Academia de Asesinos: Ulfar, martillo helado

Capítulo 14: El clímax de la prueba

—Parece que tienes un truco bajo la manga, Ulfar. —exclama Markus.

—Me siento igual que tú. Tampoco entiendo que acaba de pasar, pero si no va contra las reglas entonces ¿Por qué no usarlo? —dice Ulfar mientras golpea sus puños cubiertos por capas gruesas de hielo que forman una especie de manopla dura.

—Si, bienvenido sea, pero, aunque tuvieras esa leve ventaja solo sería una pequeña diferencia. Nada te garantizaría que vayas a vencerme.

—Puede que así sea o puede que debamos comprobarlo. —responde desafiante.

—Es una buena respuesta. Me agrada. Entonces ¡prepárate!

La batalla se reanuda cuando ambos contendientes se impulsan hacia el frente con sus puños preparados para lanzarse al ataque. El primero en llegar es Ulfar, sorprendiendo al grandote por la velocidad mostrada. Inmediatamente lo ataca con un puñetazo dirigido al rostro que es esquivado por Markus. Luego devuelve el ataque con otro puñetazo hacia el hombro de Ulfar. También lo esquiva. Así transcurren los próximos diez segundos donde ambos intercambian golpes y esquivos.

Se plantean una actitud cauta debido a que están empatados y se juegan demasiadas cosas. Ulfar la posibilidad de perder la oportunidad de ingresar a la guardia con las chicas y Markus su credibilidad como capitán al ser vencido por un montañés. Están bajo mucha ansiedad.

Cuando la noche se impone dejando apenas visión a través de las llamas de antorchas que iluminan los bordes del campo de batalla, las bajas temperaturas también hacen lo suyo ralentizando los movimientos de Markus. A diferencia del berserk, Ulfar está más que acostumbrado a los fríos invernales de las montañas y sus movimientos no cambian, sino que ahora son más veloces y eficaces en el combate. Empieza a abrumar y acorralar al capitán. Todos los presentes están emocionados ya que la pelea está dando un vuelco increíble.

Sarko llama a Haalkan para conversar con él unos momentos. El capitán obedece y lentamente hace acto de presencia frente al Jarl:

—El frio es un factor crucial para el muchacho. —dice Sarko. Es muy buen observador. No omite ningún detalle ante él.

—Nació y se crio en las frías montañas. Tiene todo el sentido del mundo que no le afecte como a nosotros. —responde Haalkan.

—¿Qué opinas? Disculpa por preguntarte de nuevo.

—No, no se disculpe señor. Siendo honesto, no dudaría en incorporarlo como subordinado mío.

—¿Gane o pierda?

—Los deseos no puede ser más que las tradiciones. Si no vence a Markus significa que mis creencias en él fueron erróneas.

—Aun así, esperas por su victoria.

—Si.

Ulfar sigue arremetiendo contra Markus. Su fuerza crece con cada segundo que pasa y el berserk se defiende como puede, esquivando, contraatacando escasamente y bloqueándolo. Su cuerpo se ve cada vez maltrecho. Los capitanes observan asombrados y ya hay murmullos de quien podría incorporarlo a sus filas en caso de que gane. Para ellos es muy atractivo tener entre sus subordinados al hombre que venció a Markus. Eso si es que lo vence ya que nada está dicho aún.

Entonces, Markus se percata de que algo anda mal con Ulfar. Lo ve exhausto y débil. No pudo recuperarse del todo. Por dentro, Markus se siente extraño ya que enfrentó al montañés no estando en plenitud de su capacidad. Sin embargo, los consecutivos impactos de los puños recubiertos de hielo son muy dolorosos y sin piedad hacen daño a los músculos.

En un breve instante Ulfar pierde fuerza y velocidad esto permite a Markus preparar su puño y lanzarlo hacia el rostro. Mira como el puño se le acerca muy lento. Retrocede hacia atrás de un salto y pone en guardia. Su respiración es pesada y apenas se puede mantener de pie. Markus confirma lo que sospecha, Ulfar no se pudo recuperar y está peleando como puede. La diferencia tendría que ser clara, pero en cambio en condiciones bajas Ulfar le planta batalla y hasta supera por unos minutos a pura fuerza de voluntad y estrategia. No es para menos que buscaba someterlo para evitar darle espacio y así tener tiempo para debilitarlo:

—Nunca fue su intención derrotarme con fuerza. Muy listo, ir mermando mi resistencia porque descubrió que en mi máxima capacidad ofensiva tiendo a hacer excesivo esfuerzo físico. Sin duda que este muchacho es muy frio a la hora de luchar. No me equivoco, es muy interesante. —piensa Markus sobre Ulfar.

También, Markus se pregunta si en verdad subestimó a Ulfar como rival. Cada golpe de esos puños de hielo fueron devastadores. Los golpes resonaron al compás con el dolor de sus músculos. Pero siente que si pierde también lo hará su credibilidad. No frente a todos. No contra alguien que no está en su mejor estado.

—Haaa…haaa…—jadea Ulfar. —No puedo seguir perdiendo el tiempo. Posiblemente ya sabe mi intención y también que no estoy en las mejores condiciones físicas. Debo terminar con esto rápidamente si quiero ganar. Tengo muchas personas que dependen de mí. —piensa para darse fuerza a sí mismo. —Apenas puedo mantener mis puños en alza, pero…creo que solo puedo aguantar su embestida y aprovechar cualquier apertura que me permita responder. Nada más puedo hacer. —añade impotente tras haber mantenido contra las cuerdas al poderoso Markus. No se va a rendir.

Markus flexiona sus piernas y en un instante todo su cuerpo se dispara hacia adelante como una bestia imparable. Su puño brilla bajo la tenue luz de las antorchas que al mismo tiempo se apagan por el agite del viento. Por su lado, el pretendiente a guardia personal reacciona un poco tarde, pero logra a último momento cruzar sus brazos para recibir de nuevo el ataque:




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