Academia De Reinas

Capítulo 23: Chispas de Caos

La clase de Defensa Mágica estaba en pleno apogeo, y el aire estaba lleno de una energía extraña, cargada de tensión. Alina había logrado encender su vela, un pequeño pero significativo avance, y el orgullo de su logro todavía la acompañaba. A su alrededor, los demás estudiantes intentaban con ahínco realizar la misma tarea, algunos más exitosos que otros. Sin embargo, la atmósfera estaba lejos de ser tranquila.

De repente, un estallido de energía mágica rompió la quietud. Una joven en la fila de atrás, desesperada por encender su vela, comenzó a perder el control de su magia. Las chispas comenzaron a saltar de su cuerpo en todas direcciones, destellando por todo el aula. La chica intentó controlar la energía, pero parecía imposible. Los cristales de las ventanas temblaban, y el aire se cargó de una electricidad palpable.

—¡Cuidado! —gritó la profesora, dando un paso atrás, mientras algunos estudiantes se encogían, aterrados, bajo sus pupitres. Los destellos de luz chocaban contra las paredes y el suelo, iluminando el aula con destellos cegadores.

Alina, atónita, se quedó inmóvil por un momento, observando cómo la magia de la chica se descontrolaba. Chispas eléctricas surcaban el aire, creando una danza caótica que parecía no tener fin. Los estudiantes comenzaron a gritar y a correr, buscando refugio, pero lo único que veía Alina era el caos que la rodeaba.

En ese momento, algo inesperado ocurrió. Syra, que estaba cerca de Alina, la agarró de la mano con rapidez, casi sin que Alina pudiera reaccionar. Sin previo aviso, Syra la arrastró bajo una de las mesas, cubriéndola con su propio cuerpo. Alina se quedó sin aliento por un instante, sin entender del todo qué estaba pasando.

—¡Syra, ¿qué haces?! —preguntó Alina, confundida, mirando a la chica que la tenía sujeta.

Syra la miró con los ojos abiertos como platos, respirando con rapidez, y, con una sonrisa nerviosa, susurró:

—¿Qué crees que estoy haciendo? Usarte como escudo, claro. No puedo permitir que esas chispas lleguen a nosotras, ¿verdad?

Alina la miró, dudando de las palabras de Syra. Algo en su tono no sonaba genuino, y la forma en que la había agarrado de la mano no parecía tener nada que ver con un simple intento de protección.

—No me engañas, Syra —dijo Alina en voz baja, aunque sabía que nadie más podía oírlas debido al bullicio y las explosiones de energía alrededor. Sus ojos se encontraron, y por un momento, Syra pareció vacilar.

—¡Cállate! —respondió Syra en voz baja, apretando los dientes. —¿Qué más quieres que haga? La profesora no está haciendo nada, y si no protegemos nuestras vidas, no servirá de nada tu magia. ¡Te estoy ayudando, así que mejor no hables!

Alina observó cómo las chispas seguían volando por el aula, pero las palabras de Syra la desconcertaban. Aunque había una chispa de maldad en su tono, algo más parecía estar presente en sus ojos. Algo que Alina no entendía.

Pero, a pesar de todo, Alina sintió un extraño calor en su pecho, como si, en algún nivel, Syra la estuviera protegiendo. La idea le parecía absurda, especialmente considerando el desprecio que la chica le había mostrado en los días anteriores, pero en ese instante, algo le decía que debía confiar en la situación, aunque no en las palabras de Syra.

La joven de la magia descontrolada continuaba luchando por controlar sus chispas, pero la profesora, finalmente, logró estabilizar la situación con un hechizo de contención. El caos cesó de inmediato, y el aula quedó en silencio, con los estudiantes aún agazapados bajo las mesas. La chica que había descontrolado su magia estaba visiblemente agotada, pero no parecía herida. La profesora, con el ceño fruncido, la observó antes de dirigirse a todos.

—Recuerden —dijo la profesora con voz firme—, la magia nunca debe ser forzada. Cada hechizo, por pequeño que sea, requiere control. Lo que acaba de ocurrir es un recordatorio de que la magia no es algo que pueda tomarse a la ligera. Todo poder debe ser comprendido.

Cuando la tensión en el aula se disipó, los estudiantes comenzaron a salir de debajo de las mesas, aunque algunos aún se miraban con cautela. Syra soltó la mano de Alina rápidamente, como si no quisiera que nadie la viera haciendo algo que podría interpretarse como "amable".

Alina no dijo nada más sobre lo que había pasado, pero dentro de ella, la duda creció. ¿Por qué Syra la había protegido? Aunque lo había hecho con excusas y actitudes que no cuadraban, algo en su comportamiento la hacía preguntarse si la joven de alguna manera estaba intentando cubrir algo más.

Pero Alina tenía otras preocupaciones. Las palabras de la profesora, las chispas, la magia... todo se mezclaba en su mente, y aunque sabía que su poder estaba despertando, no estaba segura de lo que todo eso significaba. Sin embargo, en ese momento, lo único que sabía con certeza era que algo grande y peligroso estaba en juego.

—Nos vemos en la próxima clase —dijo Syra con frialdad, antes de caminar hacia la salida, dejándola atrás con la sensación de que la batalla no había hecho más que comenzar.

Alina la miró partir y luego se giró hacia el resto de la clase. La preocupación aún pesaba sobre ella, pero algo dentro de su pecho seguía brillando. Ese resquicio de luz, aunque pequeño, seguía allí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.