Acordes del Corazón (libro 7. надати се)

Cap. 46 Al final del día

 

Esa mañana Dupreè se había sentido muy consternado, porque el presidente de la comisión era el sujeto menos adecuado para la misma, pues en su opinión, debió dar la orden de iniciar una operación de desarme la noche anterior, pero había decidido confiar en lo que le había dicho Naime y esperar, algo que a la luz de los hechos que le estaban siendo reportados por sus efectivos, había sido un error. Sin embargo, cuando intentó hacerse escuchar, y siendo que Naime aún no contestaba las llamadas que Bakri le había estado haciendo, éste y los demás decidieron ir a Kallinen. Por supuesto, aquello le parecía a Dupreè una pésima idea, pues él sabía cómo estaban las cosas en las calles y ya tenía dos heridos de consideración, pero como aquellos necios sujetos insistieron, él tuvo que apresurarse a organizar un traslado lo más seguro posible.

No obstante, si bien habían logrado llegar con pocos contratiempos considerando el estado general de caos, ahora mientras los dos bandos discutían en el salón, él había estado recibiendo alarmantes informes de sus oficiales, de manera que cuando le reportaron que los manifestantes solo estaban a unos metros de Kallinen y que había grupos armados esperándolos, tomó una decisión que posiblemente lo conduciría a ser enjuiciado, pero de acuerdo a cómo él veía las cosas, era lo mejor por hacer, así que dio la orden de iniciar el tardío proceso desarme. Sin embargo, aquello lo que hizo fue acelerar los macabros planes de Eino, porque repentinamente vieron que comenzaban a ingresar más personas al salón y no de forma pacífica, sino decididamente violenta.

Los pocos efectivos militares que habían acompañado a la comisión, lógicamente se ocuparon de la protección de éstos, mientras Viorel, Svend y Yorka, hacia quien dirigieron su atención fue hacia Pekka, Olavi y Erkki. Valko y Niel que tenían una vasta experiencia en aquellas lides, no perdieron el tiempo y comenzaron a dirigir a sus acompañantes. El grupo de Andrija lo que intentaba era poner a salvo a Dàmir y a sus amigos, pero en los casos de Kalevi y Kevin, estaba resultando más bien difícil, porque aquellos dos muchachitos tenían muy mal carácter, y para sorpresa de alguno, la linda Justine podía serlo, pero también era muy violenta, algo que atestiguarían dos individuos que fueron los receptores de su dulce trato.

Tanto Andrija como Nick, habían tenido razón y Eino solo había estado haciendo tiempo, pero también notaron que aquel infeliz no era tan inteligente como parecía creer, porque ni sus hombres estaban adecuadamente armados, ni habían tenido la precaución de vestirse de manera de confundirse con la multitud, así que al menos a ellos, y posiblemente a la guardia real, que eran grupos militarmente entrenados, les estaba resultando más bien fácil identificarlos y despacharlos.

No obstante, en medio de aquella horrorosa confusión, eran lógicos los riesgos que comenzaron a hacerse obvios para quien no los hubiese tenido claros. Viorel, Yorka y Svend, eran caballeros de noble cuna, y si bien dentro de su educación se incluía el aprender ciertos métodos de defensa, nunca se habían visto en medio de un enfrentamiento como aquel ni con sujetos que no tenían ni la más lejana idea del honor o la decencia, de manera que se vieron suciamente atacados; como Olavi y Mikko habían notado el peligro, se dieron mucha prisa en abrirse paso hasta Pekka que en aquel momento estaba liado a golpes con uno de los matones de Eino, pero si bien Mikko logró quitárselo de encima, cuando Olavi se aseguraba de que Pekka estuviese bien, fue atacado por la espalda y Pekka perdió la perspectiva, porque al menos aquellos que lo vieron, dentro de quienes estaban Erkki, Ajle, Edvin y Andrija, pensaron que el individuo sanguinario que estaban viendo, no era de ningún modo el que conocían. Esto obedecía a que apenas Olavi se le había venido encima, a la mente de Pekka acudieron las imágenes del día del atentado cuando su amigo se había atravesado entre las balas y él, y casi había muerto por ello, así que la ira lo cegó y agachándose, recogió la alabarda de uno de los guardias que se las entendía de otro modo con su adversario, y atravesó con la misma al desdichado que había herido a Olavi, pero no se conformó con ello, pues comenzó a cazar a todos los que llevaban el uniforme de la Salainen.

  • Bien, no tengo que preocuparme por este – murmuró Andrija y miró hacia donde había caído Olavi, pero ya Erkki y Justine intentaban apartarlo del conflicto con ayuda de otros

Imran y Mix, todas sus vidas habían sido de la clase pacífica, y al menos el primero no recordaba ni siquiera haberse peleado en la escuela, y en el caso de Mix, aunque lo había evitado, ya que si no le gustaban los pleitos verbales, le gustaban menos los otros, lo que no había podido era evitarlo, pues había tenido compañeros que intentaron fastidiarlo casi desde el prescolar más o menos por lo mismo que lo fastidiaba Chase, de manera que se había visto obligado a aprender a defenderse, porque si los pequeños de la escuela elemental no podían hacerle mucho daño, los mayores sí, y como él había pasado rápidamente de la primera a la otra y de allí a la universidad, no había tenido alternativa, de manera que en las actuales circunstancias, él estaba siendo más efectivo que Imran, y como vio que estaban apaleando al infante descerebrado, caminó con decisión hacia él; si Chase hubiese tenido un cerebro lógico, como diría Nathan mucho después, tal vez consideraría no volver a fastidiar a Mix en el futuro, porque a menos que estuviese ciego y sabían que no era así, lo habían visto hacer literalmente pedazos, al sujeto que lo había estado apaleando, pues aparte de romperle el brazo, en opinión de Nathan tenía que haberle hecho polvo las costillas por no hablar del rostro.




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