Acordes del Corazón (libro 7. надати се)

Cap. 29 Oportunidad

 

Debido a la ingente cantidad de trabajo que tenía Giuliana, seis meses atrás y antes de que se iniciase la gira nacional de Zora, decidió prestar atención al consejo de Josh y contratar a una asistente. El grupo original con el que había iniciado actividades había crecido mucho, pero todos estaban ocupados con los distintos artistas a los que representaban, de manera que tuvo que contratar a alguien y se decidió por Erika Jansen, una jovencita que cuando fue a la entrevista aún llevaba trenzas, pero que había resultado no solo despierta y con los pies sobre la tierra, algo indispensable debido a que estaría en estrecho contacto con estrellas del tipo que podían hacer perder la perspectiva a las chicas, sino dispuesta a aprender y lo había hecho muy pronto. De manera que, habiendo superado con éxito la gira nacional de Zora, ahora, cuando estaban por finalizar las presentaciones en América, Giuliana se sentó a conversar con ella.

  • Erika, solo quedan un par de conciertos aquí
  • Así es señorita Romanelli – aunque Giuliana le había dicho que no la llamase así, no había caso y la niña aquella seguía llamándola igual – quedan los conciertos de…
  • Lo sé – la interrumpió ella – Lo que quiero es que me escuches con atención. De aquí volarán de vuelta a Europa para los últimos conciertos de la gira, pero yo no podré volver con ustedes, porque tengo cosas pendientes de este lado del Atlántico, de modo que tú iras con ellos.
  • ¿Yo?
  • Estuviste conmigo en Estambul cuando fui a conversar con los productores que los están llevando allá, y conoces todo el itinerario. No creo que llegue a Estocolmo, pero a Francia para el cierre, creo que sí.

Tal vez Erika no estuviese muy convencida, pero era una chica decidida y en cualquier caso Giuliana no lo estaba preguntando nada, sino que le estaba diciendo cómo serían las cosas, de modo que se dispuso a hacerlo lo mejor posible.

Giuliana esperó que los chicos diesen el concierto que cerraba la gira por América para decirles que no volaría a Europa con ellos. Como de costumbre, Edvin y Ajle hicieron mucho escándalo, mientras que Kerim, como de costumbre también, le hacía toda clase de bromas pesadas a Erika, mismas que ella ignoró como lo había estado haciendo desde que lo conoció.

Una vez resuelto aquello y después que despidió a los chicos, llamó a Adriano para que se montase con Jack en un avión, indicándole que se encontrarían en Nueva York.

  • Creí que las películas se hacían en Hollywood – dijo Jack apenas la vio
  • Así es, pero los negocios se hacen aquí en Nueva York, Jarko – le dijo y miró a Adriano – ¿Algún problema?
  • Ninguno, este infeliz aún no es lo bastante conocido en este lado del mundo
  • Gracias a Dios, porque parece un indigente ¿Qué te he dicho de los jeans, Jarko?
  • Vamos Liana, están limpios

Adriano rio, porque sin duda Jack ahora estaba mucho más limpio que el chico que recordaba de su infancia y que iba por ahí descalzo, sin camisa o con las prendas en estado lamentable, pero como seguía siendo extraordinariamente desordenado, si no iba a ningún evento, le daba lo mismo lo que llevase encima, y esto podía ser, y habitualmente era, el primer pantalón que encontrase a mano que solía ser el que se había quitado el día anterior, y lo mismo aplicaba a las camisas o remeras, aunque Adriano intentaba evitar aquello, casi siempre y a menos que Jack hubiese trasnochado mucho, lo encontraba ya despierto y a medio vestir cuando llegaba al departamento, pues la costumbre de madrugar la seguía conservando. Pero en aquella ocasión, Giuliana no se estaba refiriendo a la limpieza de los jeans, sino a lo agujereado de los mismos, pero como en general no estaba tan mal, dejó el tema concentrándose en lo otro mientras comían.

  • Escucha Jarko – y él compuso expresión de fastidio – esta entrevista será algo diferente y nueva para los dos, porque nunca he tratado con la gente de esta industria. Así que en primera instancia vamos a escuchar solamente, y dependiendo de lo que me diga el señor Tomlison, hablaré con Josh y veremos cómo proseguir.
  • Aja, pero si la que habla eres tú ¿para qué me hiciste venir?
  • Porque es a ti a quien quieren contratar, Jarko – dijo en el tono de una maestra de escuela que tanto fastidiaba a Donatello, por ejemplo – Así que lógicamente quieren verte
  • Eso no es muy lógico – puntualizó él – porque si me quieren contratar es porque ya me vieron ¿no?

Como Adriano ya se había acostumbrado a los procesos mentales de Jack, y sabía que en aquella cabeza no cabían los matices, se preparó a sacarlo de ahí antes de que perdiese la paciencia, porque si había algo que aquel individuo soportaba poco y mal, eran los largos discursos o las discusiones inútiles y siempre querría acabarlas a golpes, y como una de sus obligaciones era evitarlo, miró a Giuliana esperando que recordase lo anterior.

Después de aclarar lo que consideró importante, pudieron ponerse en marcha, pero cuando se bajaron del coche, Jack emitió un silbido.

  • No hagas eso, Jarko – dijo Giuliana en tono distraído, pues al igual que sus dos acompañantes, estaba viendo el gigantesco edificio

Las oficinas administrativas de Shining Blue Productions, se hallaban en un imponente edificio de incontables pisos ubicado en el Midtown de Manhattan. Cuando se dirigían a la entrada, Giuliana se preocupó por no haber insistido en que Jack se cambiase de ropa, pero ya era muy tarde para volver. Sin embargo, no tuvieron los problemas que pensó, inocentemente, que tendrían para que los dejasen pasar al ver el aspecto de Jack, pues pareció olvidar que aquel era el reino de personajes excéntricos y mucho peor vestidos que el suyo, de modo que aquellas personas estaban acostumbradas a ver cosas mucho peores que un pantalón excesivamente agujereado. Se dirigieron a recepción y allí Giuliana sonrió internamente, pues la reacción de las señoritas que estaban allí, fueron las usuales cuando Jack se giró y se quitó las gafas de sol.

  • ¿Señorita, sigue aquí? – preguntó en un tono fingidamente molesto – El señor Tomlison nos está esperando y no creo que le guste que nos presentemos con retraso por su causa
  • Disculpe – dijo la chica, les indicó el piso al que debían dirigirse y le hizo señas a un joven para que los guiase hasta los elevadores




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.