Acordes del Corazón (libro 2. жена)

Cap. 10 Cascanueces

El día del cumpleaños de Dàmir, la actividad inició muy temprano en Inside Hill, pues siendo que Dèjan no se había vuelto  a marchar desde los sucesos de la semana anterior, el chico estaba en casa al igual que Kerim, y después que Dèjan felicitase a su hijo lo hicieron Ioan y Kerim y bajaron a desayunar, pero casi de inmediato comenzaron a llegar los otros vándalos. Los primeros en hacerlo habían sido Imran y Samir, quien por cierto ahora vivía en el departamento con su tío, pues éste se había negado a que siguiese en el campus después de lo sucedido y de que Herbert desapareciese misteriosamente, de modo que Imran consideraba muy inseguro que su sobrino siguiese en aquel lugar, y aunque no llegaba a los estresantes niveles de persecución de Ajle, prefería tenerlo lo más cerca posible.

Giuliana fue la siguiente en presentarse, pero después de felicitar a Dàmir comenzó a atormentarlo con las cosas pendientes hasta que Kerim comenzó a atormentarla a ella haciendo que dejase al cumpleañero en paz.

John, Maggi y Josh fueron los siguientes en hacer acto de presencia uniéndose al ruidoso desayuno, y los incordios de Edvin y Ajle en compañía de Mihailo fueron los últimos en llegar como cabía esperar dada la incapacidad de los dos primeros para levantarse temprano, y aun pensaban que habían madrugado mucho.

Después del desayuno los chicos se fueron al salón de música mientras que Dèjan iba a la corporación.

  • ¿Qué no deberías estar con tu hijo?  --  preguntó Jesse al verlo llegar
  • Yo bien ¿y tú?  --  lo saludó él
  • No estás siendo un padre muy responsable
  • Desayuné con él  --  le dijo  --  pero tenía que venir a revisar algunos asuntos. Te espero arriba  --  agregó mientras caminaba hacia el elevador
  • Acabas de decir que ya desayunaste
  • Pero tú no

Jesse soltó una exclamación  muy grosera y Dèjan sonrió sin volverse. Un poco más tarde se presentó arriba y Dèjan dejó lo que hacía y caminó hacia los sillones.

  • Bonita chaqueta  --  le dijo 

Aunque ya Dèjan llevaba algunos días viéndole aquella prenda, era la primera vez que comentaba con respecto al cambio, pero había estado preocupado por la procedencia del artículo, ya que era una chaqueta de cuero y de la clase que a todas luces Jesse no podía permitirse, y sabiendo como sabía de su negativa a aceptar regalos, por un momento tuvo el horroroso pensamiento de que la hubiese robado, pero Ioan le recordó lo que les había contado Mihailo con relación a que él chico no había robado nada nunca en su vida y se tranquilizó un poco, aunque seguía teniendo curiosidad.

  • Imagino que tuviste que ahorrar mucho para comprártela, pero al menos pudiste haber escogido una talla que se ajustase más a la tuya

El comentario último obedecía a que como cabía esperar y habiendo pertenecido a Nick, la chaqueta le iba bastante grande.

  • Ya sabes que no me gustan las cosas que me impiden respirar  --  dijo Jesse  --  y no jefe, no me la robé, alguien la desechó y no puede uno ponerse exigente en esa situación
  • No dije que la hubieses robado
  • No, pero lo pensaste
  • ¿Ahora te dedicas a leer la mente? Un oficio muy impreciso si me preguntas
  • No necesito leer nada, casi lo tenías escrito en esa frente arrugada

A Dèjan se le acentuó más el ceño, pero no agregó nada más para satisfacción de Jesse.

  • ¿Dónde está Ioan? No puedo creer que le dieses un día libre
  • Tenía algo qué hacer en otro lugar
  • Ya decía yo
  • Habla menos y come más  --  le ordenó Dèjan  --  Y por cierto, tengo una invitación para ti  --  agregó y el chico lo miró con su desconfianza habitual
  • ¿Para qué?
  • No para qué, sino a dónde  --  le dijo él, pero como Jesse seguía mirándolo del mismo modo agregó  --  Como ya sabes hoy es el cumpleaños de Dàmir, y bueno, él tiene la peregrina idea de que te gustaría ir  --  Jesse pareció relajarse y se frotó la nariz antes de contestar
  • Me gustaría, pero no puedo  --  dijo para sorpresa de Dèjan que pensó que tratándose de Dàmir ciertamente aceptaría ir
  • ¿Cómo has dicho?
  • ¿Tienes algún problema en los oídos?  --  preguntó a su vez  --  No puedo
  • ¿Por qué?
  • Tengo algo que hacer
  • Habrá pastel de chocolate  --  le dijo, pero el chico siguió impertérrito

Por más que Dèjan insistió e insistió mucho, no consiguió nada y Jesse se marchó dejándolo furioso y frustrado por varios motivos, de los que destacaban tres. El primero, que odiaba no poder complacer a su hijo y aquello era algo que Dàmir le había encargado de forma muy insistente; segundo, porque no estaba acostumbrado a fracasar en ninguna negociación; y tercero porque no había logrado averiguar el motivo por el que aquel necio muchachito se negaba a ir y estaba seguro que no tenía nada qué hacer. Aquello le ocasionó no solo un disgusto, sino la ira de Dàmir, lo que a su vez hizo que la propia en contra de aquel pequeño embustero creciese en forma exponencial.




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