Academia De Reinas

Capítulo 42: Voces Tras el Cristal

La noche en la academia se sentía más pesada de lo normal. Una brisa helada cruzaba los pasillos de piedra, y la luna, opaca tras un velo de nubes, apenas iluminaba las copas de los árboles que rodeaban la torre sur.

En lo más alto de esa torre, donde las alumnas no podían llegar, una tenue luz azulada parpadeaba tras la puerta del despacho de la profesora Elysara.

La habitación estaba sumida en sombras, salvo por el resplandor fantasmal que brotaba de una esfera de cristal suspendida sobre un pedestal tallado con símbolos antiguos. Elysara se encontraba frente a ella, con los ojos cerrados y las manos rodeando la esfera.

—…se ha cumplido, —murmuró, su voz apenas audible—. Las herederas han despertado el poder de los Guardianes. Las cinco marcas están activas.

Una figura comenzó a manifestarse dentro de la esfera: un rostro encapuchado, indistinto, cuyos ojos brillaban con un tono carmesí.

—¿Estás segura? —preguntó la voz masculina, grave, teñida de desprecio.

—Sí. Vi las marcas. Las energías… son idénticas a las de la antigua era. Incluso la de la Casa Olvidada. La heredera vive.

Hubo un largo silencio del otro lado.

—Entonces el ciclo se repite.

—Y esta vez —añadió Elysara, con una sonrisa amarga—, no fallaremos.

—Prepara a los sombra-hueso. Quiero una prueba. Si son tan poderosas como crees, las enfrentaremos… antes de que logren vincularse del todo.

La luz de la esfera parpadeó, y la figura desapareció.

Elysara permaneció inmóvil unos segundos más. Luego caminó hasta una estantería, sacó un libro cubierto con cadenas oscuras y lo colocó sobre su escritorio. Al rozar sus dedos contra la tapa, el libro se abrió por sí solo… revelando un símbolo prohibido: una corona invertida rodeada por llamas negras.

—Esta vez no los protegerás, Aetherion… —susurró—. Esta vez, la reina caerá.

Mientras tanto, en su habitación, Alina se despertó sobresaltada. Su corazón latía con fuerza y sentía un escalofrío inexplicable. Se levantó, fue hasta la ventana y miró hacia la torre sur.

Una luz azulada parpadeó… y desapareció al instante.

Alina frunció el ceño.

—Algo… no está bien.




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