Academia de Asesinos: Ulfar, martillo helado

Capítulo 1: Ulfar el martillo helado

Capítulo 1: Ulfar el martillo helado

Mucho antes de que un grupo de jóvenes decidiera cambiar el destino del mundo para bien y se convirtieran en leyendas. Mucho antes de que las órdenes se consolidaran como la fuerza que habría de regir en Antares. Mucho antes de que la justicia intentara, aunque sin éxito, ser justa, hubo un tiempo en el que el caos era la única ley, y los inocentes no conocían otro destino que la miseria.

En aquel entonces, el mundo no era como lo conocemos ahora. Era un lugar salvaje, moldeado por el hierro y la sangre, donde el más fuerte imponía su voluntad y el débil simplemente desaparecía. Fue en ese mundo oscuro, las tierras frías del norte donde los inviernos eran tan interminables como la crueldad que lo gobernaba, que surgió un hombre dispuesto a desafiar lo inevitable. Aquel hombre no buscaba gloria ni reconocimiento; solo quería proteger el pedazo de tierra al que llamaba hogar y las personas que más amaba.

Su nombre era Ulfar, aunque pocos lo recordarían como tal. Para el mundo, se convertiría en el Martillo Helado, el primer gran enemigo de quienes hacían del mal su oficio y su credo. Sin embargo, antes de ser leyenda, fue solo un hombre, uno que eligió enfrentarse a la marea alta, fría y violenta, sin más armas que su esperanza y su martillo y el amor a una mujer.

Esta es su historia: la de un guerrero que se alzó en un tiempo donde alzar la voz era un acto suicida. La de un hombre que, con cada golpe, esculpió su destino en el hielo y el acero. La historia de cómo su nombre, temido y venerado por igual, marcó el inicio de una nueva era en Antares, mucho antes de que el mundo que conocemos empezara siquiera a soñar con la justicia.

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Hace casi dos mil años en lo que actualmente se conoce como Ironland…

El territorio del norte estaba dividido por extensiones de tierras gobernados por “señores” que hacían su voluntad. Unos eran bondadosos y otros viles, pero cada uno se regia por un código en común, “la guerra” y el reducir a la población a una montaña de cuerpos sin vida.

La economía de estos lugares era muy distinta a la del oeste o sur, con sus extensiones de tierras fértiles o el este con sus especias requeridas por los demás territorios. El norte era un sitio pobre que constantemente era castigado por el invierno que podía durar hasta una década entera.

Sin embargo, también ayudó a moldear a hombres y mujeres con carácter y dureza para la batalla. Pero, así como su población tuvo que amoldarse al frio invierno, también lo hicieron poblaciones lejos de esos territorios gobernados por las leyes del hombre y sus propias creencias.

En las montañas residía y residen, incluso en la actualidad, grupos de personas agrupadas en clanes conocidos como “los montañeses” y que viven en las cuevas o bosques que crecen en lo mas alto de ese sitio rocoso. Su cultura es distinta, sosteniéndose en el respeto por la naturaleza y el invierno, pero también son personas cálidas que no tienen problemas en recibir a los que son de “abajo”, como denominan a los que viven en las tierras de los señores.

Entre estos grupos había nacido y crecido un joven de cabello oscuro y largo, barba negra y cuerpo fornido. Su expresión es muy agradable y posee un intelecto muy destacado incluso entre los mismos montañeses.

A pesar de sus fuertes atributos y el hecho de que posea también una capacidad para adaptarse y subsistir en territorios hostiles, los montañeses no fueron capaces de siquiera aceptarlo. Esto es por una razón que incluso él sabe, su padre era un hombre esclavista de oriente mientras que su madre sí era de las montañas y de ese mismo clan. Sin embargo, el hecho de que de esa unión haya surgido ese muchacho, lo hace una anormalidad.

Uno de los grandes peligros para los montañeses es que está prohibido bajar de las montañas debido a que los esclavistas deambulan constantemente por esas zonas. Las montañesas son muy codiciadas para el placer y entrenamiento, así como combates a muerte con otras mujeres o animales exóticos.

No obstante, muy pocos permitieron que se quede y fue por la presión que ejercieron que ese joven pudo quedarse…

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En los bosques de las montañas “muro de hielo”, un par de alces de gran tamaño y porte igual de imponente corren entre medio de los arboles mientras una sombra los persigue.

La silueta es veloz y ágil, balanceándose entre las ramas de los arboles con una capucha de pie sobre su cabeza y una capa que mantiene el calor en el cuerpo.

La persecución llega hasta un pequeño lago que se había formado por el anterior verano que provocó el derretimiento del hielo y la nieve y este se deslizara como agua hacia un enorme hoyo. Ahora los animales van hacia allí para recuperar el aliento de los cazadores y beber un poco de agua.

Entonces, el animal se relaja bajando la guardia y priorizando a su cría. La sombra se queda expectante sobre la rama de un pino nevado. Esa persona lleva su mano hacia la cintura donde están las flechas. Toma una y coloca en la cuerda la cual tensa todo lo que puede mientras apunta cuidadosamente hacia la cabeza. Su respiración se ralentiza y la tormenta de nieve se torna más fuerte.

Calculando el viento y dificultad para ver suelta la flecha la cual impacta en el cuello del alce, que confundido y a su vez asustado empieza a correr de un lado hacia el otro. Al mismo tiempo se desangra hasta que tras alejarse unos veinte metros del lago, cae sobre la nieve.




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