Perspectiva de Katherine
Mi estancia en la Academia no ha sido para nada acogedora, mi primer día fue un desastre tras otro. Supongo que le pasa a todo novato ¿No? Pues hoy hemos conocido finalmente al hermano de Mikaeya, un Papi en todos sus aspectos, alto, galán, rubio, con un outfit de chico malo, debo decir que casi supera mi amor platónico por mi sexy profesor Henry. Una coincidencia es que vive con la única persona con quien comparto todas las clases. Alexander Lylup, o solo Alex para los amigos.
Mi amiga la albina nos hecho del dormitorio pues tenía que hablar no se que cosas con su hermano. Pero nos hubiéramos ido de todas formas.
Nos invitaron a la cafetería de los de segundo año, que es idéntica a la nuestra, excepto por el postre de chocolate que nos acaban de invitar los chicos, este pastel si sabe a comida.
-Katherine ¿Cierto? -me dice el amigo de Alice. Un piel morena con ojos hermosos que tiene la edad de Thomas el hermano de Mikaeya pero que por alguna razón entró este año.
-Dime solo Katt -le explico amablemente- ¿Que sucede? ¿Armel cierto?
-Asi es -me responde con su voz que suena como el gruñido de un oso-, Yo solo quería iniciar la conversación, dime ¿Como se conocieron tu y Alex?
En ese momento pensé en las palabras para contar mi versión de la historia pero el recordar lo desastroso de ese día me dejo en blanco, recordando como un flashback esos momentos traumáticos. Me quedo con la boca abierta tratando de escupir alguna palabra y con la mirada sin punto fijo. No lo entiendo, en mi cabeza imagino miles de cosas perversas y atrevidas pero soy incapaz de decirlas en la vida real, probablemente todos me ven como un bicho raro al que no se le pasa nada por el cerebro y jamás tiene nada que decir.
Con las chicas es fácil entablar una conversación, pero con un hombre es terreno desconocido para mí ¿Que tal si no les caigo bien? ¿Y si se ríen de mi? Apenas y puedo mantener a la raya mis ronroneos.
-Yo les puedo contar nuestra historia, si Katt esta de acuerdo. No es muy larga después de todo -comenta Alex, me ve de reojo casi como adivinando lo patéticamente nerviosa que me estoy poniendo.
-Si, esta bien. Si tu insistes - balbuceo y le doy un agresivo sorbo a mi malteada de fresa casi atragantándome. Alexander Lylup, eres mi salvador, creo que esto podría ser el comienzo de una bonita amistad.
-Tranquilízate… -me susurra Alex con una inquieta sonrisa. Durante ese instante mi presión vuelve a su punto normal. Pero inesperadamente, Alex recorta la distancia entre los asientos y por debajo de la mesa me agarra tímidamente la punta de la pierna y la presiona rápidamente. Alejando su mano en un intervalo casi inmediato.
¿Pero que? Mi presión inexplicablemente sube hasta el tope. El nerviosismo en mi enciende el interruptor de mi ronroneo, resonando como el motor de un camión. Eso no a ayudado nada Alexander, me hiciste lo opuesto, es la primera vez que un chico invade mi espacio físico de esa manera, eso se sintió muy intenso. Me provoco un aumento en mi temperatura y un cosquilleo que jamás había sentido en mi cuerpo.
-¿Katt? -es lo único que Alice logra pronunciar, a penas y pido disculpas, corro rápidamente al baño, con mi supervelocidad me toma solo dos segundos.
Me encierro ahí de un portazo y lleno mi cara de agua fria una y otra vez. Inhalo y exhalo repetidamente, grandes bocanadas de aire inflan mis pulmones, después de unos 10 intentos finalmente logro apagar mi ronroneo. Me miró al espejo, medito mi vida entera en solo unos segundos y vuelvo a aplicarme brillo labial, arreglo mi cabello y salgo lentamente del baño.
Al acercarme a la mesa desde lo lejos y gracias a mi oído sobrenatural escucho que Alex sigue contándoles sobre nuestro paseo por la enfermería, después de aquella paliza. Vaya, no sabia recordara tantos detalles de aquel día, tiene muy buena memoria, supongo que también es muy inteligente.
- Y fue así como descubrimos que Katt y yo teníamos todas nuestras clases juntos-termina de decir Alex justo cuando vuelvo a sentarme a su lado. Esta vez el inquieto parece ser el, pues ni siquiera levanto su vista hacia mí.
-Oye Katt -me llama Alice- ¿Por que no nos contaste de tu amigo? Parece que son mejores amigos y por lo que oí de el, pasaron muchas cosas en su facultad.
-¿Esto? Pues… tu tampoco nos contaste sobre Armel -le reclamo a la pelirroja ¡Es que acaso nunca no mide sus palabras! Porque tenía que decir algo así. Un momento, a quien le importa, solo somos amigos. No debo preocuparme.
