Acordes del Corazón (libro 7. надати се)

Cap. 4 Invitados

 

Mientras se dirigían hacia la mesa donde estaban sus amigos, Dàmir sintió la presión en su brazo y era mayor la de la manito que apretaba la suya, y ambas cosas le indicaron el nerviosismo de sus acompañantes, de modo que primero se inclinó un poco para alzar a Abigail y luego continuaron.

  • Definitivamente este infeliz perdió el juicio – dijo Kerim
  • ¿Por qué? – preguntó Maggi y él la miró con reprobación
  • No solo llevas el tiempo suficiente conociendo el medio en el que vivimos como para saber que a estas alturas ya las diversas redacciones recibieron esa imagen – puntualizó señalando a quienes se acercaban – sino que viviste la locura que se desato con aquello de “Y quién es Lyn”, así que mañana los diarios estarán inundados de fotografías y los reporteros harán cualquier cosa por averiguar quiénes son ellas.
  • ¡Oh por Dios! – exclamó ella
  • Cálmate amor – dijo Imran con ganas de asestarle a Kerim – Tampoco es como que vayan a tener mucho éxito
  • Parce que no conocieras a infelices como Riley, por ejemplo – dijo Ajle
  • Y en cualquier caso, ella no puede ver nada de lo que publiquen ¿no? – dijo Edvin

Aunque lo último era cierto, no así lo dicho por Imran, pues sabían que si algo hacían bien los reporteros de farándula, era perseguir a las estrellas y a cualquiera que estuviese relacionado con las mismas y que despertase su curiosidad.

Todos saludaron a Ivy con mucho cariño, y después de ayudarla a sentarse, Dàmir se acercó a Maggi.

  • Maggi, necesito tu ayuda
  • Claro, dime
  • Mmmm… aunque me comprometí a prestarle mis ojos a Ivy, no puedo ir con ella a los servicios, así que ¿podrías, cuando…?
  • No te preocupes, yo me hago cargo, Dàmir
  • Gracias – le dijo obsequiándola con su sonrisa y fue a sentarse al lado de la chica
  • ¿Siempre es así? – preguntó Erkki
  • ¿Así cómo? – preguntó a su vez Maggi
  • Tan… ¿atento? – dijo no muy segura
  • Sí, siempre – dijo Lisandra recordando su propia experiencia

Tanto Illinka como Lena, habían puesto en antecedentes a su hermano la primera, y a su recién adquirido marido la segunda, con relación a la identidad y la condición de Ivy,  de modo que después que todos saludaron a Ivy, a la pequeña Abigail que parecía cosida a Dàmir, y a la silenciosa Natalia, procedieron a presentar al gemelo y a Drasko.

Jesse estaba a punto de perder su inexistente paciencia ante la cantidad de personas que seguían felicitándolos y que le parecían incluso más que el día del compromiso, cuando se presentaron Ivar y Milinka. Aunque por su condición de pariente del novio, Ivar habría podido estar entre los primeros en acercarse, Milinka lo había convencido de esperar un poco para hacerlo cuando Jesse necesitase ánimo para continuar, así que el breve intercambio cumplió con su cometido, pues ella se tranquilizó y continuó soportando aquel interminable desfile.

Después de felicitar a la pareja, Ivar se excusó un momento con Milinka.

  • Espero que me disculpes, pero tengo que dejarte un momento
  • Lo que no tienes es que disculparte, no es tu obligación hacerme compañía toda la noche
  • Aunque sí lo es, no para mí y por el contrario, es un enorme placer del que espero no me prives – le dijo guiñándole un ojo y haciendo que a Milinka se le aflojasen las piernas y tuviese dificultad para entender lo que él le estaba diciendo – Debo ocuparme de lo que estoy bastante seguro que Dèjan no hará – dijo y ella compuso expresión de extrañeza – Presentarle a sus padres a su suegro – puntualizó con sorna alejándose, pero apenas se había alejado unos pasos cuando escuchó a Andrija
  • Admito que es mejor que la bruja y que no tiene aspecto de odiosa madrastra, pero lo que no te agradezco es que me des más trabajo

Sin agregar nada más desapareció, y aunque Ivar sintió el deseo de reír pensando equivocadamente que Andrija solo exhibía el celo de cualquier hijo, el deseo de reír se le pasó muy pronto al recordar por qué se había alejado de Milinka en principio, pero sacó eso de momento de su cabeza y se concentró en lo otro.

  • Mis disculpas, señoras – dijo sujetando a Giovanni por un brazo
  • ¿Qué sucede contigo? – preguntó él en tono molesto
  • Es hora de que conozcas al resto de la familia de tu yerno

Como Giovanni ciertamente quería hacerlo, y más que por verdadero deseo, para saber a qué atenerse con aquellas personas, fue con él. También les había hecho señas a los hermanos de Jesse, pues consideraba que era igual de importante presentarlos a ellos. A Giovanni se le descompuso mucho el ánimo al ver mejor a Admir; él ya lo había visto en la Iglesia, pero de lejos, así que al acercarse comprobó que tenía la misma cara del odioso sujeto que le había robado a su hija, pero se las arregló para componer su expresión.

  • Zara, Admir
  • ¡Dios misericordioso! – exclamó Zara pasando la mirada de Donatello a Giovanni
  • Aunque creo que es casi innecesario, este es Giovanni Aliano, el padre de Isabella – dijo mientras todos los que estaban en aquella mesa los miraban – Giovanni, ella es mi hermana Zara y su esposo Admir, padres de Dèjan




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