David no la había tenido fácil a la hora de hablar con Jesse, algo que le habría gustado retrasar tanto como le fuese posible en beneficio de la tranquilidad de la chica, pero justo dos días después del transplante, ella preguntó cuándo podía marcharse.
David sabía que no iba a ser sencillo y esperaba que ella discutiese mucho, pero lo que no se esperaba fue justamente lo que sucedió, pues en el momento que Jesse hizo las mantas a un lado e intentó ponerse de pie y él quiso sujetarla, la muchachita le acomodó un puñetazo en el abdomen seguido de otro en la mandíbula. Quizá fue más la sorpresa que la contundencia lo que hizo tambalear a David, y aunque reaccionó con rapidez, Nick que había estado sentado se levantó a toda velocidad y sujetó a Jesse.
Aunque ellos eran un par de hombres, al menos en el caso de David, enrojeció hasta la raíz del cabello al escucharla pasearse por toda la inmensa variedad epítetos concebibles.
No obstante, no fue la fuerza de Nick ni la cara de vergüenza de David lo que tranquilizó a Jesse, sino que lógicamente aquel esfuerzo cobró su cuota y ella comenzó a presentar dificultad respiratoria. Finalmente Nick logró acomodarla en la cama de nuevo y David se apresuró a examinarla y a colocarle el oxígeno.
Aunque ella aun lo miraba con hostilidad, esa mirada cambió rápidamente a preocupación cuando vio que Nick hacía un gesto de dolor y se sostenía de la orilla de la cama.
Y ciertamente lo sabía, porque David le había explicado que el dolor en la zona de la punción era una posibilidad, pero Nick sintió deseos de golpearlo cuando le dijo eso, pues acababa de arruinar la explicación que él pensaba darle a Jesse y ahora ella tenía expresión de susto, pero aun así lo intentó.
David notó con evidente retraso su error, pero o efectivamente le mentía, algo que no le gustaba hacer, o habían llegado al final del camino con aquello, de manera que miró a Nick, y aunque él estaba sonriendo aun por la alusión que acababa de hacer con respecto al golpe que le había dado Jesse, sus ojos tenían un peligroso brillo de ira.
Con las cosas así, no le quedaba alternativa y tuvo que decirle la verdad. Como cabía esperar Jesse comenzó con su rosario de lindezas, pero repentinamente se largó a llorar, algo que descompuso en forma inmediata a ambos hombres. Nick se puso de pie de nuevo, caminó hacia la cama y la sujetó por los hombros.
Dèjan escogió justo aquel momento para hacer acto de presencia, de manera que David lo sacó a toda prisa de allí antes de que se desatase la tercera guerra mundial en aquella habitación, pues él sabía que Dèjan le tenía a Nick la misma simpatía que podía sentir por una carga de C-4 y lo consideraba igualmente peligroso.
Y en realidad Dèjan estaba pensando cualquier cantidad de barbaridades, porque Jesse no era de las que lloraba por nada y solo la había visto hacerlo en dos oportunidades con motivo de la quimioterapia. David le explicó que Jesse acababa de enterarse que Nick había sido su donante, y aunque eso no le parecía a Dèjan un motivo para llorar, David le dio una razón.
Aquello era cierto, pues tan pronto estaba bromeando y riendo como furiosa e insultando a media humanidad, y aunque su blanco preferido parecía ser Dèjan, hasta el pacífico Mihailo había resultado agredido por Jesse, pero mientras Dèjan y Nick se tomaban el asunto con filosofía, Mihailo se había sentido miserable cuando la chica la había emprendido en su contra.
Editado: 24.10.2021