Academia De Reinas

Capítulo 45: La Aparición de la Casa Drakaryn

La tarde estaba cubierta por un cielo gris, y el aire se sentía más pesado que nunca. Los árboles de la Academia de Valerian crujían como si algo se estuviera moviendo en las sombras. Alina caminaba junto a Kael, sus pensamientos ocupados por todo lo que el Viejo Aliado había revelado sobre la Casa Drakaryn. Pero algo dentro de ella sentía que las palabras del anciano solo eran una pequeña parte de lo que realmente estaba sucediendo.

Kael, por su parte, parecía estar en un estado de trance. Sus ojos estaban fijos al frente, pero su mente parecía estar en otro lugar, como si un eco distante resonara en su mente, guiándolo a algo que no comprendía completamente.

—Kael... ¿estás bien? —preguntó Alina, su voz suavizada por la preocupación.

Kael la miró, sus ojos brillando con una intensidad nueva.

—No sé, Alina... siento como si estuviera despertando algo dentro de mí, algo antiguo... como si estuviera siendo llamado por alguien que ya conocía. —Su tono estaba lleno de duda y desconcierto—. Algo relacionado con mi... nuestra misión.

Alina sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. Era como si las palabras de Kael resonaran con un eco de algo muy profundo en su interior, algo que estaba conectando con su linaje y con los secretos que aún no había descubierto.

De repente, el viento sopló con fuerza, como si una ráfaga de energía mágica hubiera cruzado el aire. Alina y Kael se detuvieron, mirando al cielo, donde las nubes parecían reunirse en un patrón extraño, como si estuvieran formando una figura.

En ese instante, un grito desgarrador resonó a lo lejos, una señal de que algo no estaba bien. El corazón de Alina dio un vuelco, y sin pensarlo, corrió hacia la fuente del sonido, con Kael siguiéndola de cerca.

Cuando llegaron al claro donde se había originado el grito, lo que vieron los dejó paralizados. En el aire, como una visión mística, apareció una figura envuelta en una luz oscura. No era humana, pero tampoco era una sombra. Sus ojos brillaban con un resplandor rojo y su presencia emanaba una sensación de poder y malevolencia.

—¿Quién eres? —preguntó Kael, su voz firme, pero con una ligera tensión.

La figura no respondió. En lugar de eso, una voz resonó en sus mentes, suave y grave, como si viniera de lo más profundo de la oscuridad.

"Kael, hijo de Drakaryn, ¿creías que tus recuerdos se desvanecerían con el paso del tiempo? Nosotros, los antiguos, nunca desaparecimos. Hemos estado esperando... esperando tu regreso."

Kael dio un paso atrás, sintiendo como si una corriente eléctrica recorriera su cuerpo. Era como si las palabras de la figura lo hubieran despertado de un sueño profundo, algo que había estado guardado en su memoria ancestral.

"Ven a mí, y conocerás tu verdadero propósito. Tú eres el último de tu linaje, el último de los Guerreros de Drakaryn."

La figura se desvaneció tan repentinamente como había aparecido, dejándolos en un aire denso y cargado de energía. Alina, que había estado observando en silencio, se acercó a Kael con cautela.

—¿Qué fue eso? —preguntó, su voz temblorosa, aunque intentaba mantener la calma.

Kael cerró los ojos, intentando procesar lo que había experimentado.

—Eso... eso fue algo que yo... no recuerdo, pero que siento muy dentro de mí. Es como si hubiera escuchado la llamada de los antiguos guerreros de mi Casa... Mi vínculo con Drakaryn está más fuerte de lo que pensaba.

De repente, una sensación de urgencia llenó el aire. Alina miró a su alrededor y vio que algo oscuro se deslizaba entre los árboles. No era solo una visión, algo estaba avanzando hacia ellos, algo con la fuerza de una tormenta.

—¡Debemos regresar a la Academia! —exclamó Alina, el temor apoderándose de ella—. Esto no ha terminado. Apenas está comenzando.

Antes de que pudieran reaccionar, un grupo de sombras apareció entre los árboles, una horda de criaturas con ojos brillantes, como si la oscuridad misma hubiera cobrado forma.

"El ciclo comienza de nuevo, y con él, la caída de los guardianes..." resonó la misma voz, esta vez más distante, pero clara en sus mentes.

—¡Defiéndete, Kael! —gritó Alina, sintiendo cómo el poder de su linaje comenzaba a despertarse dentro de ella. Había algo en su interior que estaba listo para desatarse, pero aún no sabía cómo controlarlo.

Kael, sin perder tiempo, se adelantó, sus ojos brillando con la intensidad de un antiguo guerrero. Una marca en su piel comenzó a resplandecer, y una espada de energía pura apareció en su mano.

"¡Esto es solo el comienzo!" gritó Kael, empapado en la magia ancestral de su linaje.

Alina, por su parte, sintió un vínculo profundo con Kael, como si las sombras que se acercaban fueran parte de un destino que los unía más allá de lo que imaginaba. La oscuridad estaba aquí, y ellos estaban destinados a enfrentarse a ella.




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