-¿De que hablas? Si en cuánto llegué al dormitorio empecé a contarles de lo increíble que fue mi primer día, les hable del bosque, de los amigos que hice ahí y de como supere a este muchacho quitándole su primer lugar. Por cierto, este pastel está riquísimo ¡Quiero otro!! -exclama la pelirroja hiperactiva que me provoca ganas de apretar ese cuello y meterle las garras porque es incapaz de callarse-, ¿Uh?, Armel aun me debes esos diez dólares de la apuesta ve y cómprame un rico pastel.
Era la primera vez que Alice sonaba en un tono presumido, debió de humillar a ese chico en su propio terreno para tratarlo asi.
-Si, yo perdí supongo… -responde Armel con un seño frustrado-, enseguida vuelvo ¿De chocolate verdad?
-Si, y también otra malteada, que sea de plátano esta vez.
-Alice si sigues comiendo así vas a engordar mucho -reprocho en un intento de cambiar la conversación.
-¿Tu que sabes?, Um… es decir. Nosotros los cazadores tenemos un buen metabolismo así que no tengo que preocuparme por las calorías Katt.
El resto de la tarde sigue libre de mis episodios de ronroneos. Son cerca de las siete de la noche, los chicos nos llevan a unas instalaciones de las que destaca una instalación con un telescopio gigante sobresaliente, de esos que solo ves en la NASA, no podemos entrar a utilizarlo pero Armel insiste que no es necesario y nos conduce un poco mas adentro en el bosque.
Las estrellas en el firmamento de por si se ven mas brillantes y hermosas, es una extraña sensación. Por primera vez el adentrarme en un bosque no me provoca el terror de ser objeto de una invasión de termitas o del regalito de algún ave del cielo.
Los árboles provocan un extraño aroma hogareño, ni siquiera me percato del momento en el que nos tiramos en el pasto para ver el cielo.
¿Como puede ser real lo que estoy viendo?
Una aurorea boreal decora nuestras vistas. El cielo se cubre de colores maravillosos, un hermoso fuego artificial creado por la madre naturaleza. Ni siquiera de como describir algo así. Apenas y puedo pensar. Siento como la percepción del tiempo en mi, se dilata totalmente en ese momento.
-Es hermoso verdad… -susurra una voz por mi costado. Estoy en un completo estado de trance, pero me volteo, es Alex quien se encuentra recostado igual que yo en medio del bosque. Su mirada esta tan centrada en mi y la forma que me ve, me hace creer que ronroneare en cualquier segundo. Pero aquel lugar me hace sentir tan relajada y en sincronía. El tiempo definitivamente se ha parado.
Somos dos personas en medio del profundo bosque, mirándonos fijamente, siendo acobijadas por un hermoso espectáculo de luces. El se acerca, a diminutos movimientos, arrastra su cuerpo cerca del mío. Parece estar temblando ¿Acaso tiene frío? Me resulta adorable verlo así tan expuesto, no se en que momento, nuestros narices están a centímetros de tocarse, el tiembla aun mas, cierra sus párpados, siento que hay algo que debo hacer, pero no se lo que es. Yo…
¡ME LEVANTO DE GOLPE!
-¿PERO QUE MIERDA PASA CON ESTE BOSQUE?
-¿Katt? ¿Pero que paso, porque estamos acostados? -pregunta Alex reincorporándose, casi como despertando de la hipnosis- ¿Que? ¿Como? ¿En que momento llegamos aquí?
-¿No lo recuerdas?
-No.Yo… lo ultimo que recuerdo es que íbamos observatorio a mirar las estrellas desde allí, recostados sobre el jardín.
-Quizás ellos sepan donde… -miro por todos lados pero no encuentro señal de ellos- ¿A donde se fueron Armel y Alice?
-Supongo que deberíamos buscarlos aunque creo que debemos preocuparnos mas por nosotros. Es decir, ellos son cazadores casi que tienen una brújula integrada en su cuerpo. Nosotros por otra parte…
-¡Rayos!, ¿Y que hacemos ahora?- pregunto miedo, colgándome involuntariamente al oír el canto nocturno de un búho.
-¿Estas bien?
-¡Lo siento!-exclamo nerviosamente, soltándole inmediatamente el brazo.
-Katt… mira hacia arriba, las luces son realmente bonitas
En ese instante le pego una cachetada. No se donde estamos o como ir a casa pero se que esas luces tienen algo que ver en todo esto. No me gusta que me manipulen.
-Discúlpame, era la única manera, concéntrate Alex- explicó tímidamente.
-Lo siento Katt. Tienes razón, ya no lo miraré.
Después de aquello nos quedamos unos cuantos segundos mirándonos incómodamente el uno al otro y recordando un poco de lo que sucedió mientras estábamos en esa extraña escena de película. Aun en estado de trance escupo unas palabras que elevarían la incomodidad a otro nivel.
-Alex, ¿Tu y yo? ¿Somos solo amigos verdad?