Lograr que Ajle conservase cierto nivel de calma y que dejase el empeño de ir a buscar a Mihailo, fue toda una prueba de resistencia. Aquella cabeza elaboró toda clase de alocadas hipótesis, incluidas las de que Mihailo no quisiese saber nada del asunto o que lo odiase sin tener en cuenta que ya se conocían y que el chico había estado muy preocupado cuando él había sido intervenido. Hostigó a Josh haciendo que le explicase una y otra vez los procedimientos que tendría que seguir para darle un apellido a Mihailo, y en este punto hubo cierta controversia, pues si pretendía darle su apellido tendría que contar con la venia de los Ervenik. Finalmente hacia las tres de la mañana lograron meterlo en la cama, pero solo con la amenaza de que si no lo hacía, no lo llevarían a buscar a Mihailo al día siguiente.
Era posible que todos hubiesen logrado dormir, pero improbable que Ajle lo hubiese hecho y en caso de haber sido así, sería la primera vez en su vida, o al menos que los chicos pudiesen recordar, que aquel infeliz se levantase antes de que todos los demás lo hiciesen y de hecho todos fueron despertados con muy poca delicadeza, incluida la pobre Maggi que se llevó el mayor susto de su vida al ser sacudida y casi tirada de la cama por Ajle.
A la hora del desayuno todos parecían enfermos, pero en realidad lo que estaban era muertos de sueño, pues en conjunto no habían dormido más de tres horas y encima tuvieron que aguantarse a Ajle y sujetarlo para que no irrumpiese en la habitación de Dèjan. No obstante, cuando estuvieron listos para salir, a Ajle le entró un ataque de pánico y volvió con el mismo asunto con relación a que tal vez Mihailo lo odiase.
Ioan y Dèjan no sabían si reír o si darle un buen golpe en la cabeza al chico aquel, pero aunque todos ofrecieron sacudirlo, Ajle logró subirse al auto sin daños a su integridad física, pero con los nervios destrozados, tanto los suyos como los de los demás. Cuando se acercaban al edificio de la corporación, Ajle comenzó a sudar en forma copiosa a pesar de que el acondicionador de aire estaba en perfecto funcionamiento, en el lapso de tiempo que tomaba el desplazamiento a través de unos cuantos metros, se quitó y se volvió a colocar la chaqueta varias veces, y en el momento que atravesaron las puertas del aparcamiento, Maggi estuvo segura de que Ajle iba a ponerse a vomitar.
Jesse apenas estaba acarreando sus implementos de limpieza cuando vio el auto de Dèjan, así que se detuvo y esperó a que éste bajase.
Ese era el saludo habitual de Dèjan en un inútil intento de que Jesse saludase de manera apropiada, pues aquel irritante pedacito de gente siempre lo recibía con algún comentario totalmente fuera de lugar y muy alejado de un saludo como tal. Ioan solía burlarse de su primo diciéndole que después de casi tres años, era muy iluso de su parte esperar que Jesse actuase de forma diferente y por dos motivos muy puntuales; el primero, que parecía simplemente incapaz de utilizar las fórmulas de saludo convencionales, y el segundo y más importante, que estaba positivamente seguro de que con ello molestaba a Dèjan y disfrutaba groseramente de hacerlo. No obstante, Dèjan seguía empeñado en aquella necia cruzada, así que Ioan había llegado a la conclusión de que él muy embustero disfrutaba tanto como Jesse de aquel pleito.
Edvin y Maggi estaban sentados a los lados de Ajle intentando hacerlo salir mientras que los demás que ya se habían bajado de la camioneta miraban el asunto con distintos niveles de fastidio.
Editado: 21.09.2021