Academia Arcana De Astraelis: Los Lazos Que Nos Unen

Capitulo 4: El secreto de la biblioteca

(Perspectiva de Oliver)
Estaba en la cocina preparándome un sándwich de jamón y queso, cortando cuidadosamente el pan cuando escuché pasos acercándose. Levanté la vista y vi a Mateo entrar a la cocina, frotándose los ojos como si acabara de despertar de una siesta.

-Hola, Oliver -dijo bostezando ampliamente, estirando los brazos por encima de su cabeza- Apenas es el primer día y ya quiero vacaciones.

Me reí, sintiendo la misma sensación de agotamiento mezclada con emoción.

-¡Hola, Mateo! ¿Cómo estás?

Mateo se encogió de hombros, acercándose al refrigerador para sacar una botella de agua.

-Como siempre, Oliver. Por cierto... dijiste que me ibas a contar por qué terminaste en la enfermería, así que cuéntame. Soy todo oídos.

Sonreí, recordando que le había prometido contarle todo.

-¡Está bien! No lo vas a creer. Todo inició...

Le conté detalle por detalle todo lo que pasó y me sucedió en la clase de Química con Samuel y Christopher. Le describí cómo Samuel comenzó a hablar conmigo mientras echábamos la sangre de Abbyttus estelar, cómo nos distraímos mutuamente, la explosión morada que nos cubrió a los tres, y el regaño del profesor Andrés. También le conté un poco sobre cómo me fue en la clase de Entrenamiento -la batalla contra Daniel, cómo cubrí todo el campo con mis plantas, y cómo finalmente perdí cuando él se transformó en fénix y quemó todo-, y finalmente le dije que me disculparía hoy con Christopher en la biblioteca.

Mateo me escuchó atentamente, sus ojos morados ampliándose con cada detalle. Cuando terminé, silbó impresionado.

-Wow... qué bienvenida tuviste este primer día -dijo con una sonrisa juguetona- Pero no te preocupes Oliver. No tenías que sofocarte tanto por eso y más aún que te disculparás con el chico que se llama Christopher

Suspiré, sintiendo el peso de la culpa todavía presente en mi pecho.

-Es que no podía quedarme de brazos cruzados ya que no fue culpa de él. Fue mía y del idiota de Samuel...

Mateo levantó una ceja, su sonrisa volviéndose más pícara.

-Vaya... se nota que le tienes mucho odio. Qué irónico, ¿no? Y pensar que estabas rojo como un tomate cuando lo viste ayer por primera vez.

Me sobresalté, sintiendo cómo el calor subía a mis mejillas.

-¡YO NO ESTABA ASÍ! -protesté, tal vez demasiado fuerte- Y lo peor es que no sé cuál es su problema. Solo se puso así por mi forma de ser. No sé cómo lo soportaré por el resto del año.

Mateo se acercó, apoyándose en el mostrador con esa expresión de "yo sé algo que tú no sabes" que siempre ponía.

-No te preocupes, Oliver. Con el tiempo de seguro ambos se harán muy cercanos. ¿No has escuchado la frase de "los que se pelean se aman"?

Me puse más nervioso, mis manos temblando ligeramente mientras intentaba terminar mi sándwich.

-¡No sé de qué estás hablando, Mateo! Además, él no es mi tipo. Es demasiado arrogante e inmaduro.

Mateo giró los ojos con diversión, claramente sin creerme ni una palabra.

-Está bien, Oliver. El tiempo lo dirá -dijo sonriendo, esa sonrisa que significaba que no iba a dejar el tema tan fácilmente- En fin, quiero conocer a ese tal Christopher... Nunca lo había visto en esta academia.

Asentí, terminando de preparar mi sándwich.

-Si quieres, puedes acompañarme a la biblioteca con Gabriel y Charlotte. Así los cuatro lo veremos.

Mateo suspiró, y por primera vez detecté un toque de decepción en su expresión.

-La verdad me gustaría ir, pero estoy ocupado. Le prometí a una amiga que me reuniría con ella. Pero cuando vuelvas, ¡cuéntame todo!

-Está bien Mateo.

Mateo me dio una palmadita en la cabeza, desorganizando mi cabello marrón teñido.

-¡Nos vemos luego Oliver!

Salió del departamento, dejándome solo con mis pensamientos. Ay Mateo es tan agradable. Me hubiera encantado que nos tocara en el mismo salón
Igualmente ¿qué hora es?

Miré mi celular y noté que eran las 4:46 PM. Qué bueno, aún es temprano. Pude bañarme y alistarme temprano, así que solo tengo que esperar a que sean las 5.

Fui a mi habitación con el sándwich en mano, comiendo mientras caminaba. Me miré en el espejo del baño y noté que las puntas naranja y rojas se notaban más, contrastando visiblemente con el marrón artificial. Después tendré que ir a comprar el tinte marrón. Mañana, cuando estemos haciendo el video de Historia, le pediré a Gabriel y Charlotte si me quieren acompañar.

Me comencé a peinar, pasando el cepillo por mi cabello mientras mi mente divagaba. Recordé la batalla que tuve con Daniel hoy. Cuando él se me arrodilló, me agarró del mentón y puso una expresión extraña cuando me miró... Tal vez haya sido por mi cabello natural. Aunque no entiendo por qué se sorprendió. También los elfos pueden tener ese color de cabello. Pero mejor no le daré importancia.

Pasaron los minutos lentamente. Revisé mi mochila para asegurarme de tener todo lo necesario, organicé un poco mi escritorio, y finalmente miré el reloj nuevamente: 4:55 PM. Decidí ya irme.

Como ya tenía todo listo, solo guardé mi celular en el bolsillo de mi pantalón y salí del departamento. Buloj, el conejo alado de Mateo, me miró desde el sofá con sus ojos rosados mientras yo cerraba la puerta.

Comencé a caminar por los pasillos de la residencia, viendo a mi alrededor. Algunos estudiantes pasaban conversando, otros volaban por encima usando sus alas, y otros simplemente se dirigían a sus habitaciones. El campus se sentía más tranquilo ahora que las clases habían terminado.

Llegué a la entrada de la biblioteca. Cuando me dirigía hacia allá, noté a Charlotte a lo lejos. Ella me vio y me saludó con la mano. Yo me acerqué a ella rápidamente, mis pasos resonando en el camino de piedra.

-¿Dónde está Gabriel? -pregunté, desconcertado al ver que solo estaba ella.

-Aún no llega. Yo fui la primera en llegar -respondió Charlotte con su tono tranquilo.




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