La semana siguiente fue una verdadera locura, Dàmir pensaba que los reporteros terminarían por cansarse al no encontrarlos por ninguna parte, pero aquellos de sus amigos que seguían en contacto con ellos les dijeron que los condenados parecían haber montado residencia permanente en el campus. Con las cosas así, John que a todo procuraba sacarle provecho, se las ingenió para conseguir a cinco individuos y una chica que tuviesen algún parecido con sus amigos y su hermana y los hizo entrar al campus. Evidentemente y como él había planeado, alguien los identificó y se desató la locura, pero John también se había asegurado de que tuviesen donde esconderse para cambiar de aspecto y no resultasen lastimados o tuviesen que dar explicaciones.
Esa noche y como cabía esperar, habían sido de nuevo noticia y Dàmir estaba furioso con John.
John solía quejarse de que una vez que Dàmir había aparecido en el horizonte, Kerim había desertado tanto de las filas de su grupo como del equipo y de hecho el día que Kerim había puesto la renuncia al equipo de rugby, John se había ido derecho a buscar a Dàmir y había comenzado a gritarle. No obstante, otro de los jugadores con algo más de sensatez que John, le recomendó calmarse recordándole de lo que Dàmir era capaz. Afortunadamente y como todas las rabias de John, esa se le pasó muy pronto y todo volvió a la normalidad, pero no dejaba de quejarse eventualmente diciéndole a Dàmir que Zora, y él particularmente, le habían robado a Kerim.
Aunque Dàmir entendió el punto, seguía sin gustarle la idea de arriesgar a nadie, pero John le aseguró que quienes lo habían hecho eran modelos profesionales y en ningún caso estudiantes de la universidad. El asunto se repetiría en varias oportunidades y en diversos puntos de la ciudad, con lo que Zora se mantendría inamovible en las noticias demostrando con ello que John ciertamente no estaba loco.
El día del décimo noveno cumpleaños de Dàmir y como de costumbre, lo primero que vio al despertar fue el rostro de su padre.
No obstante, la familiar visión tenía un añadido ese año y era que su habitación se hallaba inusualmente concurrida, y en cuanto el fijó lo ojos en la pequeña multitud, un grito perforó sus oídos.
A continuación Dàmir sintió como si un tren a toda marcha lo hubiese arrollado, porque aquellos salvajes literalmente le cayeron encima.
Tarik y Katrina avanzaron sonrientes hacia él y después de los abrazos y los besos, Dàmir miró a su padre en forma acusadora.
Una vez que todos abandonaron la habitación, Dàmir se apresuró a bañarse y a vestirse para bajar a desayunar. Evidentemente el desayuno estuvo tremendamente animado, y después todos le hicieron entrega de sus presentes, pero si bien Dàmir estaba muy contento con ellos, el que desató la emoción más grande y que casi lo condujo a las lágrimas fue el de Dèjan.
Editado: 21.09.2021