Acordes del Corazón (libro 7. надати се)

Cap. 38 Conociéndose

 

El mundo había estado siguiendo los acontecimientos a través de las pantallas, pero eran dos historias en paralelo las que se estaban contando, porque la CDN había gestionado la acreditación de varias televisoras y corresponsales de prensa que eran los que habían seguido a la comisión, pero aquellos que ya llevaban un tiempo y que se habían infiltrado como habían podido, algo en lo que algunos de ellos tenían una vasta experiencia, ya que eran muchos los lugares en conflicto en los que habían estado, seguían enviando reportajes e imágenes de los disturbios en el interior del país.

Ivar, que estaba siguiendo la transmisión, al igual que medio mundo, se había llevado la mano a la frente preguntándose cómo había podido estar tan miserablemente equivocado con relación a Dàmir, al pensar que era un chico dulce y poco aficionado a dar problemas, porque en las presentes circunstancias, podía decir con honestidad, que ni todos sus primos juntos habían dado tantos problemas y en tan corto lapso de tiempo.

Como aquella misión era algo que se había publicitado mucho, los Zazvic se habían reunido para ver la transmisión, y los únicos que no estaban presentes eran Illinka y Drasko que ahora pasaba mucho tiempo en Londres el segundo y vivía allá la primera.

  • Espero que ahora nadie dude de lo que dice Drasko – dijo Igor – y si alguien tiene la desdichada idea de molestar a nuestro primo menor, ya puede ir pensando en abandonar el planeta, porque si persiguió a ese infeliz que no le había hecho nada en forma personal, ya podrán imaginar cómo le iría a quien lo fastidiase en forma directa

Y al menos Izkra y Jalena lo estaban considerando seriamente, pues sabían que ellas ya lo habían molestado, mientras que Admir perdió cualquier esperanza, pues recordó en forma muy vívida a su padre que había sido exactamente igual a aquel joven individuo, es decir, todos lo amaban y solían decir que era dulce y amable, pero él sabía perfectamente que molestarlo era el camino más corto para ganarse el infierno, y de haber creído en la filosofía de la reencarnación, habría apostado todo lo que tenía a que su padre lo había hecho en su nieto.

Otros que estaban en estado de total agitación eran Dèjan y Donatello, pero mientras el primero quería coger un avión e ir a buscar a su hijo, el otro estaba paseándose de un lado a otro y diciendo cualquier cantidad de cosas que Dèjan afortunadamente no estaba entendiendo, pues lo hacía en su lengua natal hasta que pareció notar lo anterior.

  • ¿Qué le sucede a tu hijo? ¿Acaso quiere que los maten a todos?
  • Donatello, estoy seguro…
  • ¡Tú cállate, Alfredo!
  • ¡Ey! – exclamó Jesse
  • No se preocupe, señorita – dijo Al mientras Don seguía despotricando en contra de Dàmir – Don Giovanni es igual cuando está algo molesto

Ya Jesse se había acostumbrado a aquella particular forma de Al de calificar las cosas minimizándolas, pero al menos ella no iba por ahí sacudiéndolo como los demás y solo se limitó a mirarlo mal, para luego seguir atenta, porque estaba segura que en cualquier momento Don y Dèjan iban a liarse a golpes.

Toda aquella agitación obedecía a lo expresado anteriormente con respecto a que el mundo estaba presenciando dos historias, una era la de la liberación y reencuentro de los presos con sus parientes, y si bien había emocionado a todo el mundo, la otra, que era la del caos en el resto del país que parecía no saber lo que estaba sucediendo en la prisión, era lo que tenía por lo menos a aquellos dos sujetos, en ese estado de alteración.

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En Jör, una vez que salieron todos los detenidos, hicieron su aparición los vehículos que los trasladarían hasta el centro de la ciudad, o al hospital a quienes necesitaban atención médica, pero como de ningún modo podían trasladar a toda aquella gente en los mismos, tuvieron que apresurarse a habilitar otros, e incluso Dàmir se empeñó en que ellos podían llevar a algunas de aquellas personas, pero al final no fue necesario y los únicos que iban con ellos eran los hermanos de sus amigos.

Aunque Dàmir había planeado regresar ese mismo día, no había contado con que el trámite que los había llevado a aquel lugar resultase tan largo, de manera que, aunque estaban cansados, y más que físicamente, emocionalmente, igual pensó en irse derecho al aeropuerto, pero les informaron que las condiciones climáticas no eran las mejores, y en realidad en aquella época del año, al menos en las noches, nunca lo eran como se lo dijo Heikki, así que era muy raro que hubiese tráfico aéreo en las noches. Por todo lo anterior, sumado a que Kerim ya no había podido continuar disimulando el dolor en la pierna, fue que decidieron aceptar la oferta de Bakri a quedarse en el Hotel donde lo harían ellos, pues los miembros de la comisión habían reservado para mucho tiempo, porque ellos tenían que ocuparse de la transición.

Una vez que llegaron al hotel y mientras Mihailo se ocupaba de administrarle un analgésico, tanto a Kerim como a su hermano, y los reñía a ambos, pues en su opinión no debieron someterse a aquel frío teniendo las lesiones que tenían, y Kerim menos que Ajle, pues en su caso tenía un hueso roto, Dàmir se había apartado para hablar con su padre quien sabía debía estar desesperado por escucharlo. Les hizo una video llamada para que su angustiado padre comprobase que efectivamente estaba bien y para poder hablar con las niñas, pues si bien Natalia hablaba un poco, Aby no hablaba nada y Dàmir tenía que contentarse con verla; después que los tranquilizó a todos, incluidos Nathan y Al, y cuando se estaba despidiendo, llamaron a la puerta y él vio que Imran hablaba con Diego, así que se apresuró a terminar la llamada para enterarse qué podía querer, pero cuando lo hizo, ya Imran se estaba despidiendo y cerrando la puerta.

  • ¿Qué quería?
  • Vino a preguntarnos si queríamos bajar a comer con ellos – le contestó
  • Algo que sería buena idea, aunque no con ellos precisamente – dijo Edvin




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