CROWIS
Aquella mañana emprendimos la marcha, quemé la cabaña. Busqué restos de huesos para que pareciera que murieron en el incendio los habitantes, alguna que otra ropa y mechón de pelo.
A un lado de la cascada pude ver a Accalia cortándose el cabello. Me acerqué con timidez.
—No lo hagas —dije deteniendo el cuchillo.
—Quiero cambiar todo de mí, incluso mi nombre —susurró.
—No es necesario, Aki —hablé abochornado.
—¡Ya no soy una maldita adolescente loba, ya no, ya soy una mujer loba que puede enfrentarse! —rugió.
La abracé.
—¡No quiero ser débil, no quiero ser la presa fácil de mis enemigos! —musitó rompiendo en llanto.
—Trabquila, me rompe el corazón verte así —murmuré —Yo te ayudaré, yo te enseñaré todo lo que una loba debe de saber para defenderse, todo lo que una alfa debe de saber —dije.
Me miró a los ojos —tampoco quisiera tu lastima —habló.
—No, no es lástima —dije —es mi deber —susurré.
Salí de la cascada emprendiendo la marcha, ella enseguida empezó a caminar detrás de mí.
—Iremos a la colina de Los Vientos, luego bajaremos al Valle de los Indiferentes —informé a mi bella acompañante.
—En ese lugar haremos nuestro hogar y todo esto habrá sido un sueño —habló deteniéndome el paso.
“Nuestro hogar” esa frase retumbaba en mi cabeza emocionándome sobremaneramente. Ella puede amarme —Como tú lo ordenes —respondí sonriendo como un tonto.
Ella me miró sin entender el por qué de mi sonrisa.
—¿Acaso es un chiste? —habló de malagana.
—No, que va, solo que me hace feliz salir de la porquería de manada —contesté.
—¿Por qué no lo hiciste antes? —preguntó.
—Mmm porque era un cobarde —me excusé.
—No lo creo, veo que no eres un cobarde —dijo.
—Gracias por eso —respondí.
Caminamos en silencio, la llovizna era de nunca acabar, al parecer la madre luna estaba enfadada con nosotros. Los árboles cada vez eran más espesos y las ramas eran fuertes como si quisiera detenernos el paso.
—Ya no puedo más —se quejó mi bella —esto es agotador —dijo.
—Lo sé, pero tú eres fuerte, vamos que si puedes —la animé.
—Y si cambiamos de forma, supongo que sería más fácil avanzar, porque esto de ser humana me hace vulnerable —acotó.
—No lo había pensado —repliqué —pero si tú quieres estoy a tus ordenes —afirmé cambiando de forma enseguida.
—Waooo nunca te había visto en tu forma lobuna —dijo acariciándome el pelaje —realmente eres muy hermoso —tosió —digo impresionante —rio de nervios.
Mi corazón latió más de lo normal, mi pelaje se erizó pero logré controlarlo.
《Ella es nuestra LunaOmega, seremos felices por siempre》— musitó mi yo lobuno
—Intentaré hacerlo aunque aún no soy experta —habló retrocediendo y preparandose para su transformación.
—Tu puedes comuniqué a su loba —
Dio un salto y después de dos tropezones se convirtió en una hermosa loba blanca. Era una de las lobas más hermosas que había visto, alta e intimidante.
—No puedo creerlo, cuando es que crecí tanto —se telecomunicó su loba —hacía poco era apenas una cachorra —rio orgullosa.
—Eres de mi tamaño —dije
—No, eres más alto que yo, eres el triple de alto de todos los lobos que he visto —dijo.
—Gracias por eso —reí —marchemonos, a ver quien gana esta carrera y salí disparado.
Ella me seguía muy cerca, me distrajo sus ojos y me ganó la carrera.
Habíamos avanzado un largo trecho, dejando atrás todo aquel clima lluvioso y frío. Nos acercamos a la cima de la colina de Los Vientos.
—Falta poco —informé y me di cuenta que no me seguía el paso. Inmediatamente di media vuelta atrás para buscarla, mi miedo de perderla hizo que perdiera el control y rugiera de desesperación.
—Ey, tranquilo, estoy aquí —sonó su voz frágil.
Respiré aliviado.
—¡No vuelvas a hacer eso, por favor! —exclamé molesto.
—Estoy agotada —se quejó —ya no puedo más, si deseas avanza tu solo, yo luego te alcanzo.
—No claro que no —hablé dejando mi forma lobuna para acercarme y sentarme a su lado.
—Tomemos un poco de descanso—dije apoyándome en sus hombros.
—Ha sido una buena lección lo de hoy, pude transforme casi sin torpeza —respondió.
—Eso es bueno —contesté —no lo haces nada mal. Yo era muy torpe —reí.
—No te creo, eres muy bueno como lo fue mi padre —hablo con algo de dolor.
—Tu padre fue un excelente Alfa —acoté
Suspiró y se quedó en silencio. El aire fresco envolvía la dicha de mi felicidad.
—Tengo mucha hambre —habló mirándome a los ojos.
—Aquí hay algo de comida y bebida —dije mostrándole mi descuida vianda.
Ella enseguida lo abrió y sin decirme nada empezó a servirse y servirme.
—Provecho—dijo engulliendose de comida.
Reí tontamente.
—Eres muy hermosa —hablé
Se detuvo y me miró a los ojos —también lo eres, seguro que traías locas a las mujeres de tu manada —rio —A mi me gustó un chico en la academia, era nuevo —habló.
Este último arrugó a mi alocado corazón.
—Locas no creo, no estoy seguro —dije omitiendo lo que acababa de escuchar.
—¿Tú te has enamorado con toda tu alma? —preguntó.
—Mmm sí, muy joven, conocí al amor de mi vida, vivo por ella, estos últimos días, semanas he sido muy dichoso, he podido confirmar que sin ella me moriría —dije con tristeza.
—¡Auch! —respondió —¿y has sido correspondido? —indagó
—No lo sé, no sé si lo sepa, pero me basta con saber que ella existe.
—Resultaste más romántico —habló seria —yo pensaba que simplemente eras un coqueto y seductor —este último lo dijo burlonamente.
La miré a los ojos —tenemos que avanzar—.
—Y si nos quedamos aquí, siento que no puedo más —respondió haciéndome caritas.
—No, no, no podrás convencerme —dije —si nos quedamos aquí, puede que nos encuentren o que seamos la cena de los osos o trolls —hablé con seriedad y un poco de dolor en mi corazón.
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Editado: 22.09.2024