Accidentalmente ,tu

CAPITULO 4

Después del cruce con Arthur, todavía sentía el calor en mis mejillas cuando entramos de nuevo al salón original, el mismo donde empezamos la jornada.
La clase siguiente era Geografía Turística, y aunque el tema me parecía interesante, mi mente seguía un poco atrapada en el choque -literal y figurado- con el presidente.

Nos sentamos en el mismo lugar de antes, Rich a un lado, Sonya al otro.
El ambiente se había calmado un poco, pero apenas puse los codos sobre la mesa y saqué mi libreta, Rich me miró de reojo con una ceja levantada.

-Brittany, ¿cómo conociste a Arthur?

Lo miré con una sonrisa a medias.
Ese tipo de sonrisa que uno pone cuando no quiere entrar en detalles pero ya sabe que es inútil evitarlo.

-Digamos que tuve un encuentro... no muy agradable.

Rich ladeó la cabeza con interés.

-¿Qué tipo de encuentro?

Antes de que pudiera inventar una versión simplificada, Sonya se metió con una voz alegre y esa expresión de "me encanta el chisme".

-¿Acaso no lo sabes? -dijo mirando a Rich con los ojos bien abiertos-.
¡Brittany y Arthur se besaron en la entrada de la universidad!

Mis ojos se abrieron como platos.

-¡Sonya!

Ella solo se encogió de hombros con cara de "¿y qué?"
Tenía una sonrisa divertida como si acabara de contar un chisme de celebridad.

-¿Qué? -dijo-.
Rich es nuestro nuevo amigo, debe saberlo. Aquí se comparten los momentos importantes.

Puse la mano en la frente, deseando que el piso me tragara.
Rich soltó una risita nerviosa, con una mezcla de sorpresa y emoción.

-No lo puedo creer...
¿Quién hubiera imaginado que te hubieras besado con el mismísimo Arthur?

-No hay que hacer tanto escándalo, por favor.
No fue algo importante. Fue un accidente, una casualidad de mala suerte y prisas. Nada más.

Sonya me miró como si le acabara de decir que el cielo es gris.

-¿Nada importante, dices?
Chica, Arthur no solo es el presidente del consejo estudiantil, es bueno en TODO.
En deportes, en la escuela, en debates, y encima de eso...
es muy romántico.

Rich soltó un suspiro dramático, entre cerrando los ojos.

-Con razón. Tiene pinta de "todas mías", como los chicos que salen en doramas.
Perfecto, misterioso y con pasado tormentoso incluido.

-¿No exageran un poco? -dije rodando los ojos, aunque no podía evitar sentir una pequeña punzada en el pecho.

-No lo creo -dijo Sonya rápidamente-.
Arthur, en su primer año de universidad, tuvo una novia bastante... digamos, fresita. Muy bonita, sí, pero manipuladora a más no poder.

-¿Manipuladora? -pregunté con el ceño fruncido.

-Sí. Le mentía, le escondía cosas, lo celaba por todo.
Duraron apenas seis meses. Y eso porque Arthur la aguantó más de la cuenta, si me preguntas.

Me quedé en silencio un momento.
No me imaginaba a alguien así al lado de Arthur. Aunque... por la vibra que tenía él, seguro atraía todo tipo de personalidades.
Y ahora me preguntaba cuánto le había afectado eso.

-Entonces... ¿va en segundo año? -pregunté, tratando de sonar casual.

-Sí -asintió Rich-. Segundo año de Administración de Empresas.
De hecho, creo que su grupo está justo encima del nuestro en el sistema.
Algunos de los profesores se repiten entre semestres, así que igual lo volvemos a ver en otras clases... indirectamente.

Sonya rió.

-O directamente... si sigue chocando contigo.

Puse cara de fastidio.
Pero por dentro, mi pecho se sentía un poco apretado. No por vergüenza... sino por esa rara sensación de que Arthur no era solo un "presidente popular".
Tenía algo detrás. Algo que aún no mostraba del todo.

-Igual -dije, suspirando-. No es como si me lo fuera a encontrar en cada esquina, ¿verdad?

En ese mismo momento, se escuchó la puerta del salón abriéndose.

Me giré por instinto...
Y no, no era Arthur. Era el profesor.

Respiré aliviada sin querer.

-Buenas tardes, grupo -dijo el maestro, un señor de unos cincuenta años, con lentes cuadrados y una carpeta en la mano-.
Soy el profesor Gianelli, y estaré a cargo de la materia de Geografía Turística.
Vamos a conocer los destinos del mundo desde una mirada hotelera y de análisis del entorno.
Y les prometo que no vamos a pasar la clase coloreando mapas... aunque habrá mapas.

Todos soltamos una risita leve.

-Espero que esta clase los lleve a descubrir cómo un buen profesional del turismo no solo conoce playas... también conoce culturas, problemas geográficos, rutas de acceso, economía local y mucho más.
Porque no se puede vender lo que no se comprende.

Su forma de hablar era tranquila, pero sabía lo que decía.
Y eso me hizo apoyar el codo en la mesa, lista para escuchar.

A mi lado, Sonya se inclinó hacia mí y susurró:

-¿Ves? Esta clase te va a gustar. Tienes cara de que te gusta soñar con lugares.

-Mucho más de lo que imaginas.

Mientras Brittany se acomodaba en su clase de Geografía Turística, en otra parte del campus, Arthur estaba recostado en su silla, con el cuerpo medio girado hacia el lado derecho, donde su mejor amigo de toda la vida, Benedict, lo observaba con una ceja levantada.

La clase de contabilidad había comenzado hace diez minutos, pero el profesor era de esos que leían directamente de las diapositivas y apenas notaban si los alumnos existían.

-Oye, Arthur -murmuró Benedict, bajando la voz para no llamar la atención-.
¿Quién era la chica que te chocó?

Arthur ladeó la cabeza y sonrió, esa sonrisa suya ladeada, relajada, con una chispa entre burla y misterio.

-Ah... solo una conocida. Nada más.

Benedict lo miró de reojo, como si no se creyera ni una palabra.

-¿Conocida? ¿En qué sentido?

Arthur no respondió de inmediato. Se estiró hacia atrás en la silla, entrecerró los ojos como si repasara la escena en su mente, y luego bajó la voz aún más, con un tono juguetón.




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