Arturo Pov
Como se lo prometí a Elise… Estoy tomando las riendas de mi vida.
Apenas llego a mi casa, lo primero que hago es dirigirme al cuarto de Kriss, donde toco antes de entrar como es debido.
—Kriss— la llamo, pero nada que contesta y como me preocupa que se haga daño, abro sin más la puerta, me sorprende que no este en cama, ya que desde que perdió al bebé, es lo único que quiere hacer.
Corro hacia el baño, rezando porque no halla cometido ninguna estupidez como la vez pasada y lo que me encuentro me alarma de inmediato.
—¡¿Qué demonios Kriss?! —pregunto exaltado, si bien no la encontré desangrándose como la vez pasada, pero esta completamente ebria cuando no debe de mezclar sus antidepresivos con alcohol.
—¡Por fin estas de vuelta! — exclama sarcásticamente, por la manera en como esta arrastrando las palabras para hablar, es obvio que lleva un buen rato bebiendo la botella de Whisky de mi despacho.
—¿Dónde esta tu enfermera? —le pregunto, ayudándola a levantarse del suelo del baño. Se supone que debe de estar pendiente de ella las 24 horas del día, más cuando ni Saúl ni yo estamos en casa.
—No se—contesta.
—¡Marina! — le grito a la señora que cuida de la casa y de Zuri.
—A esa metiche no la llames— pide y me sorprende por la forma en como se refiere a ella; si bien Kriss nunca a hecho ese tipo de comentarios hacia ella, cuando por fin estamos cerca de su cama, la acuesto.
—¡Zuri, llama a Saúl! —le grito a mi hija.
—¡A la adoptada tampoco la quiero ver, no la soporto! — grita y esto si es el colmo, ¿Por qué mierda se expresa así de mi hija? —Pero prométeme que no le dirás nada a Arturo— pide tomándome de la solapa de mi saco.
—¿Qué pasa? —pregunta la señora Marina entrando por la puerta seguida de Zuri.
—¿Ahora que paso? — pregunta Zuri, ya que hace poco le tuve que contar sobre el intento de suicidio de Kriss.
—¡Que no quiero a la adoptada aquí! — grita al ver a mi hija.
—¿Cómo consiguió la botella? — le pregunto a Marina —Hija, por favor sal de aquí— le pido, no quiero que Kriss le siga diciendo cosas que la pueden lastimar.
—No lo se Arturo, yo estaba con mis tareas— contesta.
—Es lo mejor, sino terminare diciéndole unas cuantas verdades esta mujer— responde Zuri.
—¡Lárgate Adoptada! —le vuelve a gritar.
—¡Cállate Kriss! — le grito, trato de mantener la calma, pero tampoco tiene porque decirle de esa manera a mi hija.
Comienza a llorar y la verdad no se si sentir pena por ella o decepción; si la personalidad que esta surgiendo ahora es la verdadera; lamento mucho no darme cuenta de ello hace tiempo.
—De verdad deseaba que ese bebe fuera tuyo— comenta de la nada y volteo a ver a la señora Marina, quien no luce muy sorprendida que digamos — Así, al fin estaríamos juntos o la menos siempre estaría en tu vida. Si no fuera porque ambos se enteraron al mismo tiempo, habría dicho que el bebé era tuyo sin tener la certeza de que sea cierto en verdad—
—¿De verdad habrías sido capaz de eso? —le pregunto aun atónito por su confesión.
—Claro que si—responde fríamente— Te habrías casado conmigo y estaríamos juntos… no hubieras querido creer lejos de tu primer hijo—
—segundo— la corrijo —Zuri es mi primogénita te guste o no— sentencio.
—Como sea, hubieras amado más a este bebé— asegura.
—Creo que no tienen caso que hablemos ahora sobre esto—comenta la señora Marina que ahora si esta sorprendida por lo que Kriss acaba de decir.
—Y como siempre, llega esta señora a estar de metiche. ¿Alguien le pidió su opinión? — le pregunta más que enojada.
—No le haga caso señora Marina, esta ebria—le pido.
—No esta ebria, al fin esta sacando su personalidad a flote—contesta.
—¿Por qué no me quisiste? —pregunta— Yo soy mejor que Celia, yo si te hubiera podido dar todos los hijos que hubieras querido y cuando murió pensé que al fin tendría mi oportunidad, pero la adoptada no0 me toleraba y no la culpo, al final era mutuo— dice lo último encogiéndose de hombros— y después llego Elise… maldita— la insulta y en este momento estoy conteniéndome para no sacarla de mi casa a patadas.
—Señora Marina, quédese con esta mujer un momento— le pido después de que Kriss se quedase dormida ante su última confesión.
Salgo del cuarto y camino hacia mi despacho, descuelgo el teléfono y marco el número de Saúl.
—Acaba de pasar algo realmente terrible y necesitamos tomar una decisión ahora— hablo en cuento el me contesta, le comienzo a contar todo lo que aconteció hace unos momentos, desde el cómo encontré a Kriss hasta la confesión sobre lo del bebé— Yo no la quiero en mi casa y menos cerca de mi hija—recalco.
—Lo entiendo, iré a por ella y la llevare a mi departamento—contesta y la verdad esto tiene que ser una jodida broma.
—Saúl, ¿si escuchaste todo lo que te acabo de decir? Intento suicidarse y mezclo sus medicamentos con alcohol, creo que es más que obvio que debe de ser internada en una clínica— ¿acaso tiene que atentar contra alguien de esta casa para que este hombre lo entienda?
—Arturo estas enojado por todo lo que dijo—comenta y en parte es cierto, pero como no hacerlo cuando se expresa de manera tan despectiva de mi hija y mi difunta esposa —No podemos abandonarla como si fuera basura, necesita saber que nos importa—
—Suficiente se lo hemos demostrado, por más de dos semanas emos estado al pendiente de ella las 24 horas del día—le recuerdo.
—Te entiendo, pero déjame maneras las cosas as mi modo—pide y la verdad ya estoy cansado de hacerlo entender que ella necesita ir a un maldito centro de atención psiquiátrico; obviamente no esta loca o la menos eso creo…lo que esta es deprimida si no, no se hubiera intentado suicidar.
—Como tu quieras— me rindo al fin —pero la quiero fuera de mi casa esta misma noche— le pido.
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Editado: 11.10.2022