Como Dàmir sabía que sucedería, Ioan se encargó de resolverles el asunto del último semestre de estudios, a ninguno le interesaba ni con quién había hablado ni qué había dicho ni cómo lo había conseguido, lo único importante era que Ioan había logrado que los eximieran de ir a clases y les permitiesen concluir el semestre por el sistema de aula virtual, de manera que tendrían tutoriales semanales por video conferencia, los trabajos de investigación serían enviados por correo a cada profesor y finalmente se examinarían en forma privada y nadie debía saber cuándo ni dónde.
Josh se había encargado de la consecución del estadio para la realización del concierto, y aunque Steven no había dudado, que estando Dèjan Zazvic de por medio, no había posibilidad de que no lo consiguiesen, ahora se mataban por inundar los medios con la publicidad para el concierto y John andaba sumamente ocupado.
Dàmir pensó que después de navidad su padre reanudaría sus actividades marchándose a Dubai o a dónde fuese que requiriera ir, pero para su sorpresa Dèjan parecía tener otros planes, y aunque sí viajó en algunas oportunidades, sus ausencias duraban uno o dos días al cabo de los cuales siempre estaba de vuelta.
Como los chicos estaban muy atareados con la preparación del concierto y los estudios, normalmente Dèjan pasaba el día en las oficinas de la corporación. Una mañana al llegar al aparcamiento saludó como de costumbre al par de chicos y como de costumbre también arrugó el entrecejo al ver a Jesse.
Entre las muchas excentricidades de aquel muchachito, estaba la que parecía ser una obsesión por aquella cosa como la llamaba Dèjan y que le iba extraordinariamente grande.
Dèjan tuvo la clara impresión de que Jesse tenía deseos de golpearlo y casi esperaba que lo hiciera, ya que el brillo salvaje de aquellos ojos azules lo estaba gritando como comenzó a hacer Jesse a continuación.
Dicho esto lanzó la esponja con ira y se marchó. Tanto Dèjan como Ioan estaban sorprendidos, porque si bien era cierto que Jesse tenía una lengua filosa, nunca se había comportado de aquella manera que rayaba en la grosería, mientras que Mihailo tenía cara de enorme consternación.
Dèjan al igual que todos los demás, ya habían notado la enorme sobreprotección que Mihailo le daba a Jesse, y aunque en opinión de muchos de los que ya los conocían, eso no era necesario porque Jesse parecía perfectamente capaz de defenderse no solo con la lengua, sino de cualquier manera que hiciese falta, Mihailo seguía comportándose como si la vida de Jesse dependiese de él. Por lo anterior, en ese momento el pobre chico estaba verdaderamente preocupado y lo que dijo Dèjan no contribuyó a mejorar su ánimo.
Y si Dèjan estaba seguro de que había sido por eso, era porque el pleito por el cabello había sido casi un ritual durante todo el tiempo que llevaban conociéndose.
Como Dèjan no había estado en el edificio el día anterior, no los había visto y se sintió curioso.
Editado: 21.09.2021