Acordes del Corazón (libro 1. зоrа)

Cap. 11 Vacaciones

Finalmente Dàmir pudo decirles lo que había querido decirles en la mañana, pero si bien por una parte a Ajle le pareció excelente, porque no quería volver a su casa de forma inmediata, Imran no estaba muy seguro de que fuese buena idea, y ellos entendiendo al situación, quedaron en que el chico iría a su casa primero y dependiendo de cómo estuviese la situación, decidiría si podía reunirse con sus amigos después. Así que una semana más tarde se despidieron y mientras Imran se iba a su casa, los demás salieron directo para el aeropuerto donde abordaron el avión que ya los esperaba y despegaron rumbo a Grecia. Cuando llegaron a Atenas, ya Dèjan y su primo los estaban esperando y después de un rápido saludo, abordaron el helicóptero  privado de Dèjan y volaron hacia la isla. Los chicos disfrutaron de la vista aérea del Egeo, y aunque todos pertenecían a familias que estaban en una muy buena posición económica, no habían dejado de sorprenderse, porque si bien los padres de Edvin poseían un avión privado, no toda una flota de ellos; también vivían en casas muy grandes y hermosas, así como disponían de villas de veraneo en diversos lugares, pero ciertamente ninguna alcanzaba las dimensiones de la que Dàmir les señaló cuando se acercaban, y de ninguna manera poseían un helipuerto en sus terrenos. Así que aunque no lo supiesen, en esa oportunidad les habría quedado clara la enormidad de la fortuna de los Zazvic.

Cuando entraron a la casa, Dàmir lanzó un grito de salvaje alegría que sorprendió a sus amigos.

  • ¡Abuelo!  --  había gritado corriendo hacia un individuo que tenía cara de muchas cosas menos de abuelo

Lo que sorprendió a los chicos no fue tanto el aspecto del hombre, sino que sabían que las relaciones entre Dàmir y su abuelo eran inexistentes. Sin embargo, la situación fue aclarada a continuación.

  • No me dijeron que los abuelos estarían aquí  -- dijo Dàmir mirando en forma acusadora a Dèjan y a Ioan
  • No podíamos, papá y mamá llegaron hace apenas unas horas  --  dijo Ioan

Aquello aclaró el asunto y los chicos se dedicaron a examinar al sujeto. Tarik a sus sesenta y tantos años, lucía un abundante cabello negro con solo unos cuantos hilos de plata, era alto y se conservaba erguido; tenía una mirada traviesa que recordaba a la de su hijo, pero en realidad éste no se le parecía en nada, así que concluyeron que Ioan debía parecerse a su madre, aunque Ajle, desde su reciente experiencia pensó: No necesariamente y suponiendo que sea su hijo. Sin embargo, antes de que los muchachos pudiesen ser correctamente presentados, una mujer mayor apareció en el salón y Dàmir corrió hacia ella abrazándola y dándole vuelta en el aire, pero cuando la dejó de nuevo en tierra, los demás vieron que efectivamente y sin ninguna duda era la madre de Ioan.

Después de los saludos y las presentaciones, un ejército de sirvientes condujeron a los chicos a sus habitaciones y Dàmir les dijo que se diesen prisa, porque estaba loco por ir al embarcadero, así que después cambiarse de ropa, salieron hacia allá.

  • ¡Wow!  --  exclamó Kerim mientras los demás lanzaban un silbido de admiración
  • Vaya juguete, amigo  --  dijo Ajle  
  • Ese bebé debe costar una fortuna  --  agregó Edvin
  • Posiblemente, pero no a ellos  -- dijo Ajle
  • El hecho de que se tenga mucho dinero no disminuye el costo de las cosas  --  insistió Edvin mientras caminaban hacia el velero
  • Si serás necio, Kocevic  --  dijo Ajle  --  porque te olvidas que ellos fabrican estas cosas

Como todos estaban acostumbrados a los pleitos de aquellos dos que parecían un viejo matrimonio, ni Kerim ni Dàmir les prestaron mucha atención y Dàmir solo quería zarpar mientras que Kerim admiraba la belleza y el impecable acabado de aquella obra maestra que debía andar cercana a los nueve metros de eslora o más.

Los días comenzaron a transcurrir como cabía esperar con cuatro chicos alborotadores en casa. Cuando no estaban navegando, estaban ensayando para enorme satisfacción de Tarik que estaba disfrutando una enormidad, y de hecho había sido reñido por su mujer, porque gustaba de meterse en los ensayos de los niños y en muchas oportunidades le había quitado la guitarra a Dàmir para tocarla él. A Ioan le divertía horrores la situación mientras que Dèjan solo fruncía el ceño, aunque no decía nada.

Los muchachos habían estado retrasando la visita que Kerim quería hacer a Atenas, primero porque todos la conocían, y segundo, a la espera de Imran que estaban seguros no querría perdérsela. Se habían mantenido en contacto con él, pero no habían querido presionarlo y finalmente les había avisado que ya estaba en disposición de hacer el viaje, de manera que Dàmir lo arregló todo para que un avión lo estuviese esperando y se sintieron muy contentos cuando por fin el chico arribó a la isla.

Un par de noches después de la llegada de Imran, Dèjan estaba conversando en una de las terrazas con Ioan cuando Dàmir se acercó.

  • ¿No salen esta noche?  --  le preguntó Ioan
  • No, hoy decidimos quedarnos en casa  --  le contestó él y luego miró a su padre  --  ¿Podemos hablar un momento, papá?
  • Claro  --  dijo  él enderezándose en su silla mientras que Ioan se ponía de pie con intención de dejarlos solos
  • No tienes que marcharte tío  -- le dijo Dàmir y él volvió a sentarse  --  papá tengo un par de problemas y me gustaría saber si puedes ayudarme




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