En Rivahan se da lugar a una prueba para que los aspirantes a capitanes logren ese ascenso. Jóvenes y veteranos por igual, talentosos y decididos se enfrentan en combates singulares. La consigna es clara y simple, el pretendiente deberá aceptar enfrentarse a uno de los capitanes y derrotarlo.
Esta tradición militar de Rivahan data desde su fundación y para evitar que haya disputas innecesarias. Es por eso que fueron muchos los impetuosos que creyendo ascender fácilmente acabaron muertos o malheridos, pero siempre derrotados, frente a los capitanes.
Ulfar tiene esa dura prueba y en cuya dificultad es tres veces mayor ya que tiene en él la obligación de luchar por Hilde y Alika. Sarko no le dijo contra quien tendrá que pelear, sino descubrirlo una vez llegue al lugar de la batalla.
El momento del día es fijado para el atardecer, momento en el cual las temperaturas son mucho más crueles y los llevará más allá de sus límites físicos. Ulfar no piensa ceder ni por un momento y piensa vencer para que los tres sean aceptados como miembros de la guardia personal de Sarko.
El muchacho es acompañado por Alika y Hilde donde hay una multitud arengando. Lentamente se van dando vuelta y al ver a Ulfar gritan y vociferan contra el muchacho al creerlo incapaz de superar la prueba. También hay veteranos que lo ven demasiado pretencioso sin haber pasado por un entrenamiento en las artes d ellos jinetes. Es un insulto y deshonroso. A fin de cuentas, es una sociedad jerárquica y tradicional.
Entre la multitud se encuentra Gyara junto a su padre sentados en sillas de madera rodeados por guardias. Tienen una vista panorámica completa de lo que puede llegar a suceder. Haalkan también observa, al lado de guardias mujeres que protegen a Gyara.
Alika se encuentra asustada y nerviosa por Ulfar. Hilde no podría decir lo contrario, está sin su arma ya que se lo dejó a un herrero y por ello se siente indefensa además de que si ocurre algo no podrían hacer nada. Al final es cuestión de ganar o ganar.
La tensión es palpable. Todo contra ellos tres:
—Ulfar, tengo miedo. —deja escapar Alika.
—Tranquila, pase lo que pasa voy a protegerlas ¿está bien? —dice para calmarla. La adolescente lo abraza y repite una y otra vez deseos de buena fortuna para él.
—Ya, ya, no lo asfixies de esa forma que tiene una pelea que ganar. —exclama Hilde mientras apartar suavemente a Alika de Ulfar. Luego lo mira a los ojos fijamente. —Escucha, no sabemos quién será tu rival así que procura analizarlo y no actúes tan precipitadamente. ¿Entendido?
—Si, claro. —sonríe.
—¿Por qué carajos sonríes? Haaaa…jamás podré entenderte. —Hilde se toma del rostro.
—Solo pienso en que no podría ser más grandioso probarme contra otra persona. Si es un guerrero fuerte, mejor aún. —responde Ulfar para sorpresa de ambas.
—¿Estás hablando enserio? Diablos, eres demasiado complicado. Solo ve y ganar ¿quieres? —extiende su puño y Ulfar choca los suyos.
—Dalo por hecho.
Ulfar avanza en solitario hasta un círculo fijado por limites trazados por rocas colocadas una arriba de la otra llegando a medir de alto un muro de un metro apenas, pero la circunferencia es lo suficiente como para que ninguno de los dos contendientes se pueda contener.
El Jarl está atento a lo que pueda ocurrir. Sigue muy de cerca al joven a quien considera un muy prometedor candidato a guardia personal pero no todo lo que parece oro tiende a brillar. Muchos llegaron a luchar por un puesto para guardia o capitán, y los mismos no lograron el cometido. Apenas un puñado es capaz de ser guardia y es por eso que los capitanes no cambiaron desde hace muchos años salvo el caso de Haalkan. Pero esa es otra historia.
Ulfar se posiciona en el centro y del otro extremo entre la multitud se acerca un hombre con el torso desnudo cuyo rostro ha visto durante mucho tiempo el invierno. Su cabellera rubia es su símbolo de que no envejece como los demás debido a que es un gran amante de fortalecer su cuerpo de manera constante y alimentarse sanamente. Pero lo que hace cambiar de postura a Ulfar es que transmite seguridad, agresividad e imponente aura:
—No…no es normal este sujeto. —piensa Ulfar con solo verlo unos instantes. Siente un escalofrío recorrer por su espalda. Solo estar en presencia de ese hombre es suficiente como para no confiar en sus habilidades. Se necesitará de mucho más para pasar la prueba.
—¿Te encuentras bien, chico? —pregunta el enorme hombre de dos metros de mirada serena y voz imponente.
—Si, estoy bien. —responde Ulfar con una sonrisa.
Gyara hace un gesto a Haalkan para que se acerque a ella y le pregunta en completo desconocimiento:
—Haalkan ¿Qué acaba de pasar? ¿Por qué Ulfar está tan rígido de repente cuando Markus llegó?
—Bueno, no es fácil estar frente a Markus y menos enfrentarlo en combate. Seguramente y de manera instintiva se puso en guardia ya que sin querer libera una cierta presión que muchos lo consideran agresivo. —explica Haalkan.
—Pero el señor Markus es alguien bondadoso y muy seguro de sí mismo. ¿Cómo puede mostrarse agresivo sin que se note?
—Comprendo que sea difícil de entender. Cuando uno combate durante mucho tiempo adquiere ciertas capacidades para evaluar a adversarios o enemigos. Se nota mucho que Ulfar es alguien fuerte y que sabe cómo plantarle cara a alguien. Sin contar que en un instante supo que debía ser cauto con Markus.
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Editado: 16.03.2025