Arturo Pov
Al fin la señora Marina y yo terminamos de empacar todas las cosas que tenia Kris en mi casa; prácticamente se había mudado aquí y ni cuenta me di de eso.
—Bien, es la última— comenta la señora Marina poniendo la ultima de 4 maletas en el vestíbulo de mi casa—Pensé que este día nunca llegaría— exclama—Perdone, pero esa mujer era un dolor de cabeza cuando usted no estaba en casa o estaba en su despacho—me cuenta y ahora no tengo porque tratar de justificar ese comportamiento.
—Ahora hay que esperar a que Saúl llegue para que baje a Kriss—hablo. —Espero que no tarde en llegar— miro mi reloj y compruebo que solo faltan unos minutos para que él llegue.
Después de indicarle a la señora Marina que siga con sus tareas habituales, subo a la habitación de Zuri, como costumbre toco antes de entrar.
—Kriss ya se va, tu tío Saúl viene por ella en un momento—le cuento en cuanto abro y me siento en la cama, ella esta con los auriculares en la computadora, me acercó un poco y puedo ver que esta checando un tutorial sobre ecuaciones, con gusto la ayudaría, pero para mi desgracia y creo que suya eso no es mi fuerte.
—Me alegro, ya era hora de tener de nuevo tranquilidad en esta casa—responde y no la culpo, pensé que ella no escuchaba los ataques de Kriss durante la noche y ahora no se si todos eran reales.
Después de todo lo que dijo hoy no se que es real en ella y que no.
—Lo siento hija pensé que era lo correcto traerla a casa—le cuento y ahora quiero darme un buen golpe por ser tan idiota.
—No te disculpes, al final esto sirvió para que esa mujer revelara sus verdaderas intenciones—responde —¿La vas a despedir del hotel? —pregunta. Y la verdad no había pensado en eso; Camilo nos había planteado la idea de buscar a alguien de manera temporal para el puesto de relaciones públicas del hotel, pero ahora creo que lo mejor será buscar a alguien de manera permanente.
—Quiero hacerlo, pero tengo que hablar con tus tíos para tomar esa decisión— ya que, al ser una sociedad, no puedo tomar las decisiones yo solo.
—Esperemos que después de hoy, el tío Saúl se convenza que es mejor retirarla de su trabajo—comenta y la verdad tengo mis dudas, no creo que Saúl quiera buscar a alguien permanente para el puesto.
Le pido a Zuri que dejemos este tema atrás y trato de ayudarla lo mejor que puedo con su tarea, que, en resumen, trato de entender el video.
—Ya llego Saúl— dice la señora Marina después de tocar a la puerta del cuarto de mi hija.
—Te acompaño— se ofrece Zuri.
—Preferiría que no, no quiero que Kriss te vuelva a insultar—le respondo y salgo de su cuarto, camino por el pasillo hasta las escaleras que comunican los niveles, Saúl esta de pie en el vestidor. Le pido que suba y me siga hasta su cuarto. —Sigo pensando que lo mejor es que ingrese a una clínica—le vuelvo a plantear la propuesta que le dije cuando hablamos por teléfono.
—Prefiero llevármela a mi casa, quiero darle una ultima oportunidad—dice y me rindo, de ahora en adelante es responsabilidad de Saúl.
—Muy bien— respondo y abro la puerta, veo que su borrachera esta haciendo efecto, ya que esta dormida como un tronco sobre la cama, creo que ni cuando la sedábamos se dormía así. —Toda tuya— le señalo y salgo de la habitación. Pero me quedo recargado en el costado de la pared.
—Vamos Kris, despierta—le pide mi amigo.
—Kris, nos tenemos que ir—vuelve a decir. Y parece surtir efecto ya que escucho algo parecido a un murmullo.
—No quiero irme—comenta Kriss.
—Es que no es que quieras, sino es que nos tenemos que ir—contesta y ni yo lo pude haber dicho mejor.
—Si vamos por otra botella si voy—comenta.
—Iremos por otra botella— responde Saúl y salen al pasillo, por lo que veo Kriss es prácticamente peso muerto, ya que se recarga en los hombros de Saúl para poder caminar, me imagino que aun no se le baja la borrachera.
—Los acompaño a la puerta—digo, antes de comentar a bajar las escaleras.
—¡Arturo! —exclama Kriss y tira de mi brazo, asiendo que pierda el equilibrio y comience a rodar las escaleras hasta sumergirme en la oscuridad.
***
—¡Hermano! —exclama Saúl preocupado al ver al hombre que a sido su amigo desde su primer año en la universidad, yacer inconsciente en el piso. Como puede; sienta a Kriss en la escalera antes de correr hasta el cuerpo de su amigo. — ¡Hermano, despierta! — le pide dando palmadas en su rostro. —¡Zuri!, ¡Marina! —llama a las otras dos personas que habitan la casa.
—¿Qué sucede? —pregunta la señora Marina, que prácticamente corrió ante el llamado desesperado de Saúl, temiendo que la inestable de Kriss hubiera hecho otra locura. —¿Qué paso? —pregunta.
—Perdió el equilibrio en la escalera, Kriss lo tomo del brazo— le cuenta, pero la señora Marina poco le importa en este momento. Corre hasta el teléfono de la casa para llamar a una ambulancia.
—¿Qué paso? —pregunta Zuri desde el segundo nivel—¡Papá! — grita al ver la escena y corre hasta estar al lado de su padre. —Tenemos que llamar a la ambulancia— pide entre llanto, ya perdió a su madre y no quiere que su padre sufra el mismo destino.
—¡Pero apúrense por favor! — pide la señora Marina después de dar los datos de la casa. —¡Tranquila cariño! — le pide a Zuri, la retira de encima de su padre y comienza a abrazarla, tratando de que se tranquilice un poco.
Por fortuna, los paramédicos no demoran mucho y a los pocos minutos entran por la puerta para auxiliar al hombre inconsciente a mitad del vestíbulo.
—¿Quién nos acompaña en la ambulancia? —pregunta uno de los paramédicos.
—Yo voy con ustedes—dice la señora Marina.
—Mejor voy yo, Zuri no debe de quedarse sola—comenta Saúl, a quien se le nota visiblemente afectado.
—Lo mejor es que saque a Kriss de esta casa— le contesta la señora Marina, se gira y ve a Zuri— llama a tu tío Camilo que nos alcance en el hospital, en cuanto llegue yo me regreso para estar contigo— contesta, ya que Zuri tiene una aversión muy grande a los hospitales.
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Editado: 11.10.2022