Cap. 03 Agradecido
A eso de las ocho de la noche llegó David, después de las presentaciones procedió a la evaluación de Nick y luego a cambiar los vendajes, razón por la cual Jesse abandonó el almacén a toda prisa.
- Genial -- dijo de mal humor pasando la mano por el lomo del gato -- Ahora tenemos que congelarnos el trasero por causa de ese infeliz
El señor Miau era un gato negro y que Jesse había recogido de un basurero de camino a casa una helada noche del último invierno. Mihailo había estado en total desacuerdo y de hecho pensaba que el bicho aquel iba a morir si era que no lo estaba ya, pero Jesse se empeñó en llevárselo lo mismo. El animalito parecía tener pocos días de nacido, pues era muy pequeño, de modo que Jesse, y aunque la leche no era su alimento preferido, había comprado una botella y había comenzado a alimentar al gato. Ahora seis meses más tarde, se alegraba de haberlo recogido, ya que era la única compañía que le había quedado. Jesse se arrebujó en su vieja chaqueta y el gato se acurrucó entre sus piernas, pues aunque estaban a finales del verano, desde el día anterior casi no había dejado de llover.
- Entra antes de que cojas un pulmonía, Jesse -- le dijo Charlie -- ya el doc terminó
Jesse se dio mucha prisa en levantarse y entraron. Efectivamente David había concluido y estaba haciendo algunas preguntas a Nick relativas a cómo se había sentido.
- ¿Alguna contraindicación para esto, doc? -- le preguntó señalando la cajetilla de cigarrillos
- Muchas, pero dudo que eso te haga cambiar de opinión -- le dijo David
- Y aunque no las hubiese, aquí no vas a… -- estaba diciendo Jesse, pero se interrumpió por un estornudo -- … hacerlo -- terminó
- Salud -- dijo David
- No parece muy saludable -- dijo Charlie, y David que parecía compartir esa opinión dio un paso hacia Jesse
- Eh, eh -- dijo él levantando una mano -- tú allá y yo aquí ¿bueno?
- Solo quiero asegurarme que estás bien, no voy a atacarte con un cuchillo
- Por lo que sé de ustedes, es lo que mejor saben hacer
- Vamos Jesse, solo déjame…
- Estoy bien -- lo interrumpió
- De acuerdo, pero al menos te tomarías…
- Nadie ha muerto por un estornudo, hombre
David decidió que perdía el tiempo por aquel lado, pero aun así le pasó un frasco a Charlie que entendió el mensaje, pero el chico dudaba que tuviese más suerte, pues aunque no sabía de la aversión de Jesse, lo que sí sabía era que si ya había dicho que no, era seguro que nadie lo haría cambiar de parecer. David se despidió y cuando ya iba saliendo se dio cuenta que Jesse iba tras él.
- No vas a salir con este tiempo, ya conozco el camino
- No voy a salir, solo quería decirte… -- pero se detuvo y se frotó la nariz, gesto éste que ya David había identificado como uno que significaba incomodidad
- ¿Sí?
- Bueno que no vayas a decir a nadie dónde encontrarme
- ¿Y a quién podría…? -- pero se detuvo al entender -- ¿Dèjan no sabe dónde vives?
- No, y espero que siga así, me gusta mi privacidad
- De acuerdo
- Gracias
- Nos vemos mañana, Jesse -- dijo él y se marchó
Jesse estaba muerto de cansancio, pues la noche anterior no había dormido nada, ese día tampoco y no parecía posible que fuese a hacerlo con aquella invasión, de modo que estaba seguro que al día siguiente iba a quedarse dormido sobre los cubos de limpieza.
- ¿Dónde están los demás? -- le preguntó a Nick, ya que él único que estaba allí era Charlie
- Ocupados -- dijo Charlie, pero Nick miró a Jesse y le hizo señas
- Ven aquí, enano
- ¿Por qué? Te oigo perfectamente desde aquí -- dijo sentándose en su cama
- Mañana me marcharé -- comenzó
- Me alegro, no me gustan las malas compañías -- replicó él
- Pero quiero que me prestes atención -- continuó Nick -- mañana y hasta que… bueno hasta que yo lo diga, Charlie te acompañará al trabajo y pasará por ti en la tarde
- ¡Ja! ¿Y qué te hace pensar que quiero ir por ahí en semejante compañía?
- Escucha enano, esto -- dijo señalándose la herida -- es un favor que le debo a Albert
- ¿Qué? -- preguntó el chico extrañado -- ¿A tu Albert?
- Sí, ese mismo
- ¡Diablos! Sé que eres irritante, pero no creo que sea para tanto y creí que ese sujeto era tu amigo
- También yo y ese fue mi error
- Bien, pero no veo por qué eso tendría…
- Hazme caso enano, ya cometí un error y no voy a cometer otro. Albert intentará fastidiarme de algún modo y tú puedes ser uno de esos modos
- ¿Y yo que tengo que ver en todo eso?
- Antes de que empieces a vociferar que no somos amigos, al menos Albert lo cree y eso es lo que importa ¿bueno?
- ¿Olvidas que ya le di una paliza al bocón ese?
- Enano, es posible que lo sorprendieses en aquella oportunidad, pero no sucederá dos veces y nada te salvaría de una bala