Academia Kite Wars

Capítulo 2: Enfrentando al monstruo

En México, el nivel de un Kiter está determinado por su rango. Desde el sistema de puntaje de Mexicana de Cometas, ese rango se calcula por la cantidad de batallas perdidas y ganadas, la frecuencia de estas, su duración y la variación en los sensores de posicionamiento.

Todos los Kiters que están dados de alta en el sistema pueden recibir una clasificación que va desde el rango 30, que es el más bajo, hasta el rango 2, que en cierta forma sería lo más alto. El rango 1 es más bien un rango honorífico, y solo lo obtienen aquellos que han participado en un Ultimate Tournament.

De esta forma, y gracias al entrenamiento que recibió Iván, él logró clasificar a la educación secundaria academia Minerva como rango 15. Un rango que, por lo general, es típico de un estudiante de preparatoria de esta academia.

Benito, por el contrario, ingresó a la academia Minerva siendo un rango 21, en una institución donde el mínimo aceptable es un rango 20. La condición que le impuso el director fue que, si no subía como mínimo a rango 20 en tres meses, debería abandonar la academia.

El que Iván tenga un rango tan alto, ¿será una bendición o una penitencia en un lugar tan diferente a lo que acostumbraba a ser en Aguacatal?

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Ya había terminado el primer bloque de clases del día, y la secundaria de la academia Minerva se encontraba en la hora del receso, donde los alumnos podrían comer, jugar, platicar con sus amigos o incluso armar retas de duelos. Iván y Benito no fueron la excepción, e inmediatamente se dirigieron a la cafetería para disfrutar de sus alimentos.

-¿Por qué no me despertaste? -le siguió recriminando Iván a Benito.

-¡Te desperté varias veces! -contestó Benito algo molesto por el regaño injustificado de Iván. -¡No sé cómo puedes dormir con esos ronquidos! ¡Hasta el velador llegó tres veces a la habitación preguntando si no estaban matando a un animal por los ruidos que hacías!

-Debes estar exagerando… No ronco tan fuerte…

-Como sea… -dijo Benito tratando de cambiar de tema, puesto que parecía darse cuenta, resignado, de que las noches con su nuevo compañero de habitación serían largas y eternas. -El director Baca me comentó que, si quieres ser mi mentor privado de regularización en Kite Wars, debemos ir a su oficina y realizar los trámites para ello.

-¿Y cómo estaría ese asunto? -preguntó Iván todavía sin entender lo que ocurría.

-Bueno, ese fue el acuerdo de anoche, ¿no? Tú me ayudarías a regularizarme en las Kite Wars, mientras que yo te ayudaría en matemáticas.

-Parece un trato justo… -respondió Iván. -Pero nunca he entrenado a nadie, ¿estás seguro de que quieres hacer esto?

-Completamente. -le indicó Benito, totalmente convencido de su trato.

De pronto, una chica de pelo largo y castaño hasta los hombros, utilizando el uniforme de la academia con su chaleco azul pavo con el número 19, blusa blanca y falda azul pavo hasta la rodilla, se acerca a la mesa donde Iván y Benito se encuentran almorzando, y le entrega a Iván una boleta.

-Tu reporte por llegar tarde. -dijo aquella chica, sin parpadear, sin inmutarse, y con una autoridad que parecía imponer más que respeto, algo de miedo.

Acto seguido, la chica se aparta de la mesa y continua su camino hacia otra mesa, esta vez, para almorzar.

-¿Quién es ella? -preguntó Iván un tanto sorprendido de no entender lo ocurrido.

-Es Andrea Santos. -respondió Benito. -Va en nuestro mismo salón, el 1-A. Es un poco mandona, por eso la eligieron jefa del grupo.

-Eso significa que vamos a tener muchos problemas. -dijo Iván en voz baja.

-Tú vas a tener muchos problemas. -dijo Benito. -¿Quién te manda a no despertar temprano para entrar a clases? Tienes una beca, varios reportes como este serán el fin de tu beca y tu fin en la academia.

-No pude evitarlo… -mencionó Iván con una especie de rostro como de perrito regañado. -Las camas del dormitorio son muy cómodas…

Benito voltea a ver a los puestos de comidas, y se da cuenta que don Everardo, del puesto de tacos al pastor, está haciéndole señas, como de que quiere hablar con Iván.

-Iván, creo que don Everardo quiere hablar contigo. -le señaló Benito.

-¿De verdad? Voy para allá.

Iván se retira de la mesa para hablar con don Everardo. De pronto, el grupo de chicos que había molestado a Benito el día anterior, se acercan a su mesa.

-Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? -dijo amenazante quien parecía ser el líder del grupo.

-Creí haberte dicho que un rango 21 no es bienvenido en esta academia. -secundó uno de los presentes.

Iván se da la vuelta con una bandeja de dos órdenes de tacos al pastor con su ración de cebolla curtida y salsa verde de “aguacate” para acompañar, y se dirige a la mesa donde se encontraba charlando con Benito. Cuando ve a esos chicos y sus malas intenciones, Iván acelera el paso y, amenazante, les grita.

-¿Se puede saber qué le hacen a Benito? -gritó Iván muy furioso.

-Oh, pero si es el becado de ayer. -gritó amenazante el líder del grupito. -¿Acaso Benito ya te contrató como su guarura?




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