Academia De Reinas

Capítulo 10: Tres Voces, Un Secreto

La puerta se cerró tras Alina con un clic suave, pero su alma seguía retumbando como si hubiese cruzado un portal a otra vida. El broche bajo su blusa aún vibraba con una tibieza extraña, como si tuviera conciencia propia.

—¡Alina! —exclamó Lyselle, levantándose del sofá como un resorte.

—¿Estás bien? —preguntó Neria desde la ventana, dejando caer la cortina con una rapidez que delataba que había estado espiando la entrada del despacho.

—¿Te castigaron? —insistió Lyselle—. Porque si lo hicieron, juro por los Dioses de las Llamas que voy a hablar con la profesora Celmira yo misma. ¡Ese frasco estaba claramente envenenado!

Alina apenas logró sonreír mientras se quitaba la capa. Caminó hacia su cama, se sentó lentamente y… suspiró. Un largo y tembloroso suspiro.

—No me castigaron —dijo finalmente—. Pero tampoco salí ilesa.

Las chicas se acercaron y se sentaron frente a ella, alerta.

—¿Qué pasó allá adentro? —preguntó Neria, con los ojos oscuros entrecerrados—. ¿La directora te interrogó? ¿Te dijo algo sobre tu invocación?

Alina dudó. Luego metió la mano bajo la blusa y sacó el broche.

Ambas chicas se quedaron sin palabras. El pequeño objeto brillaba como si contuviera un fragmento del cielo estrellado.

—¿Qué es eso? —murmuró Lyselle, acercándose con reverencia.

—Un broche de la antigua reina —respondió Alina en voz baja—. Elaris dice que solo su heredera podía activarlo.

—¿Y tú lo activaste? —preguntó Neria.

Alina asintió lentamente.

—Chicas… creo que soy algo más de lo que siempre creí. Ella dijo que Aetherion fue la casa de los reyes. Y que mi magia no está bloqueada por incapacidad… sino por un hechizo. Algo que alguien hizo para ocultarme.

—Eso explicaría tantas cosas —dijo Lyselle en voz baja, atónita—. El artefacto de Aetherion, Lunaris, los sueños… ¡todo!

—¿Pero por qué tú? —preguntó Neria, no con duda, sino con auténtica intriga—. ¿Tienes familia mágica?

—Mi hermana. Solo ella. Pero nunca quiso hablarme de esto. Siempre me protegía de todo, como si el mundo fuera un lugar demasiado peligroso para mí.

—Tal vez lo era —dijo Lyselle con seriedad—. Si eres una heredera perdida, entonces… alguien te quería fuera del mapa.

—¿Creen que mi hermana sabía?

—No lo creo… lo sé —dijo Neria, apoyando una mano en la suya—. Pero también creo que lo hizo por amor.

—Y por miedo —añadió Lyselle—. El regreso de un linaje real no es solo una noticia… es una amenaza.

El silencio cayó entre ellas. Un lazo invisible acababa de formarse. Las tres sabían que nada sería igual.

—¿Y qué harás ahora? —preguntó Neria finalmente.

Alina respiró hondo.

—No lo sé. Pero lo que sí sé… es que necesito respuestas. Y que no puedo seguir fingiendo que no soy parte de este mundo.

—No vas a estar sola —dijo Lyselle, sonriendo—. Te lo juramos, ¿verdad, Neria?

—Por la sangre de Lumeria, lo juro —dijo Neria, cruzando los dedos sobre el corazón.

—Por las estrellas de Theralis —añadió Lyselle.

Alina las miró, el corazón apretado por una emoción cálida y nueva. Por primera vez, no sentía que estaba cayendo. Sentía que estaba flotando, sostenida por la lealtad de dos almas que no tenían ninguna razón para creer en ella… pero lo hacían de todos modos.

Y eso, pensó, es donde empieza la verdadera magia.




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