego los amarraban y atravesaban haciéndolos sufrir, o les vomitaban llamas para matarlos más rápidamente; todos murieron poco a poco.
Huesonegro viendo que ahora esas criaturas irían tras él, les disparo una gran cantidad de rayos hemomanticos desde sus dedos eliminándolos a todos por completo, a pesar de eso, nadie del bando del Aether sabía que estaba sucediendo del otro lado; así que solo estaban a la expectativa.
—¡Maldito Aether! ¡Malditos aliados! ¡Nadie evitara la llegada del Maestro! —Gritó Huesonegro con gran ira y desesperación—. ¡Jinetes De Acero! ¡Entren a la batalla! ¡Destruyan esa embarcación!... ¡Gigantes! ¡Ataquen a su ejército!
Entonces los exodracos corruptos montados por jinetes del Nether alzaron el vuelo emitiendo sonoros aullidos y gruñidos de dragón; estos poseían una carga de bombas en su lomo, las cuales sus jinetes podían lanzar desde el aire. Soportando el gran calor, sobrevolaron encima del muro de fuego en dirección al barco mientras que los gordos gigantes lo atravesaban sin ser afectados gracias a sus gruesas armaduras. La nave entonces comenzó a rotar hasta ponerse de costado, para de esta forma abrir las escotillas laterales de los cañones y a la vez abrir fuego a los exodracos que se acercaban. También, desde la cubierta muchas flechas procedieron a ser disparadas.
Varios de los jinetes caían antes de alcanzar el barco debido a ese contraataque. El Comandante también estaba atento a cada cosa que sucedía, así que estableció un orden: —¡Pyromantes! ¡Disparen a los jinetes! ¡Todas las demás manipulaciones pasen a la primera fila y ataquen a los gigantes! ¡A la carga! —Entonces emprendió a cabalgar para pelear cuerpo a cuerpo contra esos enemigos. La Elite Pyromante y los estudiantes pyromantes, comenzaron a lanzar orbes de fuego al cielo para derribar a los jinetes, al parecer Alba era la única que conocía la técnica de las Pyrobombas, razón por la que ella derribaba muchos más. Sin embargo, eran muchos los jinetes; lograron ubicarse encima del barco para bombardearlo principalmente en el gran globo y en las hélices que lo hacían mantenerse en el aire, así que unos cuantos segundos después este comenzó a descender rápidamente.
—¡Todos aléjense de ahi! —Gritó el Comandante al ver que el navío flotante aplastaría a muchos guerreros. De inmediato todos los que estaban allí despejaron la zona y este impactó con gran fuerza contra el suelo, levantando una gran nube de polvo grisáceo y marrón. Huesonegro, que se encontraba sobrevolando en su dragón, desde lejos comenzó a reírse a carcajadas: —¡Asi es como se hace la guerra! —Exclamó vanagloriándose—.
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Editado: 16.09.2018