Dèjan estaba sentado en el sillón de su estudio mientras escuchaba en forma lejana la música que provenía del salón donde los chicos ensayaban. Se llevó en forma distraída la copa a los labios mientras pensaba en lo mucho que habían cambiado las cosas en los últimos años.
Dàmir había crecido sano y feliz a pesar de la mucha aprensión que él haía sentido siempre, pues después de todo lo que su hijo había vivido durante el tiempo que estuvo desaparecido y la forma como lo había hecho, había hecho temer a Dèjan por su salud tanto física como mental.
Muy poco después que él había hallado a su hijo y no mucho tiempo después que saliese del centro clínico a donde lo había llevado, un buen día Katrina lo había llamado para decirle que Dàmir había pasado la noche con mucha temperatura y que se disponía a llevarlo a la clínica. Dèjan había dejado lo que hacía yéndose derecho al aeropuerto, pero cuando llegó, se sintió morir al recibir la espantosa noticia de que Dàmir estaba recluído en la UCI debido a un shock anafiláctico que lo había colocado al borde la muerte.
Dèjan no había entendido nada de lo que habían intentado explicarle, había golpeado al médico que en su opinión no lo dedjaba ver a su hijo y había pasado casi dos días pegado a la cama en aquella unidad y sujetando la manito de Dàmir.
Una vez que el niño había superado la crisis, fue que Dèjan estuvo en disposición para escuchar y entender lo que había sucedido, enterándose así de la particular condición de Dàmir con relación a ciertos medicamentos, misma de la que no habían tenido conocimiento hasta que comenzaron a aplicarle el tratamiento para contrarrestar la infección que lo había atacado. A partir de entonces, los temores de Dèjan se multiplicarían y sería lo que contribuiría en gran medida a que la sobreprotección a la que había sometido a su hijo aumentase de manera exagerada, pues en su opinión, todo, desde una simple gripe hasta cualquier otra enfermedad, era una seria amenaza a la vida de su hijo.
No obstante, y contrario a lo que habría cabido esperar con tan desmedidos cuidados, Dàmir creció sin que estó lo afectara en forma perniciosa.
Ahora que su hijo era un hombre, y aunque seguía preocupándose por él, en cierta forma había aprendido a no enloquecer por todo lo relacionado con el chico, pero cuando las cosas parecían estabilizarse, había aparecido otro ser por el cual preocuparse. Jesse. Sin embargo, si Dàmir se había dejado cuidar y la mayor prte del tiempo había obedecido a su padre sin protestar, Jesse era otro asunto y por mucho que se preocupase y lo hacía, no parecía haber una forma efectiva de ayudarlo.
Ioan le había dicho de muchas y muy distintas maneras que se conformase con lo que hacía, pero Dèjan no solo no era del tipo conformista, sino que era tremendamente obstinado, algo que quedaría demostrado en el futuro, aunque ese mismo futuro traería consigo cosas que no habría esperado jamás.
Editado: 21.09.2021