La biblioteca estaba sumida en un silencio casi reverencial mientras las chicas observaban a Maelis leer el libro antiguo. Las palabras parecían cargar un poder ancestral, como si cada sílaba pronunciada estuviera impregnada de magia, de un conocimiento olvidado por el tiempo. Alina no podía apartar la vista de las páginas, donde los símbolos brillaban brevemente antes de desvanecerse, como si el libro mismo estuviera vivo.
Maelis pasaba las páginas con lentitud, cautelosa, sabiendo que algo importante podría revelarse en cualquier momento. Fue entonces cuando, al llegar a una nueva página, una historia escrita en un lenguaje casi ininteligible comenzó a tomar forma. Los símbolos comenzaron a cambiar, transformándose en una narrativa clara para todos los presentes.
“Hace muchos siglos, cuando los vientos del tiempo aún eran jóvenes, dos almas, Aelus y Lira, se cruzaron en un destino marcado por la eternidad. Se conocieron en un reino olvidado por el tiempo, donde la magia era pura y la vida, eterna. Aelus, un hombre de gran poder, guardián del alma del bosque, y Lira, una mujer de corazón puro, hija del sol y la luna. Juntos, desafiaron las leyes del universo, desataron los vientos que crearon y destruyeron mundos, pero su amor fue su mayor fuerza."
Alina respiró profundamente al escuchar las primeras líneas. La conexión que sentía con esa historia era inmediata. Un estremecimiento recorrió su cuerpo, y las palabras parecían resonar dentro de su alma, como si sus propios recuerdos, tal vez de vidas pasadas, comenzaran a despertar.
Maelis continuó, su voz firme pero suavizada por la emoción que sentía al leer.
"Sin embargo, el amor de Aelus y Lira estaba destinado a ser separado por las fuerzas del cosmos. Cada 500 años, las almas de Aelus y Lira se reencuentran, pero siempre deben separarse antes de que su amor pueda florecer por completo. Cada reencuentro deja una huella, un vínculo que persiste en sus corazones, como un eco que atraviesa los siglos. La separación, sin embargo, no es el fin. Solo es un descanso. El ciclo se repite, y con cada encuentro, su amor se fortalece, su magia se despierta, y el vínculo entre ellos se convierte en algo más grande."
Alina no pudo evitar sentir una punzada en su pecho. ¿Era posible que ella, en esta vida, fuera la reencarnación de Lira, y que el hombre de su sueño fuera Aelus? Algo en su corazón le decía que sí, que el destino la había llevado a este punto en su vida, donde todo lo que había aprendido y experimentado la había preparado para este encuentro.
Lyselle, que estaba sentada junto a ella, murmuró con una mezcla de asombro y fascinación:
—Esto… esto es increíble. Cada 500 años… ¿De verdad esas almas se encuentran de nuevo?
Alina, con la mente llena de preguntas y sentimientos encontrados, miró a sus amigas, quienes estaban igualmente cautivadas por la historia que Maelis continuaba leyendo.
"Pero el amor, aunque eterno, no está exento de pruebas. El destino de Aelus y Lira está marcado por la lucha, no solo contra los elementos del mundo, sino contra sus propios corazones, que temen lo que está por venir. A pesar de su amor, hay fuerzas oscuras que se interponen en su camino, que desean evitar que su vínculo se haga realidad. Y cuando la última estrella caiga del cielo, Aelus y Lira deberán tomar una decisión: seguir su amor y arriesgar todo lo que han conocido, o dejarlo ir y enfrentar el vacío de la separación una vez más."
El aire en la sala se volvió pesado mientras Maelis pronunciaba las últimas palabras. Alina sintió una sensación profunda de nostalgia, como si todo lo que leía fuera una verdad innata que siempre había estado en su corazón. El vínculo que compartía con ese hombre en sus sueños, esa conexión inquebrantable, ahora tomaba una forma más clara, más definitiva.
"Así, cada 500 años, el ciclo se repite. Y con cada encuentro, el amor de Aelus y Lira trasciende, se fortalece. En esta vida, como en todas las anteriores, ellos deben decidir si el destino que les ha sido otorgado será su salvación o su condena. Pero hay algo más: al final, el destino no solo los unirá, sino que cambiará el curso del mundo, pues sus almas son las guardianas de un poder olvidado, el poder que puede destruir o salvar los reinos."
Las chicas permanecieron en silencio después de que Maelis terminó de leer, digiriendo la magnitud de lo que acababan de descubrir. Alina, sin embargo, no podía dejar de pensar en lo que acababa de leer. Aquel hombre, su vínculo con él, no era solo un sueño ni una coincidencia. Era parte de algo mucho más grande, algo que trascendía el tiempo y el espacio.
"¿Qué significa todo esto?" murmuró Nerea, claramente impactada por lo que acababan de leer.
Alina cerró los ojos, sintiendo cómo cada palabra del libro resonaba en lo más profundo de su ser. Sabía que estaba en el centro de algo que no comprendía por completo, pero también sabía que debía seguir adelante. Su corazón latía con fuerza, como si estuviera preparándose para el encuentro que ya estaba destinado a suceder.
—Significa que no estamos solos en esto. —dijo Alina, su voz suave pero decidida—. Él… él es parte de mí. Y yo soy parte de él. No importa lo que pase, debemos estar juntos.
Syra, que había permanecido más callada que las demás, la miró fijamente, como si por primera vez realmente la estuviera entendiendo.
—Entonces, el ciclo que se repite… es nuestra prueba. —dijo, su tono más serio de lo habitual.
Alina asintió lentamente. Sabía que había mucho más por descubrir, pero ahora entendía que su destino estaba inextricablemente unido al de ese hombre. Y lo que fuera que los esperara, estaba más allá de cualquier miedo o duda.