Un suspiro de alivió pareció brotar de todos los pechos, y mientras los hermanos seguían abrazados y abundantes lágrimas se desbordaban de sus ojos, Maggi había caído en el sillón y se cubría el rostro con las manos, de modo que Dàmir se sentó a su lado y pasó un brazo por encima de los hombros convulsionaos por el llanto.
Dèjan se había extraído su pañuelo del bolsillo y lo sacudió ante el rostro de Jesse que se sobresaltó al ver aquella cosa blanca frente a él.
Jesse lo miró con odio manifiesto y cualquiera habría notado que, aunque con dificultad la punta de su cabeza alcanzaba al hombro de Dèjan, estaba cercano a darle un puñetazo. Sin embargo, se contentó con la incendiaria mirada y después se giró y comenzó a caminar hacia la puerta.
El único que se había percatado del pleito de aquellos dos había sido Ioan y miró a su primo con una expresión entre divertida y exasperada.
No obstante, Dèjan no le prestó atención, pues tenía la incómoda sensación de haberse extralimitado, y lo que lo preocupaba no era el hipotético puñetazo que podía darle Jesse, sino que en verdad el niño estaba furioso.
Entre tanto, Mihailo miraba a su recién encontrado hermano sin poder creérselo, pues si bien era cierto que había soñado muchas veces con encontrar a su familia, sabía que aquello era imposible, de modo que en ese momento hasta tuvo miedo de estar en uno de sus locos sueños y casi estaba esperando que Jesse le dijese que despertara.
Un poco después Mihailo aceptó la taza que le estaba ofreciendo Maggi, pero ignoró el resto de lo que había en la mesita rodante, pues en lo que menos estaba pensando en ese momento era en comer y cuando ambos estuvieron un poco más tranquilos y Ajle había recuperado el color, comenzó a marear al pobre Mihailo con una indecente cantidad de retazos de su vida mezclados con preguntas que iban desde cuál era su color preferido hasta la fecha de su cumpleaños.
Sin embargo, Ajle quería saberlo todo, pero en cuanto comenzó a preguntarle acerca de su infancia y siendo que el incordio aquel parecía haberse perdido el importante hecho de que Mihailo había crecido en un orfanato, el chico bajó la cabeza.
Kerim puso los ojos en blanco y a Dàmir le provocó golpear a Ajle, pero antes de que ninguno de los dos pudiese hacer o decir nada, Mihailo le estaba hablando.
Recién en ese momento fue que el entendimiento pareció penetrar aquella laberíntica y caleidoscópica cavidad donde debería estar el cerebro de Ajle y dejó el asunto cambiando rápidamente de tema.
Editado: 21.09.2021