Acordes del Corazón (libro 7. надати се)

Cap. 42 Refugio temporal

 

Los miembros de la comisión de la CDN, si bien no todos habían participado en otras negociaciones de paz, los que sí, estaban muy sorprendidos, porque era la primera vez que se veían atacados de aquella manera, mientras que Dupreè, cuyo trabajo estaba más relacionado con los desarmes en sí, y no en lugares donde los grupos insurgentes estaban necesariamente dispuestos a deponer su actitud, estaba mucho más acostumbrado a hacerles frente, el problema en esta ocasión era lo anterior, es decir, tener que proteger a los enviados de la CDN en medio de un conflicto armado. Dupreè se preocupó momentáneamente por los jóvenes, pero luego los sacó de su cabeza, porque su prioridad eran los miembros de la comisión, y aunque estaba bastante seguro que iban a culparlo si algo les sucedía a las criaturas, que los políticos, algo que él no era, se ocupasen de ello, porque él tendría muchos más problemas si les sucedía algo a los miembros de la comisión, de modo que se avocó a ello. El asunto es que los problemas con seguridad los tendría de igual manera, pues como le habían informado a Andrija, dos de los delegados resultaron heridos en la extracción.

Dupreè estaba más molesto que preocupado, pues él había pedido autorización para una intervención directa, pero le fue denegada con la muy ambigua excusa de que no podían enfrentarse a los grupos armados con los delegados allí. Él sabía, y como se mencionó antes, que si se hubiese tratado de una misión de desarme únicamente, ni siquiera habría tenido que preguntar nada, pero tratándose de una delegación diplomática, que en teoría iba a ocuparse de una transición pacífica, no estaba contemplado un enfrentamiento, y si se presentaban conflictos después de la mencionada transición, entonces ellos sí estaban autorizados a proceder con el desarme de los grupos disidentes, pero seguía pensando que dadas las circunstancias, debieron autorizarlo y acababa de quedar demostrado con los dos heridos que ahora tenían.

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En otro lugar de la convulsionada ciudad, Eino miraba con ira a varios hombres entre los que estaba el jefe de la prisión.

  • ¿Acaso no me entendiste, Ostovic?
  • Lo hice, pero…
  • ¡¿Pero?! – vociferó – ¿Desde cuándo las fuerzas de paz son un obstáculo?
  • No se trata de eso, y si me escucha…
  • No estoy interesado en que me expliques tu ineficiencia
  • Señor Naime, de acuerdo a nuestro hombre en el hotel, los acompaña un grupo que asegura son fuerzas especiales
  • ¿Qué?
  • Suponemos que es por el chico Zazvic, porque de acuerdo al informe, ese grupo de hombres solo se comunican entre ellos en serbio

Eino se quedó un momento pensativo e insultándose a sí mismo, porque si bien él no se preocupaba mucho por lo que sucedía más allá de sus fronteras, no por eso desconocía algunas cosas importantes, y ciertamente sabía que aquel niño era un rico heredero, así que debió imaginar que no iban a enviarlo sin la escolta apropiada, pero aun suponiendo que fuese así, una escolta de ninguna manera calificaba en el renglón de fuerzas especiales, como había dicho Ostovic, pero más importante aún, eso no iba a evitar que él le cobrase la alta cuenta que el niño le debía.

  • Quiero la cabeza de Dàmir Zazvic y no me importa si enviaron a todo el ejército serbio a protegerlo – dijo en tono peligroso

Ostovic salió de allí pensando que por ese camino tenía dos alternativas, o echaba abajo la condenada ciudad para encontrar al niño aquel, o sería su cabeza la que iría a adornar la entrada de la penitenciaría.

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En el lugar por el que intentaban escapar, Andrija se había quedado de último junto con tres de sus hombres, y mientras los demás pasaban, ellos habían buscado con que cubrir el rastro de sangre, y así tener algo de ventaja si en verdad registraban aquel lugar. Una vez que todos habían entrado al túnel y ellos habían concluido, caminaron hacia la puerta.

  • Espero que sea suficiente – dijo Andrija echando un último vistazo
  • Lo será, a menos que decidan hacer un registro exhaustivo o que tengan animales de rastreo – dijo uno de los hombres
  • Informe –lo escucharon y sabían que no era con ellos
  • Tenemos dos heridos
  • ¿Situación y pronóstico?
  • Logramos rescatarlos, pero es pronto para decirlo, porque no hemos llegado a un lugar seguro para verificar o atender sus heridas

Andrija no agregó nada más, sino que entraron, aseguraron la puerta como les habían indicado, pero, además, colocaron un dispositivo que haría violenta explosión si intentaban abrir aquella puerta, pero que podrían desactivar e inutilizar a distancia suponiendo que saliesen de aquello. Revisaron que estuviese debidamente activado y emprendieron la marcha.

Aunque no era un trayecto muy largo, la primera parte resultaba incómoda no solo por la estrechez, sino porque era una pendiente pronunciada. Si bien para Daven no había mucha diferencia en lo relativo a la visión, apenas entró lo que sintió fue la opresión propia de los espacios cerrados y que le resultaba muy familiar, ya que había pasado una enorme cantidad de años en uno. Para los que sí podían ver, era doblemente incómodo, porque en principio no podían hacerlo, y segundo, también experimentaron la sensación de encierro.

  • Cuidado aquí – advirtió Svend que era quien iba al frente con los hombres de Andrija mientras abría una reja – Hay una especie de escalón alto – aclaró




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