Esa noche, Alina caminaba lentamente hacia su habitación, perdida en sus pensamientos. La clase había sido un completo torbellino. El lenguaje antiguo, las palabras que resonaban en su mente… y la forma en que la profesora la observó. No podía quitarse la sensación de que algo extraño estaba ocurriendo.
De repente, un grupo de chicas se acercó a ella mientras pasaba por un pasillo iluminado por antorchas. Lyselle, Neria, Aeliana y Maelis estaban conversando animadamente, pero se detuvieron cuando vieron a Alina.
—¿Cómo estuvo la clase? —preguntó Lyselle, sonriendo con su usual calma.
Alina intentó sonar tranquila, pero una ligera tensión en su voz delataba que estaba inquieta.
—Interesante, pero… rara. La profesora insistió mucho en que leyera esas palabras. No sé, me sentí un poco incómoda.
Neria la miró de reojo, como si también hubiera notado lo extraño de la situación.
—Sí, fue raro. Parecía como si esperara algo, ¿no? —dijo Neria, frunciendo el ceño—. No me gustó cómo te observaba. Como si… estuviera buscando algo en ti.
Alina asintió, sin poder decir exactamente por qué sentía que su amiga tenía razón. No solo la profesora, sino el lugar en sí, todo parecía presionarla de alguna manera. El Orbe de Bruma, las palabras, la forma en que la magia de su linaje despertaba cada vez más fuerte…
—A mí también me pareció raro —dijo Aeliana, que normalmente era la más curiosa del grupo—. Es como si la profesora supiera algo sobre ti que nosotras no. Es como si te estuviera probando de alguna forma. ¿Por qué te pidió que leyeras esas palabras? ¿Es que no sabes? ¿Por qué ella insistió tanto?
Alina se encogió de hombros, tratando de ocultar su inquietud.
—No… no tengo idea. Tal vez vio algo en mí que no entiende. Nunca había estudiado esos idiomas mágicos, así que probablemente pensó que… podría ayudarme.
Sin embargo, las palabras de Aeliana seguían rondando en su cabeza. "¿Por qué te pidió que leyeras esas palabras?"
—No sé, pero… algo no está bien. —Lyselle observó a Alina por un momento, sus ojos llenos de una curiosidad sutil—. Las miradas de la profesora y la insistencia en que leyeras esos símbolos. Es como si estuviera esperando que activaras algo.
Un escalofrío recorrió la espalda de Alina, pero antes de que pudiera responder, la voz de Syra la interrumpió.
—¿De qué están hablando? —dijo con una sonrisa falsa, caminando hacia ellas con su usual tono sarcástico—. ¿Alina, preocupada por no entender esas antiguas palabras? ¿Eso te hace especial?
El sarcasmo en la voz de Syra era evidente, pero lo que sorprendió a Alina fue el hecho de que, aunque la chica siempre había sido hostil con ella, esa vez parecía un poco más intrigada que cruel.
—No es para tanto, Syra. —Aeliana levantó una ceja, defendiendo a Alina como siempre lo hacía—. Pero es cierto que la profesora actuó raro. Como si te estuviera observando con mucha atención, ¿verdad?
Syra soltó una risa burlona.
—No sé. Si a mí me hicieran eso, sería más que raro, sería sospechoso. Aunque no sé qué tiene de especial una simple alumna como tú, Alina. Quizás solo está buscando algo para demostrar que eres igual que todas las demás. Un desastre sin magia.
Las palabras de Syra fueron afiladas, pero no eran tan venenosas como solían ser. Había algo en su tono, algo que Alina no podía identificar, que la hacía sentirse… incomodada. Syra nunca había mostrado duda en su desprecio hacia ella, pero después del incidente en las catacumbas, algo había cambiado.
—No soy un desastre, Syra —respondió Alina con firmeza—. Simplemente no soy como las demás. Y no tienes que preocuparte por eso.
Syra la miró fijamente, luego dejó escapar un suspiro como si estuviera cansada de la conversación. Volvió a caminar hacia el grupo.
—De todos modos, no es asunto mío. Solo que… lo que pasó hoy en clase fue raro, ¿no? Quizás deba estar más atenta. Las cosas no son lo que parecen.
Las chicas quedaron en silencio por un momento, la tensión en el aire era palpable. Aunque nadie dijo nada más, la pregunta flotaba sobre sus cabezas. ¿Qué estaba pasando realmente con Alina?
Lyselle, que había estado observando el comportamiento de Syra con atención, finalmente rompió el silencio.
—Syra tiene razón en algo, ¿no creen? Todos hemos notado lo extraño de la situación. Y Alina, sé que lo sientes también. La profesora no fue la única que actuó raro. Tú… algo dentro de ti se activa cuando te sientes amenazada, ¿cierto?
Alina miró a sus amigas, sus ojos brillando con una mezcla de incertidumbre y miedo. ¿Podían ellas ver lo que ella aún no quería admitir?
—No estoy tan segura —dijo Alina, fingiéndose confiada—. Todo esto es nuevo para mí. Quizás solo esté imaginando cosas. Tal vez sea solo la presión de estar aquí.
Pero incluso mientras decía esas palabras, algo dentro de ella sabía que no era cierto. El poder que había despertado en ella, la conexión con Lunaris, con los guardianes… todo estaba más allá de lo que podía controlar.
Maelis, que hasta ahora había estado callada, intervino suavemente:
—Alina, solo recuerda que estamos aquí para ti. Y que, si necesitas hablar o entender algo, nos tienes. Las chicas notaron algo hoy, y creo que tú también lo hiciste. Así que… no tienes que ocultarlo.
Alina asintió lentamente. Las palabras de Maelis fueron un consuelo en medio de tanta confusión, pero sabía que el tiempo se le acababa. La verdad comenzaba a aflorar, y sería difícil mantener las apariencias mucho más tiempo.
—Gracias, Maelis. Realmente lo aprecio —respondió Alina, aunque su mente seguía atada a los secretos que aún no podía compartir.
Mientras las chicas se dispersaban, cada una con sus pensamientos, Alina se quedó un momento más, mirando al horizonte, como si esperara que las respuestas llegaran con la brisa. Pero solo la oscuridad de la noche la rodeaba, dejando que la incertidumbre de su destino la abrazara aún más.
Editado: 29.05.2025