Cap. 42 El hogar de Zora
Dàmir se excusó con Jesse, ya que le había prometido mostrarle la sala de música, pero debía reunirse con Giuliana.
- No te preocupes, ya lo harás otro día -- le dijo el chico
- Espera, espera -- lo detuvo al ver las intenciones -- dije que no podía hacerlo en este momento, pero en cuanto termine con esto quedaré libre
- Sí, pero nosotros debemos marcharnos
- ¿Cuál es la prisa hombre? Hoy es domingo
Tanto insistió Dàmir que Jesse terminó por ceder. Mientras Mihailo conversaba animadamente con Samir, Dèjan se acercó a Jesse.
- ¿Me acompañas?
- ¿A dónde? -- preguntó el chico con desconfianza
- Solo quiero mostrarte algo
Jesse pareció pensarlo un momento, pero finalmente fue con él y se alegró de haberlo hecho, porque Dèjan lo había conducido a la biblioteca y Jesse ahogó una exclamación.
- ¿Todos son tuyos? -- preguntó después de pasear la vista por las estanterías
- Así es
- ¿Y puedo…?
- Adelante
Jesse corrió y comenzó a ver los títulos y a admirar en algunos casos el encuadernado de algunos volúmenes. Después de un rato y al ver que el chico había extraído un libro y se había sentando, según su costumbre, en el piso, Dèjan decidió dejarlo solo. Jesse no se dio cuenta, pero pasó la mañana, sumergido en las aventuras Tom Swayer, y habría seguido de no ser porque la voz de Dàmir lo sacó de la lectura
- ¡Jesse!
- Aquí -- dijo el chico levantando la mano y fue cuando Dàmir lo vio
- ¡Vaya hombre, no te había visto! -- exclamó -- ¿Pero qué haces sentado en el piso?
- Leía -- respondió en forma sucinta
- Eso puedo verlo, pero tenemos sillones aquí con ese fin
- ¿Ya terminaste? -- preguntó él
- Sí, te estaba buscando para que fuésemos a comer
- ¿Otra vez? -- preguntó casi con asombro y Dàmir sonrió
- Sí y en realidad ya es tarde, vamos -- le dijo extendiendo su mano para ayudarlo a ponerse de pie
Sin embargo, Jesse se levantó sin ayuda, aunque luego casi se va de bruces, y de no haber sido por la rápida reacción de Dàmir, seguramente habría caído de forma muy indecorosa, porque se le habían dormido las piernas. No obstante, Dàmir notó la incomodidad del chico y de hecho Jesse lo había empujado sosteniéndose a continuación de la estantería y mirándolo casi con horror. A pesar de que Dàmir notó esto y le produjo un enorme pesar, lo disimuló lo mejor que pudo.
- ¿Estás bien?
- Sí, solo que las piernas…
- Tranquilo, se te pasará enseguida
Efectivamente, un momento después Jesse pudo moverse con normalidad y marcharon hacia el comedor.
- Ya pensaba ir en tu ayuda -- dijo Dèjan al verlos entrar -- seguro que estaba protestando por tener que comer ¿no?
Sin embargo, ninguno de los dos dijo nada y siendo que eso era muy extraño en Jesse, Dèjan lo miró con atención y luego pasó la mirada a su hijo que le hizo un imperceptible gesto negativo.
Como de costumbre Jesse comió poco, pero recordando el pastel que no había podido comer la noche anterior, comió menos aún para dar cuenta del mencionado pastel con mucho más ánimo que todo lo demás. Después de la comida Dàmir lo llevó a la sala de música como se lo había prometido y de hecho tocaron algo, de manera que los chicos estaban muy contentos. No obstante, un poco más tarde y mientras la conversación se había hecho general, Dàmir se apartó con Dèjan.
- ¿Qué sucedió? -- le preguntó Dèjan
- ¿Sabes algo de la vida anterior de los niños?
- No mucho, como te dije, cuando los conocí se mostraron poco comunicativos al respecto, y aunque Jesse no es precisamente del tipo silencioso, nunca habla de su pasado. Sin embargo, asumo que se escaparon de algún orfanato más por algunos comentarios aislaos que porque hayan dicho nada específico ¿Por qué?
- Porque sea cual sea su lugar de procedencia, debieron maltratarlo mucho
- Sí, ya yo había llegado esa conclusión, no les resulta sencillo confiar en nadie
- Creo que es algo más que eso papá, al menos lo es en el caso de Jesse, porque su miedo al contacto físico es terrible -- le dijo y procedió a contarle lo sucedido en la biblioteca
Sin embargo, y aunque lamentaban esa situación, al menos de momento nada podían hacer.
Johan y Samir debían marcharse, así que Jesse y Mihailo aprovecharon el momento para despedirse también. Como Dàmir sabía que no era buena idea presionar, y aunque le habría gustado que se quedasen, no insistió en ese asunto y se contentó con la promesa de Jesse de que volverían a verse pronto.
Cuando Jesse y Mihailo llegaron al callejón de acceso al almacén donde vivían, se encontraron con el grupo de Nick, sus vecinos por casualidad, como decía Jesse y que eran los pandilleros del lugar.
- Vaya, vaya -- dijo Nick mientras encendía un cigarrillo -- Ya estaba pensando en ir a preguntar en la comisaría si estaban enjaulados
- Y como eso no es problema tuyo, cerrarás la boca y nos dejarás en paz -- dijo Jesse intentando seguir su camino
- Y yo que ya creía que podríamos adueñarnos de su palacio -- dijo Charlie, otro de los intergrantes de la banda
- Solo inténtalo y serás historia -- dijo Jesse mientras Nick miraba con atención a Mihailo
- ¿Algún problema? -- le preguntó, pero sería Jesse quien contestaría
- No, pero sin duda tú tienes uno -- dijo de malos modos y Nick elevó una ceja que sustituía con éxito el trabajo de preguntar -- Eres entrometido
- Vamos enano, podría…
- Vete al demonio -- dijo y dejándose de ceremonias, empujó a Jack, que era otro de los pandilleros y a quien Jesse parecía tenerle manía, pues era el que siempre se llevaba los porrazos cuando agotaban la paciencia del chico