Academia de Rebeldes

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-­-­ Ahhh­-­-­ suspiré con alivio mientras apoyaba mis pies descalzos en la mesa pequeña del living después de un largo día de trabajo, me afloje la coleta alta que tenía en el pelo. Si mi madre estuviera en casa ya habría escuchado sus gritos frenéticos exigiendo que baje los pies de inmediato, pero mamá había salido a hacer las compras por lo que podía hacer lo que me plazca, al menos media hora.

Sika vino meneando la cola y exigiendo cariño, como si no me viera hace años, ella era el alma de la casa, cada día, desde aquel día.

Me tomé unos minutos para abrir mensajes mientras contestaba las demandas de la perra más intensa que podría haber elegido. Habían solo tres, mi mejor amigo, mamá y mi jefa. Obvié los últimos dos ya que probablemente sea una orden, simplemente para que yo siga pendientes de ellas aún cuando acabo de salir de trabajar.

Quería ignorar todo tipo de mensajes con el mundo, este era un día que necesitaba silencio pero León me llamó cuando notó que estaba en línea y no conteste su mensaje, quizás suponiendo mi estado de ánimo.

­—- Ey.

­-­-­ ¿Por qué no contestas los mensajes perra?

­-­-­ Hace cinco minutos que logre sentar mi trasero en el sofá luego de un día fatal, deberías estar agradecido de que conteste el celular.

-­-­ Uff ¿tan mal?

­-­-­ Solo un poco, lo normal­-­-­ Dije intentando no darle importancia­-­-­ ¿Cómo estás?

­-­-­ Bien, aún adaptándome a esta gente.

­-­-­ No puede ser tan malo. Dije mientras comenzaba a hacer zapping en la televisión.

­-­-­ De hecho es un hermoso lugar solo que, aún no lo siento mi hogar.

­-­-­ Aw esta es la parte donde me dices que soy tu hogar.

­-­-­ Siempre arruinando el momento

­-­-­ Desde tiempos inmemorables. Sonreí al vacío de la televisión apagada, no había nada interesante ahí

­-­-­  Sin duda… yo llamaba porque… ¿Cómo está todo ? Sabía que se refería a mi madre y su depresión, no eran necesarias muchas palabras, eso era lo que me gustaba de León.


­-­-­ Por ahora, normal.

­-­-­ ¿Tu cómo estas?

­-­-­ Tengo que colgar, esta llegando la jefa.

­-­-­ No evadas la pregunta hija de perra.

­-­-­-­ Yo también te extraño, luego te llamo.

­-­ Yo tamb….

Colgué la llamada antes de que pueda sentir mis ojos húmedos por el tiempo que no compartimos juntos ahora. Hablábamos todo el tiempo, incluso más que cuando vivía en esta ciudad pero, no tener a mi mejor amigo aquí era como si hubieran arrancado otra parte de mi, justo cuando intentaba comenzar a sentirme mejor. 

Al menos sabía que lo que le dije era una verdad a medias, fue un día bastante normal en la escuela donde trabajo, los altercados de siempre, lo único verdadero es que necesitaba silencio, del mundo que me arrojaba con sus giros alrededor del sol y me recordaba la fecha, el maldito numero de éste viernes. Lo más triste es que nadie lo notaba o nadie quería recordarlo.

Escuché el auto de mamá estacionar en el garaje, Sika bajo las orejas al mirarme, como si pudiera leer mis pensamientos o predecir el futuro, quizás ambos, nunca lo sabría. Decidí ir a ducharme antes de saludarla, antes de ver sus ojos rojos por el llanto debajo de una buena cantidad de base y maquillaje, así que me marche arriba, a mi habitación.

Subí las escaleras intentando no caer sobre Sika, tiene 3 años pero se sigue comportando como una cachorra, metiéndose entre mis pies todo el tiempo, supongo que ya es parte de su esencia, al igual que su alegría, sube las escaleras meneando la cola y al llegar a la planta alta de la casa se para frente al dormitorio, su dormitorio.

­-­-­ No Sika, basta­-­-­-­ Le digo sin mucho ánimo.

Me contestó con un gruñido y bajando sus orejas mientras rasgaba con su pata la puerta, pero las dos sabíamos que no había nadie, que no saldría nadie, esa habitación se había convertido en una tumba viva dentro de nuestra casa y a su vez, el refugio de mi madre.

Estaba terminando de cruzar el pasillo que daba a mi habitación cuando escuche el crujir de la madera y la puerta mientras se abría.

­-­-­ Sika ¡vamos!­-­-­- Dije en un intento de tener autoridad pero realmente nunca me salió del todo bien.

Cuando llegue al umbral de la puerta Sika ya se había acomodado en su cama, la cama de mi hermana, esa hermana que ya no está, mi gemela que se fue, murió hace un dos años exactamente pero la angustia me carcome día a día porque debí haber sido yo quién falleciera aquel día, debí ser yo.

Mi madre se encargaba de que todo esté tal cual lo dejó, como esperando que algún día si decidiera regresar al mundo de los vivos, encontrará todo en su lugar. Hasta podía sentir ese perfume dulzón que tanto le encantaba y yo detestaba pero incluso así se lo regalaba cada cumpleaños. Se me cierra el estómago y no puedo hacer más que caer rendida en la cama junto a Sika, lo único vivo que me quedaba.

­-­-­ Yo también la extraño­-­-­ Le dije mientras acariciaba su lomo suave. ­-­-­Pero debemos irnos antes de que mamá sepa que te metiste aquí y llenaste la cama de pelo­-­-­ Pareció entender, como si solo quisiera traerme a esta habitación.

Cuando mi hermana falleció, mi madre durmió varios meses aquí, llorando su pérdida y hundiéndose cada vez más en una depresión que la transformó por completo, casi ya no era mi madre aquella mujer con la que convivo hace dos años. Además de que nunca fui como mi hermana, yo siempre fui más distante, más callada, menos compañera con ella, pequeños detalles que se acentuaron mucho más y mi madre se encargó de recordarme mucho tiempo, luego de ese maldito día.




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