Acordes del Corazón (libro 7. надати се)

Cap. 43 Tierra de nadie

 

Ingresar a un país en cualquier circunstancia y para cualquier viajero común, requiere de ciertos trámites aduanales, pero hay personas o grupos de ellas, que ciertamente no requieren de ninguno, pues son expertos en evadirlos. En el caso de la ingente cantidad de personas que había ingresado a Jör en las últimas 72 horas, se encontraban los de ambos tipos; por un lado estaban los miembros de la comisión y quienes los acompañaban, para quienes fueron emitidas las credenciales necesarias y las autoridades tenían un registro de los mismos, pero estaban los que como Jack, por ejemplo, que había ingresado como un viajero común, pero con una identidad falsa y con un objetivo diferente al que había declarado, al igual que lo habían hecho Nick y Charlie, o como el enorme grupo de operaciones especiales de Andrija, que lo había hecho evadiendo cualquier control existente y con un objetivo más específico aún.

Mientras comían, Jack notó una insistente mirada, y como no era la de una mujer, juntó las cejas y luego elevó una mientras clavaba los ojos en el sujeto.

  • ¿Qué? ¿Acaso se le perdió uno como yo? – preguntó

 Charlie que estaba escuchando, ahogó la risa mientras que Andrija, que estaba a unos pasos ultimando detalles con sus hombres, emitió una exclamación muy grosera.

  • Vamos jefe, ya era raro que nadie hubiese reconocido esa cara
  • ¿Te parece que ese sujeto sea de la clase que va por ahí interesándose en revistas de moda? – preguntó exhibiendo el mismo humor de su primo, pero prestó atención cuando Oleg se acercó a Jack
  • Me recuerdas a alguien – dijo Oleg mientras Jack aún lo miraba con desconfianza
  • Bien, pero puede seguirlo recordando lejos de mí – contestó dándole la espalda y alejándose

Andrija decidió intervenir al ver que Oleg intentaba detener a Jack, aunque maldijo para sus adentros preguntándose por qué el niño no podía parecerse a él en el asunto de pasar inadvertido.

  • Escuche, independientemente de si le parece conocido o no, le sugiero dejarlo en paz, porque no es de la clase amable – le dijo y el hombre lo miró durante unos segundos posiblemente pensando que él tampoco lo era
  • ¿Es tu hermano?
  • No – contestó, pero le incomodó la mirada y no por ella en sí, sino porque le recordó a la de Jesse y decidió aclarar antes de que aquel individuo se pusiese intenso – Es mi primo
  • ¿Qué sucede? – le preguntó Pekka a Charlie que estaba cerca y prestando atención
  • Al parecer, a tu amigo le resultan familiares las caras de Andrija y…
  • Ya decía yo que ese sujeto…
  • ¿Qué? – preguntó Charlie al notar que no concluía
  • Que me hacía experimentar lo que sentimos cuando percibimos que alguien comparte nuestra nacionalidad
  • Amigo, estás mal, porque ese tipo es serbio, y por otra parte ¿por qué ibas a pensar eso si ni siquiera comparte las características de la gente de tu tierra?
  • Eso está más difícil de explicar – dijo frotándose la frente – pero, aunque existiera la duda y no la tenía, si Oleg lo recuerda, no hay posibilidad de error, porque tiene una excelente memoria

Charlie miró a Oleg concluyendo que debía tener la edad que tendría su padre, pero luego sonrió para sus adentros recordando que él nunca había sabido cuánto sería aquello, pero, en cualquier caso, no creía que estuviese tan mayor como hablar de una falla de memoria que llevase a confundir a las personas. Todo esto pasó a la velocidad del rayo por su mente mientras escuchaba a Pekka hablar de la memoria de Oleg con respecto a diversas cosas, pero salió de sus pensamientos y fue tras Pekka cuando él se dirigía hacia donde estaban los otros dos.

  • ¿Sucede algo Oleg?
  • No, alteza -  dijo con rapidez, pero agregó – En realidad no quería molestar a su amigo y lamento si lo hice…
  • Oleg – lo interrumpió elevando una ceja
  • Es que me parecieron familiares y…
  • ¿Parecieron? – acentuó
  • Sí, él y su primo – dijo para sorpresa de Pekka, y Oleg pasó a explicarle mientras Andrija maldecía en todos los tonos, y aunque no lo había hecho en voz alta, Pekka pareció notarlo lo mismo y lo miró
  • Lamento las molestias – le dijo – Vamos Oleg

El individuo también se disculpó y fue con él, pero como no se alejaron mucho, Charlie prestó atención, aunque parecía que no.

  • Lo lamento mucho, alteza
  • Olvida eso y dime qué te dijo
  • Él insiste en que estoy equivocado y en que es ciudadano serbio
  • Pero no es ¿correcto?
  • No alteza, es decir, puede que incluso haya nacido allá, pero su familia es de Jör
  • Lo sabía – dijo y Oleg sonrió – ¿Quiénes?
  • Los Civljane, pero no creo que usted los recuerde o los haya conocido siquiera, porque su familia se desintegró hace mucho tiempo, por otra parte, el viejo señor Civljane era…
  • Tejedor – lo interrumpió él y Oleg compuso expresión de sorpresa – Mi padre me llevó en una ocasión al mercado y ese anciano me dio una bufanda… – pero se quedó un momento pensativo – Mi padre prometió ayudarlo
  • Y lo hizo, pero era un hombre mayor y enfermo, sus hijos se habían marchado, los varones no tenía idea a dónde, y su hija… bueno, no recuerdo bien
  • Oleg, si de algo estoy seguro es de que lo recuerdas perfectamente – le dijo y el hombre asintió
  • La niña se marchó con un jugador rumano que casi mata al hermano de ésta por acusarlo de tramposo, de modo que el anciano señor Civljane no estaba seguro de que se hubiese ido por voluntad propia, pero el niño Vosky, que era quien lo ayudaba, me dijo que estaba seguro que Viorli se había enamorado del sujeto.
  • Gracias Oleg




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