Esa tarde, después de la clase de invocación, Alina decidió dirigirse al jardín para despejar su mente. Los eventos de la mañana seguían resonando en sus pensamientos: las extrañas palabras en el libro, la insistencia de la profesora, y, sobre todo, el sentimiento de que algo en su interior estaba despertando. Pero lo que más la perturbaba era la sensación de que había algo que no le estaban diciendo.
Mientras paseaba entre los árboles, perdida en sus pensamientos, una figura apareció de repente ante ella, interrumpiendo su paz.
Era la directora, la mujer de cabellos plateados que siempre la observaba con esa mirada profunda y calculadora. El rostro de la directora estaba serio, casi sombrío, y sus ojos parecían más penetrantes que nunca.
—Alina. —La voz de la directora fue suave, pero llena de una advertencia silenciosa.
Alina la miró, sorprendida por la repentina aparición.
—¿Directora? —Alina intentó sonar despreocupada, pero la incomodidad en su interior era evidente.
La directora la observó fijamente durante un momento, como si evaluara cada palabra que iba a decir. Finalmente, suspiró, y sus ojos se entrecerraron levemente.
—Te he estado observando, Alina. Y también lo han estado los demás. El consejo ha comenzado a vigilarte más de cerca. —La directora hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas. —Estás despertando algo que no todos entienden. Algo que está fuera de su control. Es... peligroso.
Alina sintió que el aire alrededor de ella se volvía más denso. Las palabras de la directora parecían cargadas de un peso que no lograba comprender del todo.
—¿Qué significa eso? ¿Por qué...? —Alina comenzó a hablar, pero la directora levantó una mano, pidiendo silencio.
—No tienes por qué entenderlo todo ahora. —La directora habló con tono grave, pero había una preocupación genuina en su voz—. Lo que debes saber es que el consejo no es... tan comprensivo como esperas. Tienen miedo de lo que podrías llegar a ser. Y no dudarán en tomar medidas si creen que representas una amenaza para el reino. Para ellos, el despertar de tu poder es algo que podría cambiar el equilibrio de todo lo que conocen.
Alina intentó procesar la información, pero la confusión seguía envolviéndola. ¿El consejo estaba vigilándola? ¿Y por qué? No entendía qué parte de ella podía resultar una amenaza. Solo había comenzado a descubrir su magia, y parecía que el despertar de su poder era un acontecimiento que nadie esperaba.
—¿Qué debo hacer? —preguntó Alina, ahora con un tono serio. La preocupación comenzó a tomar control de sus pensamientos.
La directora la miró fijamente, como si evaluara si debía decirle más.
—Sé cuidadosa con quién confías y con lo que revelas. El consejo no tolerará que alguien de tu linaje recupere su poder tan fácilmente. Y sobre todo, ten cuidado con lo que haces. Las decisiones que tomes podrían tener consecuencias más grandes de lo que imaginas. —La directora dio un paso atrás, su expresión misteriosa como siempre—. Lo que tienes que entender, Alina, es que hay mucho más en juego de lo que te han contado.
Alina asintió, aunque por dentro sentía que todo estaba demasiado fuera de su control. El consejo, la vigilancia, su magia… todo parecía un torbellino de incertidumbre y peligro. ¿Qué haría ahora? ¿Cómo podría enfrentarse a lo que se avecinaba sin saber quiénes realmente eran los aliados y quiénes los enemigos?
Antes de que pudiera decir algo más, la directora se dio la vuelta, comenzando a alejarse con pasos tranquilos pero decididos.
—Recuerda, Alina —dijo, sin volverse—, la magia tiene un precio. Y los secretos, aunque parezcan inofensivos, pueden ser más peligrosos que cualquier hechizo. Ten cuidado.
Alina permaneció allí, mirando cómo la directora se alejaba. La sensación de peligro y la presión de su destino comenzaron a caer sobre ella como una sombra. Sabía que la verdad estaba mucho más cerca de lo que pensaba. Y que su vida en la academia nunca volvería a ser la misma.