Xander Chann
Era la primera vez que el miedo acorralaba mi existencia. No permitiría que Elijah muera, no permitiría que me deje solo.
Inmediatamente salgo disparado hacia la autopista. Dejo todo a cargo a mi asistente Belda, una joven loba aprendiz de mi manada. Mis manos tiemblan, mi yo lobuno se regocija y se humilla ante la sola idea de quedarnos solos.
Conduzco a gran velocidad dejando atrás el emporio de vestidos de novia, la caótica pequeña ciudad se queda entre la penumbra, el bosque espeso me recibe como augurando mi pena. Empieza a llover como si del más allá fueran los testigos de lo que está ocurriendo.
Y visualizo a lo lejos la camioneta estrellada contra un árbol viejo y gigante. Al costado la motocicleta vieja de Roch. Ahí, junto a un pequeño muro, Roch abraza a Elijah, su madre. Mis ojos se nublan…
—¡Papá, abre la puerta, al hospital! —grita Rochester.
La subimos y acomodamos. La abrazo fuertemente.
—No me dejes, no te mueras…no me dejes solo —sollozo.
Roch conduce sin pestañear.
Llegamos al Hospital de Lobunos licántropos. Inmediatamente las enfermeras empujan la camilla y la ingresan al quirófano.
Mi hijo y yo nos fundimos en un abrazo reconfortante.
—Has comunicado a alguien más de la casa —interrogo
—No, no, ni siquiera he pensado en eso.
—Bueno, irás a casa e informa a toda la manada incluyendo a tus hermanos mayores —el corazón se me pone blando. Mi corazón lobuno se derrumba.
***
Roch Chann
Trato de negarme, empero es mi obligación, papá ni por más que le apuntaran con un arma no dejaría a mamá. La ama más que a su vida.
Me marcho con un dolor inmenso en lo más profundo de mi alma. Mi temor de perder a mamá hace que mi lobo aúlle y se acurruque internamente.
—Saldrá de esta —consuelo a mi yo salvaje.
《Tengo miedo》—responde.
Una vez oí decir a mi padre que el miedo es lo más normal, todos los seres vivos sentimos miedo y eso nos mantiene a salvo. Sin embargo, ahora mismo deseo no tener ese miedo. Quiero que todo marche bien.
Conduzco por aquel bosque oscuro y friolento. La pista húmeda y la neblina adueñándose de todo.
Llego a la mansión y mis hermanos estaban reunidos en la sala. Por sus miradas dicen que están muy preocupados.
—Mamá, ¿dónde está? —dice Trav —presiento que algo le ha pasado, mi yo lobuno de pronto se ha acurrucado y no puedo sacarlo de ese estado.
Lo abrazo y mis otros tres hermanos se unen.
—Mamá ha tenido un accidente en la carretera, ahorita mismo está en el hospital con papá —cuento muy rápido.
—¿Alguien es el causante? —pregunta —si es así haré que pague con sangre.
—No lo sé, lo encontré cuando volvía de la academia.
—La desgracia se aproxima en todos lados —dice Rich el que sigue a Trav —el bosque está siendo masacrado, esta mañana cuando fuimos con la manada hemos hallado muchas especies muertas…
《Los Farkas》—dice mi lobo.
—¿Qué haremos? —pregunta mi hermano mayor —papá me informó que los Farkas atacarán a los Daciana.
—Informa a la manada sobre la situación para que se mantengan en alerta y prepara a la manada para el ataque, no permitiremos que ataquen a los Daciana —digo sin saber el porqué
Mis hermanos me observan con asombro y confundidos.
—No es nuestra pelea, Roch —responde Trav —por qué entrometerse en algo que no nos compete, hay cosas más importantes como prepararnos para el invierno.
—La vida no se trata de eso, Trav. La vida es luchar, cuidar, amar; y, al menos en nuestra especie, la vida es luchar por la justicia.
Trav se quedó en silencio. Y mis otros hermanos se quedaron sorprendidos. Quizá no se esperaban tal opinión, porque casi siempre fui muy descuidado y andaba en otras. Me retiro sin decir ni una palabra.
***
Los Daciana.
Mi intuición lobuno percibió lo que temíamos. Un aire pesado inundó mis fosas respiratorias, confirmándome lo que me temía.
Estaba seguro, los Farkas nos atacarán. Se me encoge el corazón de temor, de temor por las mujeres de mi manada.
Tendría que tomar una decisión ya. Volvimos con todos los hombres al sótano.
—Es urgente que nos reunamos —dije a Erick.
—Nos atacarán, mi yo lobuno intuye —confirma temeroso —no quiero vivir esto nuevamente —me abraza.
—Tranquilo, no, no, no lo lograrán, Erick eres fuerte y te necesitamos así —dije —Por ahora, reúnamos a las chicas, y a las niñas llevemosla al otro lado del pasaje secreto. Las niñas tienen que estar a salvo.
Las madres se acaban de ir con las niñas. Me dolió el alma, pero ellas tienen que seguir vivas. Nuestra manada tiene que estar vigente.
—Mujeres de los Daciana ha llegado el momento de salvar y proteger lo nuestro y nuestra dignidad.
Se me cayeron las lágrimas, mi hija, mi esposa y todas las mujeres que amaba con el alma estaban ahí de pie, fuertes y decididas. Listas para pelear.
—Cariño, entrenamos para esto, no te preocupes —dice Ampis.
Luego dirigiéndose a otras mujeres:
—¡Mujeres, hermanas, compañeras mías, tomen la daga de las cajas; ustedes bien saben su uso, si alguna de nosotras cae, nuestra dignidad está primero, actúen y salven nuestro linaje, jamás seremos de otros! —culminó secándose las lágrimas.
Me gustaría interferir, eliminar esa decisión, empero estoy de acuerdo, no quiero vivir ni que vivan esos episodios del pasado.
Erick, se limpia las lágrimas. Abraza a su hija y a su esposa.
—No permitan que ningún ruin indeseable las doblegue —finalicé.
Accalia se acerca y —papá si no salimos de esta quiero que sepas que he encontrado mi mate, sé que suena tonto, pero por primera vez siento que yo y mi loba estamos ilusionadas —dice —es un tonto, pero sus ojos parecen un fuego que cada vez que lo veo me quema —finaliza mirándose las manos.
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Editado: 22.09.2024