Nick estaba cansado y como no tenía ganas de escuchar a Al y a Charlie pelearse por los más absurdos motivos, se fue a su habitación, se dio un baño y se acostó, pero su cerebro parecía en desacuerdo con su cuerpo y siguió en actividad haciendo un ordenado repaso para asegurarse de que estaba al tanto de cómo estaban todos.
Los niños estaban en Inside Hill, aunque no todos lo estaban de forma permanente, porque Sara, Megan, Emil, Alex, Billy y Micky, si bien iban a diario pues estaban recibiendo clases allí y hasta que se iniciara el próximo período escolar y estuviesen preparados para ingresar a la escuela, en las noches se iban con Illinka, Maggi y Lisandra, mientras que Abigail, Jonathan, Víctor, Natalia y Liam, sí estaban allí en forma permanente y todos estaban bien. Frankie, Jeff y Nathan, al menos de momento estaban ocupados y tranquilos; y en el caso de las chicas la que única que lo preocupaba aparte de Ivy, era Carol.
Si bien Nick había iniciado su grupo con Charlie y Jack, aunque luego se irían incorporando otros, lo que nunca pensó fue en tener chicas dentro del mismo y sonrió al recordar a la primera que había llegado.
Lisa fue la primera criatura realmente desamparada a la que conocería Nick y que lo enfrentaría a esa otra cara del mundo que él no conocía, porque a pesar de haber crecido junto a Jack que también lo era, ni él ni Charlie serían conscientes de eso hasta mucho tiempo después. Ya ellos tres tenían tiempo viviendo por su cuenta, y de hecho, ya estaban en el negocio de las drogas cuando conocieron a Lisa. Esto sucedió una noche en la que acababan de salir de un centro de juegos clandestino donde Jack había ganado lo que les faltaba para hacer su primera transacción importante con un distribuidor grande, cuando escucharon un quejido, y en realidad quien lo escuchó fue Charlie que era siempre el más atento al entorno.
No obstante, todo lo que vieron fueron unos cubos de basura y un par de gatos raquíticos que saltaron perdiéndose en la oscuridad. Sin embargo, Charlie se llevó un dedo a los labios indicándoles silencio, aunque de seguido Nick se preguntaría para qué, ya que pateó uno de los cubos y fue cuando la vieron.
Nick pensó que se trataba de un niño pequeño mucho más desgreñado que Jack y tan agresivo como éste, porque lo próximo que vieron fue el peligroso brillo de un cuchillo.
Eso lo había dicho, porque la despeinada cabeza había emergido de uno de los cubos.
Eso lo estaba diciendo Jack que tenía poca paciencia, pero como había estirado el brazo para tirar de Charlie, la hostil personita lo interpretó como quiso y lo atacó; aquello fue mala idea, pues en seguida se vio apuntada por dos automáticas.
Sin embargo, en ese momento los tres escucharon lo que en principio había causado la curiosidad de Charlie, porque ella se había quejado desapareciendo dentro del cubo. El natural instinto protector que Nick no sabía que tenía, lo hizo apartar a los otros dos para acercarse.
Obviando toda prudencia, Nick se acercó más, así que Charlie se preparó a jalar del gatillo, porque ya el habitante del cubo de basura había demostrado su agresividad y le parecía muy inconveniente que Nick terminase con un cuchillo atravesado en la garganta.
Los tres escucharon con claridad, pero en esta ocasión era una voz apagada y sollozante, así que Nick tomó su decisión y le hizo una seña a los chicos indicándoles que iba a volcar el cubo y solo esperaba no hacerle más daño a su ocupante. Cuando lo hizo, Charlie que era el más rápido, tiró de aquella personita y se sorprendió de encontrar poca resistencia, pero eso quedaría sepultado por la angustia al ver la sangre.
Jack y Nick lo miraron pensando que o bien no estaba viendo lo mismo que ellos, o repentinamente había perdido el juicio, pero lo que sucedía era que con su capacidad para la observación y el análisis veloz, había notado lo que ellos no.
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Editado: 01.07.2022