Academia De Reinas

Capítulo 34: El Despertar de los Elementos

Alina caminaba hacia el salón de prácticas, el aire de la mañana fresco le acariciaba la piel mientras se sumergía en sus pensamientos. Sabía que ese día marcaría algo importante, algo que la Academia de Reinas había planeado desde hacía semanas: la Prueba de los Cinco Elementos.

Todos los estudiantes debían demostrar que dominaban los poderes de sus casas, sus habilidades elementales. El evento no solo era una tradición, sino un requisito para ser considerado un verdadero heredero de una casa.

Pero para Alina, había algo más en juego. La magia de su casa, Aetherion, la Casa Olvidada, era un enigma, algo que ni ella misma comprendía por completo. No solo debía controlar su magia de corazón puro, como había explicado la profesora semanas atrás, sino que también debía aprender a manejar los elementos de todas las casas.

Esa mañana, las chicas se reunieron en el centro del campo de entrenamiento. Lyselle, Neria, Aeliana y Syra, todas con sus uniformes de combate, se preparaban para la prueba. Cada una representaba una de las casas. Alina, como siempre, las observaba con atención.

Lyselle, con su energía tranquila pero poderosa, era de Solaris, la casa de la luz. Neria, la más protectora, pertenecía a Noctis, la casa de las sombras. Aeliana, siempre curiosa y sabia, era de Lumeria, la casa de la visión. Y Syra, quien aún no entendía por qué se había mantenido cerca de Alina, era de Theralis, la casa de la tierra.

Alina había sido la última en llegar, y cuando entró al campo, la profesora Vera la miró con una intensidad que la hizo sentir el peso de toda la academia sobre sus hombros.

—Hoy es el día en que todos demostrarán lo que han aprendido. —La voz de Vera resonó fuerte, clara, y todos los estudiantes se alinearon—. Vamos a recordar lo que significa cada casa. Para que puedan comprender los elementos que deben dominar.

La profesora dio un paso adelante y levantó la mano, haciendo que todos los presentes se quedaran en silencio.

—Cada casa tiene su propio elemento. Cada uno de ustedes tiene una conexión única con ese poder. Comencemos por Solaris. —Dijo, mirando a Lyselle, que dio un paso al frente con confianza—. Solaris representa la luz, el calor. Su magia proviene del sol. Los estudiantes de Solaris pueden controlar el fuego, invocar la luz pura, y dominar las energías solares. Su poder es agresivo, brillante, incandescente.

Lyselle, sin decir una palabra, levantó su mano y de su palma brotó una llama dorada, cálida y resplandeciente. Todos la observaron en silencio, asombrados por el control que poseía.

—Ahora, pasemos a Noctis. —Vera hizo un gesto hacia Neria, quien avanzó con una calma temible—. Noctis es la casa de las sombras. Manipuladores de la oscuridad, maestros del sigilo. Aquellos que dominan Noctis pueden envolver sus cuerpos en las sombras, manipularlas para crear ilusiones y protección mental.

Neria cerró los ojos, y en un abrir y cerrar de ojos, desapareció entre las sombras del campo, solo para aparecer segundos después, emergiendo de la oscuridad.

Lumeria. —La profesora miró a Aeliana, que dio un paso adelante con una actitud tranquila, casi introspectiva—. Lumeria es la casa de la visión y la sanación. Los Lumeria son clarividentes. Pueden curar heridas y ver el futuro. Su magia se basa en el equilibrio entre el alma y el cuerpo. Son los sanadores, pero también los profetas del reino.

Aeliana levantó la mano y una esfera de luz plateada apareció ante ella, flotando suavemente en el aire, mientras la energía sanadora de su magia se esparcía por el campo, sanando una herida en un árbol cercano.

—Finalmente, Theralis. —Vera se volvió hacia Syra, quien avanzó con pasos firmes—. Theralis representa la tierra. Los alumnos de Theralis tienen el poder de controlar la tierra, las plantas, e incluso las criaturas del bosque. Son los guardianes de la naturaleza, y su magia está conectada a las raíces del mundo.

Syra, con un gesto de su mano, hizo que la tierra bajo sus pies se agrietara, dejando salir una flor de pétalos brillantes que se extendió rápidamente.

—Ahora, Alina, de la Casa Aetherion, la Casa Olvidada. —La profesora Vera habló en voz baja, casi como si estuviera invocando un nombre perdido—. Aetherion no es como las otras casas. La magia de Aetherion no solo tiene que ver con un elemento, sino con un corazón puro. Su magia es el poder de la verdad, la pureza, y la capacidad de dominar los elementos de todas las casas. No es fácil de controlar, y muy pocos lo han logrado.

Alina dio un paso al frente, sintiendo los ojos de todos sobre ella. Su mano tembló ligeramente, pero sus guardianes dentro de ella estaban más fuertes que nunca.

—Demuestra lo que puedes hacer, Alina. —Dijo Vera.

Alina cerró los ojos y, con un suspiro profundo, levantó su mano. Un rayo de luz dorada, seguido por una ráfaga de viento, apareció. La energía giró alrededor de su cuerpo, pero en vez de formar un solo elemento, comenzó a fusionarse. Tierra, fuego, agua, aire… todo danzaba a su alrededor como si estuviera en control de ellos.

La magia de Alina, el corazón puro, era capaz de conectar todo, pero aún le costaba mantener el control completo. La energía fluctuaba y la esfera de luz en sus manos se volvía inestable.

Syra observaba, sorprendida, pero no dijo nada. Sabía que Alina tenía algo más que la mayoría de los demás. Algo que ni siquiera ella comprendía por completo.

Vera la miró fijamente, sus ojos fijos en la joven.

Aetherion... todavía está despertando. Pero, has demostrado que tienes lo que se necesita.




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