Acompáñame a estar solo

Capítulo 21

Jade se separó de un brinco al oír la voz de su pequeño. El niño tenía un oso en la mano y los miraba con el ceño fruncido.

—Mami… tuve una pesadilla —dijo acercándose a ella. Jade lo abrazó y lo sentó en su regazo, el niño recostó su cabeza por su pecho y cerró los ojos.

—Tranquilo, amor… solo ha sido un sueño —susurró besándolo en la frente. Aleix amó verla hacer eso, le gustaba su lado maternal y dulce. El niño levantó las piernas colocándolas en el regazo de Aleix y acomodándose justo en medio de ambos.

—¿Se estaban besando? —preguntó con los ojos cerrados y la voz adormilada. Aleix sonrió y Jade lo miró nerviosa.

—¿Te molesta si beso a tu mamá, Vini? —preguntó Aleix.

—No… ¿Son novios? Solo los novios se besan —dijo el chico abriendo los ojos y mirando a Aleix.

—¿Te gustaría que fuera el novio de tu mamá? —inquirió Aleix de nuevo.

—¿Por qué lo preguntas? ¿No deberías preguntarle a ella?

—Sí, pero tú eres la persona que tu mamá más ama en la tierra, si tú no estás de acuerdo ella no me aceptará —dijo Aleix y Vini sonrió.

—Tienes un buen punto, para mí es genial que sean novios. ¿Eso te convierte en mi padre? —preguntó y Jade negó.

—Sabes que tienes un padre, Vini —dijo ella con consternación.

—Lo sé, mamá… y lo quiero mucho y sé que me cuida desde donde está… Pero a veces sería bueno tener uno en la tierra —sonrió volviendo a cerrar los ojos.

—Tú sabes que te quiero mucho, Vini —dijo Aleix acariciando los tobillos del niño, él asintió y se durmió de nuevo.

Tanto ella como él no hablaron por un buen tiempo, esperaban que el niño se durmiera mientras disfrutaban del silencio, de la noche, del calor de sus cuerpos uno al lado del otro sosteniendo en medio al niño que ambos amaban, de la sensación de ser familia que los inundaba.

Cuando Vinícius dormía profundamente, Aleix se movió levantándose y cargándolo en sus brazos. Colocaron al niño en la cama y entonces él la abrazó. Ella enroscó sus brazos por el cuello de él y se fundieron en otro beso.

Esta vez sabía a mucho más que pasión, sabía a esperanza, sabía a futuro, sabía a algo parecido al amor.

Aleix fue bajando sus besos por el cuello de Jade mientras ella comenzaba a derretirse en sus brazos. Entonces él la llevó al baño, cerraron la puerta y encendieron el agua para preparar la bañera.

—¿Por qué no hicimos esto antes? —preguntó Aleix divertido mientras se desabotonaba la camisa. Jade sonrió.

—Supongo que viajar con niños tiene sus cosas. —Se encogió de hombros.

Aleix la besó de nuevo mientras la iba desnudando parsimoniosamente. Entonces se introdujo en la bañera y llevándola de la mano la ayudó a ingresar. Se sentaron allí, muy cerca, ella de espaldas a él y rodeada por sus piernas, él cruzando sus brazos en su abdomen mientras acariciaba con suavidad sus pechos y la besaba en el cuello.

—Eres preciosa, Jade, me encantas —dijo susurrando mientras recorría la piel chocolate con la punta de la lengua.

Jade sentía el calor inundar su piel mientras sus manos intentaban prodigar caricias al hombre que la estaba haciendo delirar, le gustaba ver la piel blanca de Aleix acariciando su piel oscura y brillante, le gustaba la forma en que la amaba, le gustaba las caricias, sus besos, la textura de su piel. Aleix la acercó más a él y ella sintió su excitación en su espalda. Se volteó como pudo en aquella pequeña bañera y se acercó a él con desesperación y calor. Aleix la abrazó ayudándola a incorporarse la instó a sentarse sobre él. Ella así lo hizo dejándose llevar, el agua caliente quemaba sus pieles ya calcinadas por su fuego interno, él se introdujo en ella, ella se relajó sobre él, y en el silencio en el cual solo el sonido del agua arrullaba sus cuerpos, ambos sintieron que aquello era mucho más que sexo, que aquello era una unión de almas que se conocían, que se encontraban, que se necesitaban, que se buscaban y por qué no, que se amaban.

—Jade… ¿puedo volver amar después de haber perdido al amor? —preguntó Aleix mientras colocaba sus manos en las nalgas de la mujer que tenía encima. Jade lo miró y le acarició la barbilla mientras se agachaba con suavidad para darle un beso en los labios, de pronto se sentía libre.

—No lo sé. De pronto quiero pensar que sí, que este calor que inunda mi pecho es eso… amor, una clase de amor, otra clase de amor —añadió volviéndolo a besar. Aleix dejó que ella guiara los besos mientras sus manos recorrían su espalda y volvían a bajar a sus nalgas.

Jade se movía suavemente sobre él mientras lo abrazaba dentro de sí. El perdía la cabeza entre sus pechos mientras los probaba y mordisqueaba una y otra vez. Jade enroscó sus dedos en los cabellos del hombre para que se mantuviera allí mientras ella comenzó a intensificar los movimientos.

Pronto solo se oyó el sonido del agua moviéndose y bailando al ritmo de sus cuerpos cada vez más frenéticos, el sonido de sus pieles chocando y algunos que otros gemidos que intentaban ahogar en sus bocas, en sus pieles, para evitar ser oídos por el niño que dormía en el cuarto de al lado.

Jade se contorsionó sintiendo su pecho inflarse mientras su pelvis se sacudía en oleadas de placer, eso fue suficiente para que Aleix se dejara ir en aquellos deliciosos espasmos derramándose en el interior de la mujer. Ella lo abrazó agotada, satisfecha, enamorada, él se quedó dentro sintiendo su cuerpo ir volviendo a la calma de a poco, sintiéndose uno con ella.

—Te amo… creo que te amo —dijo Jade en un susurro apenas audible.

—Yo no lo creo, yo sé que te amo —respondió Aleix y ella asintió aún escondida en su hombro. Entonces sintió una lágrima caliente derramarse por su mejilla. Él no la veía y tardó en darse cuenta que sollozaba—. ¿Estás bien? —inquirió.

—Sí… No me hagas caso, no es nada que tú hayas hecho, soy yo… yo y esta sensación de soltar, esta sensación de despedida… —dijo suspirando. Aleix no necesitó nada más, entendía de lo que hablaba, él también lo había sentido. Y es que al aceptar que amaba Aleix, debía soltar el recuerdo de Leandro… y eso, a pesar de todo dolía.




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