—¿Quieres el divorcio? —digo casi en un susurro.
Estoy enfadada con él, sí, pero no es para llegar a eso, todo matrimonio tiene problemas ¿Acaso solo huira tan rápido? ¿Tan poca fe tiene en lo nuestro? ¿En mí?
—Es lo mejor, esta es la mejor opción.
—No puedes hacer esto, eres un cobarde —me levanto enojada y camino de un lado a otro — Si estoy enojada pero no quiero el divorcio, jamás dije eso, solo necesito tiempo para pensar, no quiere decir que ya no te ame, si te amo y no quiero separarme de ti, creí que tú también me amabas al menos deberías pelar por ello, dices que esperaste años para estar conmigo, pero no lo estas demostrando ahora.
Me toma de los hombros y me besa.
—Si te amo —me dice desesperado.
—¿Pero esto...? —levanto los papeles con deseos de llorar.
—Comencemos de nuevo, divorciémonos y casemos de la forma correcta, en verdad lamento como sucedió todo, perdón, pensé solo en mí y no en ti, ahora lo veo —inclina la cabeza— preparemos una boda que te guste a ti y a mí, digamos votos reales.
Lo rodeo con mis brazos y el hace lo mismo.
—No es necesario que nos divorciemos... solo dejemos el pasado atrás y continuemos, me molesta no haber elegido con quien casarme, pero me casaron con el mejor, a pesar de cualquier expectativa que tenía sobre este, nuestro matrimonio terminamos enamorándonos, tenemos una hija y somos felices, yo soy feliz. Dejemos todo atrás, no quiero pensar en cómo pueden suceder las cosas, si no, en que sucederá en el ahora y en el futuro contigo.
—¿Estas segura?
—Sí, solo promete que nuestros hijos elegirán con quien van a casarse y formar sus vidas, no los obligaremos, como fue con nuestros padres y con nosotros.
—Te lo prometo, juro que jamás volverá hacer algo como esto o parecido.
—Mas te vale —lo beso— pero no creas que todo está absolutamente arreglado, aun sigo dolida, pero se me pasará.
—tengo paciencia, haré de todo para recuperarte por completo, tengo mucha paciencia.
—Lo sé, ya me lo dejaste más que claro.
...
Siete meses después, mi vida no podía ser más perfecta, aunque mi papá sigue sin querer hablarme o verme, excepto en la cena importante que tuvimos que asistir por la empresa aparentando ser la familia perfecta, a veces lo sigo intentando. Pero al menos si he hablado más con mi mamá, siempre que hablo con ella ahora, en su voz hay cierto tono de tristeza y arrepentimiento, desearía tanto que no se sienta así.
Hoy es jueves y las chicas me invitaron a salir, mientras que Ruth se quedó con su padre en casa. Algo muy extraño está sucediendo, hemos estado paseando tienda por tienda, viendo zapatos, vestidos, joyas, peluquerías, incluso me obligaron a comprarme un vestido blanco es hermoso, tan hermoso que me lo dejé puesto cuando terminamos de pasear, no lo pude evitar.
Cuando me case con Tom, creí que solo eso conseguiría, un esposo, pero en el proceso, encontré buenos amigos, que me aceptaron en sus vidas. Incluso Beth que a pesar de sus sentimiento con Tom, jamás fingió querer ser mi amiga, siempre sentí que ella era sincera. Con el paso de los meses ella recibió cierta invitación a salir de John, en un comienzo no sabía si aceptar, pero después de esa tarde, no volvieron a separase, llevan como pareja dos meses y se ven hermosos.
Al llegar a mi casa había un extraño silencio de pronto todas las chicas llegan vestidas iguales. Todas ríen, pero aun no entiendo porque, cuando intento hablar, me hacen callar y me empujan a no sé dónde. Estoy totalmente shockeada me entregan un ramo blanco de flores y me terminan llevando hasta la salida del patio trasero. Las chicas Se forman en una fila y el papá de Tom toma de mi brazo y lo enreda con el suyo y me pregunta.
—¿Lista?
—¿Para qué? No entiendo —digo muy confundida, aunque se a que va todo esto, mi corazón late muy rápido de la emoción.
Pero el solo sonríe y la canción de la marcha nupcial comienza a sonar mientras iba caminando veía a todos mis amigos y a parientes de Tom. No podía creer lo que estaba pasando, al final del camino solo vi a Tom parado con su traje, elegante, guapo y hermoso, con una sonrisa como siempre en su rostro
—Tom ¿Pero qué sucede? —un par de lágrimas se asoman en mi rostro, necesitaba que de sus propios labios lo dijera.
—Anni —dice colocando una rodilla en el suelo— ¿Quieres casarte conmigo? quiero que esta vez la decisión este en tus manos.
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Editado: 30.09.2019