Acordes del Corazón (libro 2. жена)

Cap. 09 Fin de una noche agitada

Después que habían dejado a Samir con los suyos y se habían subido al auto, Jesse se había quedado dormido casi de inmediato y no se había enterado de nada más.

  • ¿Todos están bien?  --  le había preguntado Nick a Charlie que como de costumbre iba pegado al móvil
  • Peter tiene un ojo morado, Jim la rozadura de una bala, pero nada serio según Sam, y los demás tienen algunos golpes sin importancia  --  informó
  • ¿Dónde están?
  • Casi todos en casa
  • ¿Casi?
  • Phil y Artie fueron al callejón, ya sabes  --  le dijo
  • ¿Alguna novedad?
  • No hasta ahora  --  contestó y Nick asintió  --  ¿Qué hacemos con Jesse?  --  preguntó
  • No podemos dejarlo, al menos no hasta estar seguros de que Royal no va a dar problemas
  • ¿Y por qué iría tras Jesse?  --  preguntó Jack
  • Un par de ellos escapó ¿recuerdas?
  • Sí pero…
  • Alguno puede recordar al chico

Después de eso no discutieron más, Charlie se dirigió hacia el edificio donde vivía Nick y una vez allí Nick se bajó mientras Jack llamaba a Jesse, pero el chico estaba rendido, así que Nick lo alzó, les dijo a sus amigos que se verían más tarde y entró al edificio.

 

Jesse despertó con un sobresalto, pues solía tener un sueño recurrente que siempre lo despertaba del mismo modo, pero una vez que se tranquilizó recordando que ya no estaba en Tillbrooke, registro otro asunto muy alarmante. Por empezar no estaba en su cama y ciertamente no estaba en el almacén, pero su cerebro poco a poco fue colocando los recuerdos en su lugar. La noticia del secuestro de Samir, su escape de Inside Hill, el tobillo lastimado, la casa de David, la de Nick, el depósito abandonado, los disparos, y la última imagen que le llegó fue la de Dèjan y la de Mihailo, pues después de eso le parecía que Mihailo le quitaba la chaqueta y le decía que necesitaba un baño, pero que eso tendría que esperar, que lo había metido en la cama y que el tobillo le dolía horrores. Cayó de nuevo en lo que pareció un breve y agitado sueño y volvió despertar sobresaltado incorporándose en la cama.

  • ¿Pesadillas?  --  preguntó una voz conocida, pero ciertamente no era la de Mihailo, sino la de…
  • ¡Nick!  --  exclamó girándose en dirección a él

Nick estaba sentado en un sillón y le devolvía la mirada, los ojos de Jesse normalmente grandes, en ese momento parecían dos enormes canicas azules.

  • Nick…
  • Descuida, como ya lo habrás notado, estás en mi casa y aquí no corres ningún peligro  --  dijo poniéndose de pie y Jesse pareció encogerse bajo las sábanas  --  No sé qué te hicieron ni de qué estás huyendo, pero te repito que aquí estás a salvo

Nick abandonó la habitación y Jesse comenzó a preguntarse cómo había llegado allí, y sobre todo qué había estado diciendo en sueños, pero tuvo poco tiempo para llegar a una conclusión, pues Nick volvió a entrar con un vaso de leche que le ofreció junto con una pastilla.

  • El doc dijo que debías tomarla cada seis horas, pero intenté despertarte y fue imposible

Aunque Jesse odiaba aquella bebida, pensó que no estaba como para ponerse exigente, así que se tragó la pastilla con un sorbo de leche y colocó el vaso en la veladora.

  • Deberías beberlo  --  dijo Nick
  • La verdad preferiría un café  --  le dijo Jesse que parecía haber recuperado su lengua
  • De acuerdo, allí está el baño  --  dijo señalando una puerta  --  y allí tienes ropa  --  agregó señalando ahora una silla junto a la puerta del armario  --  El café, cuando estés listo  --  concluyó abandonando la habitación

Jesse salió de la cama, probó su estabilidad y aunque aun le dolía bastante el tobillo, caminó tan a prisa como pudo hacia el baño recogiendo la ropa de paso. Se demoró un poco más de lo usual bajo el agua, pues le parecía que tenía toneladas de mugre, y aquel condenado olor a alcohol parecía que se le quedaría para siempre encima. Terminó con eso y procedió a vestirse, los pantalones le iban solo un poco largos, la remera era un par de tallas superiores a la suya y echó en falta su vieja chaqueta que estaba seguro había quedado inservible. Antes de salir se miró al espejo y arrugó el entrecejo, ya que tenía un par de cortes en la frente, uno en la mejilla y otro muy cerca del ojo, así que se preguntó cómo era que no había sentido todo eso, porque también en los brazos había notado largos rasguños y casi parecía que hubiese atravesado aquella ventana sin romperla, de manera que concluyó que no había hecho un agujero tan grande como había pensado si había resultado tan lastimado.

  • Buenos días  --  dijo cuando salió y vio a Charlie en la mesa
  • ¿Buenos días?  --  preguntó él  --  Son casi las cinco de la tarde
  • ¡Demonios!  -- exclamó Jesse  --  Debo ir a casa y…  --  pero se detuvo al chocar con los ojos negros de Nick
  • No irás a ningún lugar hasta que yo lo diga ¿estamos? 




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